Cómo vencer la soledad
SI NOS embarga la soledad, quizás debamos plantearnos: “¿Hay algo que pueda hacer? ¿Debería hacer cambios en mi vida?”. He aquí varias preguntas de reflexión que pueden llevarnos a encontrar soluciones.
¿Necesito cambiar de actitud?
Todo el mundo se siente solo de vez en cuando; pero si estos sentimientos negativos persisten, se convierten en un auténtico problema. En tal caso, quizá sean una señal de alarma que indique que nuestra actitud ante la vida no es la mejor. Es posible que uno mismo genere el problema con su forma de actuar cuando está en compañía. Sin querer, hay quien levanta una barrera a su alrededor que disuade a los demás de ser sus amigos. De modo que a veces, lo único que hace falta es cambiar de actitud.
Reparemos en lo que dice Sabine, que emigró a Inglaterra: “La confianza no crece de la noche a la mañana. Hace falta tiempo para que los nuevos amigos se sientan relajados y cómodos estando juntos. Una buena idea es ir conociendo la historia de cada persona. Alguien me aconsejó: ‘No hay cultura perfecta. Tienes que quedarte con lo mejor de cada una’”. En efecto, el consejo que se le dio a Sabine es acertado: conviene fijarse en las buenas cualidades de otras culturas y copiarlas.
¿Soy retraído?
Cabe preguntarnos: “¿Soy retraído? ¿Sería la gente más amable si yo lo fuera también?”. Si es así, debemos hacer un esfuerzo por ser más abiertos. “Quienes se sienten solos tienden al aislamiento”, comenta Roselise, de 30 años, que se mudó de Guadalupe a Inglaterra. Ella aconseja: “Busca a otros que parezcan estar solos. Preséntate y háblales. Una pregunta puede ser el inicio de una larga amistad”.
Con todo, se necesita tiempo y esfuerzo para hacer buenos amigos. Una óptima manera de lograrlo es escuchando a los demás. Al prestarles atención, se está en mejor posición de hablar de asuntos que a ellos les interesan. Recordemos que la empatía engendra amistad.
¿Será que soy negativo?
La baja autoestima puede ser un obstáculo para entablar amistades. Preguntémonos: “¿Tengo una tendencia exagerada a pensar mal de mí mismo?”. Abigaïl, una quinceañera de Ghana, admite: “A veces me venían a la cabeza ideas negativas y me hacían sentir sola. Pensaba que era una inútil y que nadie me quería”. Si damos el primer paso y ayudamos a los demás de alguna manera, seguro que no nos considerarán inútiles. Lo más probable es que nos devuelvan el favor ofreciéndonos su amistad. Entonces, ¿por qué no tomar la iniciativa?
Además, al ser positivos y dar estos pasos también podremos hacer amigos de diferentes edades, lo cual es muy gratificante. Algo que ayudó muchísimo a Abigaïl a superar la soledad fue relacionarse con personas mayores que ella. “Me beneficié mucho de su experiencia”, afirma.
¿Me aíslo?
Muchos alivian su soledad pasando largas horas frente al televisor, entretenidos con videojuegos o ante la computadora. Pero cuando apagan estos aparatos, siguen tan solos como antes. Elsa, una parisina de 21 años, admite: “La tele y los videojuegos pueden convertirse en una especie de droga que engancha a la persona hasta el punto de que ya no le importa si tiene amigos o no”.
La televisión no es un medio que permita la interacción, el intercambio de ideas ni la amistad con los personajes. Los videojuegos son más de lo mismo: transportan a los jugadores a mundos imaginarios que desaparecen en el momento que se apaga la pantalla. Navegar por Internet sin rumbo quizás ofrezca una salida de la realidad, pero también expone a uno a material inmoral o a personas que ocultan su identidad. La Red no es un buen sitio para encontrar o cultivar auténticas amistades.
¿En busca de pareja?
Algunos solteros quizás deseen casarse simplemente para mitigar la soledad. Y la verdad es que un cónyuge amable y cariñoso puede hacernos muy felices. Pero hay que tener cuidado de no tomar a la ligera una decisión tan importante como casarse.
El matrimonio no es necesariamente la solución a la soledad. Se ha dicho que las parejas con dificultades de comunicación figuran “entre las personas más solitarias del planeta”. Desgraciadamente, hay más gente en esa situación de la que nos imaginamos. De modo que si alguien desea casarse, sería mejor que resolviera el problema de su soledad antes de enamorarse. Cambiar de actitud y costumbres y tomar la iniciativa en hacer amigos mientras está soltero le ayudará a establecer un buen fundamento para un matrimonio feliz.
La soledad tiene remedio
Quizás no exista una solución inmediata, pero se puede vencer la soledad siguiendo la Regla de Oro que Jesús formuló: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). Si queremos que los demás sean amigables, nosotros debemos dar ejemplo. Si deseamos que nos hablen con confianza, nosotros debemos hacerlo primero. Tal vez no veamos resultados a corto plazo, pero tiempo al tiempo. Incluso si nadie nos corresponde, estaremos contentos porque lo hemos intentado.
Jesús enunció otra gran verdad que puede servir para contrarrestar la soledad: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35). Si dedicamos parte de nuestro tiempo a ayudar a los demás —por ejemplo a un niño con sus deberes escolares o a una persona mayor con la compra, el jardín o los quehaceres de la casa—, nos sentiremos más felices y quizás entablemos una bonita amistad.
El mejor amigo
Hay otras maneras de lidiar con la soledad, como salir a dar una vuelta, si es posible por el parque o el campo. Si uno se queda en casa, puede optar por invertir el tiempo en leer o en actividades creativas, como hacer reparaciones domésticas o coser. Un filósofo francés escribió: “Nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar”. Muchos disfrutan especialmente de leer los salmos de la Biblia.
Los especialistas han visto que juntarse con personas de la misma religión es una buena manera de mitigar la soledad y, además, aporta beneficios a la salud. ¿Dónde puede usted hallar gente que se esfuerce por practicar la Regla de Oro? En una obra sobre movimientos religiosos, un observador imparcial dijo: “En el ámbito de sus congregaciones, los Testigos [de Jehová] forman una auténtica comunidad de confianza y aceptación” (Religious Movement in Contemporary America).
Jesús indicó lo que podríamos llamar la marca del verdadero cristianismo al decir a sus seguidores: “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí” (Juan 13:35). El amor —primero a Dios y luego a sus hermanos en la fe— es lo que caracteriza a quienes practican la religión verdadera (Mateo 22:37-39).
Tener amistad con Dios es la mejor manera de vencer la soledad. Si él es nuestro amigo, nunca nos sentiremos solos (Romanos 8:38, 39; Hebreos 13:5, 6).
[Ilustración y recuadro de la página 8]
QUÉ HACEN ALGUNOS
Anny (viuda): “Procuro ver el lado positivo de la situación”.
Carmen (soltera): “En vez de quedarme anclada al pasado, he aprendido a seguir adelante y emprender nuevas relaciones”.
Fernande (viuda): “Si te esfuerzas por ayudar a otros, se te olvidan las penas”.
Jean-Pierre (soltero): “Suelo dar largos paseos, durante los cuales me sincero totalmente con Dios”.
Bernard (viudo): “Llamo por teléfono a mis amigos, no para recordar situaciones tristes, sino por el placer de mantener la amistad”.
David (soltero): “Aunque soy solitario por naturaleza, me he propuesto abrirme a los demás”.
Lorenna (soltera): “Tomo la iniciativa de abordar a la gente y de ser amigable”.
Abigaïl (de 15 años): “Paso tiempo con mis amigos adultos y me beneficio de su experiencia”.
Cherry (soltera): “Si les digo a los demás que me siento sola, hacen un esfuerzo por ser más amables conmigo”.
[Ilustración y recuadro de la página 9]
PASOS PARA GANARLE A LA SOLEDAD
● Cultivar una actitud positiva
● Limitar los pasatiempos que nos aíslen, como la televisión
● Buscar amigos que compartan nuestros mismos intereses, aunque no sean de la misma edad
● Ante todo, buscar la amistad de Dios
[Ilustración de la página 7]
No limite sus amistades a gente de su edad