Quimal dungu
a De este modo, Jehová estaba señalando un contraste con la forma en la que su pueblo había tratado su sagrada casa en el pasado: “Pusieron su umbral al lado de mi umbral y los postes de sus puertas al lado de los postes de mis puertas —con tan solo una pared entre ellos y yo—, contaminando así mi santo nombre con las cosas detestables que hicieron” (Ezeq. 43:8). En la antigua Jerusalén, solo había un muro que separaba el templo del resto de la ciudad. Cuando la gente se alejó de las justas normas de Jehová, llevaron su impureza y su idolatría justo al lado de la casa de Jehová, algo totalmente inaceptable.