Confiemos en Jehová y viviremos
“Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento” (PROV. 3:5).
CANCIONES: 23, 49
1. ¿Por qué necesitamos todos consuelo?
TODOS necesitamos consuelo. Es posible que las preocupaciones, las desilusiones y las desgracias sean parte de nuestra vida. Quizás sufrimos debido a que nos hemos hecho mayores, estamos enfermos o la muerte se ha llevado a un ser querido. Algunos tenemos que aguantar el trato hostil de otras personas. Y el mundo se está volviendo cada vez más violento. Es cierto que estamos convencidos de que estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”, son prueba de que vivimos “en los últimos días” y de que cada día que pasa estamos más cerca del nuevo mundo (2 Tim. 3:1). Aun así, puede que llevemos muchos años esperando ver el cumplimiento de las promesas de Jehová y que cada vez tengamos más problemas. Entonces, ¿dónde podemos hallar consuelo?
2, 3. a) ¿Qué sabemos de Habacuc? b) ¿Por qué vamos a analizar el libro de Habacuc?
2 Para encontrar la respuesta a esta pregunta, analicemos el libro de Habacuc. La Biblia no nos da detalles concretos sobre la vida de este profeta. Es probable que su nombre signifique “Abrazo Ardiente”. Esto podría transmitir dos imágenes. Por un lado, la de Jehová abrazándonos para consolarnos y, por otro, la de sus siervos agarrándose a él con fuerza y confianza. El libro de Habacuc es una fuente de ánimo. El profeta le habló a Dios y le hizo preguntas profundas. Jehová se las respondió y lo inspiró para que pusiera por escrito la conversación, pues sabía que esta sería para nuestro beneficio (Hab. 2:2).
3 Este diálogo sincero entre Habacuc y Jehová es lo único que la Biblia nos dice sobre el angustiado profeta. Su libro forma parte de “todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado” y está en la Palabra de Dios “para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4). El libro nos beneficia por dos razones. Primero, porque nos ayuda a ver lo que significa confiar en Jehová. Y, segundo, porque nos asegura que es posible tener y conservar paz interior a pesar de los problemas y sufrimientos. Con estas ideas presentes, examinemos el libro de Habacuc.
ACUDAMOS A JEHOVÁ
4. ¿Por qué estaba angustiado Habacuc?
4 (Lea Habacuc 1:2, 3). Habacuc vivió en una época muy difícil. Estaba muy triste porque todo el mundo era malvado y violento. ¿Cuándo acabaría la maldad? ¿Por qué no había hecho nada Jehová? Este profeta solo veía injusticia y opresión, y los culpables eran los mismos israelitas. Se sentía indefenso. Pues bien, en ese período tan oscuro le rogó a Dios que hiciera algo. Quizás había empezado a pensar que a Jehová no le importaba lo que pasaba y que se estaba tardando demasiado. ¿Nos hemos sentido alguna vez como este fiel siervo de Dios?
5. ¿Qué lección importante contiene el libro de Habacuc? (Vea la foto del principio).
5 ¿Había perdido Habacuc la confianza en Jehová y sus promesas? Por supuesto que no. El solo hecho de que le confiara a Jehová y no a otro ser humano sus problemas y preocupaciones demuestra que no había cedido a la desesperación. Obviamente estaba preocupado debido a que no entendía por qué Dios no había hecho nada y permitía que sufriera. El que Jehová inspirara a Habacuc a poner por escrito sus preocupaciones nos enseña una lección importante: no debemos tener miedo de hablarle de nuestras inquietudes o dudas. Es más, Dios nos invita a desahogarnos con él (Sal. 50:15; 62:8). Proverbios 3:5 nos da este animador consejo: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento”. Es probable que Habacuc conociera estas palabras y se las tomara en serio.
6. ¿Por qué es importante la oración?
6 Habacuc confiaba en su Amigo y Padre, Jehová. Por eso tomó la iniciativa en dirigirse a él. En lugar de confiar en su propio entendimiento y dejarse consumir por la inquietud, le contó a Dios lo que sentía y le preocupaba. Así nos dejó un buen ejemplo. Jehová, que escucha nuestras oraciones, nos invita a demostrar nuestra confianza en él diciéndole lo que nos preocupa (Sal. 65:2). Si lo hacemos, sentiremos su cálido abrazo cuando responda nuestras oraciones y nos dé su dirección (Sal. 73:23, 24). Nos ayudará a entender cómo ve él las cosas, sin importar lo que nos aflija. Orar con sinceridad a Jehová es una de las mayores expresiones de confianza en él.
ESCUCHEMOS A JEHOVÁ
7. ¿Cómo reaccionó Jehová a las inquietudes de Habacuc?
7 (Lea Habacuc 1:5-7). Habacuc había dejado sus inquietudes en manos de Jehová. Pero entonces quizás se preguntó cuál sería su reacción. Puesto que Jehová es como un padre que comprende a sus hijos y se pone en su lugar, no reprendió al profeta por sus quejas sinceras. Dios sabía que eran un grito desesperado de dolor. En palabras que en realidad iban dirigidas a los israelitas infieles, Jehová le dijo lo que ocurriría en el futuro cercano. Es muy probable que Habacuc fuera la primera persona a quien Jehová le reveló que aquella época violenta se acercaba a su fin.
8. ¿Por qué desconcertó a Habacuc la respuesta de Jehová?
8 Jehová le hizo ver a Habacuc que estaba preparado para actuar. Aquella generación malvada y violenta no tardaría en recibir un castigo. Con la expresión “en los días de ustedes”, Jehová indicó que su juicio llegaría en los días del profeta y sus contemporáneos. Ahora bien, ¿era esta la respuesta que esperaba Habacuc? En absoluto. Lo que Jehová dijo significaría más sufrimiento para todo Judá. Los caldeos o babilonios eran despiadados y más violentos que la propia nación de Habacuc, que al menos conocía las normas de Dios. ¿Por qué usaría Jehová a una nación pagana y cruel para castigar a su pueblo? Si nosotros hubiéramos escuchado esta respuesta, ¿cómo habríamos reaccionado?
9. ¿Qué preguntas planteó Habacuc?
9 (Lea Habacuc 1:12-14, 17). Habacuc comprendió que Jehová utilizaría a Babilonia para castigar a los malvados, pero aun así estaba perplejo. Pese a ello, con humildad le dijo a Jehová que continuaba siendo su “Roca” (Deut. 32:4; Is. 26:4). Habacuc estaba decidido a seguir confiando con paciencia en el amor y la bondad de Dios. Esto le dio la confianza para volver a dirigirse a él y plantearle preguntas como estas: ¿Por qué permitía que las condiciones en Judá empeoraran? ¿Por qué no intervenía de inmediato? Si era el Todopoderoso, ¿por qué toleraba que hubiera aún más sufrimiento? ¿Por qué se quedaba callado y soportaba la maldad? Al fin y al cabo, Dios es el “Santo” y sus ojos son “demasiado puros para ver lo que es malo”.
10. ¿Qué podría sucedernos, tal como le pasó a Habacuc?
10 Puede que a veces nos sintamos como Habacuc. Escuchamos lo que Jehová nos dice. Confiamos en él y leemos y estudiamos su Palabra, y esto nos brinda esperanza. Aprendemos de sus promesas gracias a la instrucción que recibimos de su organización. Con todo, tal vez nos preguntemos: “¿Cuándo dejaremos de sufrir?”. Veamos qué hizo Habacuc a continuación y lo que podemos aprender.
ESPEREMOS A QUE JEHOVÁ ACTÚE
11. Después de haber escuchado a Jehová, ¿qué se decidió a hacer Habacuc?
11 (Lea Habacuc 2:1). La conversación que Habacuc mantuvo con Jehová le dio paz interior. Así que se decidió a seguir esperando con confianza a que Jehová actuara. Esta no fue una reacción emocional, pues más adelante volvió a decir que esperaría “calladamente el día de la angustia” (Hab. 3:16). Otros siervos fieles de Dios tuvieron esa misma paciencia y confianza. Su ejemplo nos anima a no rendirnos y a seguir esperando a que Jehová intervenga (Miq. 7:7; Sant. 5:7, 8).
12. ¿Qué lecciones aprendemos de la actitud de Habacuc?
12 ¿Qué aprendemos de la actitud de Habacuc? Primero, que no debemos dejar de orar a Jehová, no importa cuáles sean las dificultades. Segundo, que tenemos que escuchar lo que él nos dice mediante su Palabra y su organización. Y, tercero, que debemos esperar con paciencia a que actúe, con plena confianza en que aliviará nuestro sufrimiento a su debido tiempo. Si hacemos todo esto, como Habacuc, también tendremos paz interior, que nos ayudará a aguantar. La esperanza fortalecerá nuestra paciencia, y esta a su vez nos ayudará a estar contentos pese a los problemas. La esperanza nos ayuda a confiar en que nuestro Padre celestial actuará (Rom. 12:12).
13. ¿Qué le aseguró Jehová a Habacuc?
13 (Lea Habacuc 2:3). Sin duda, a Jehová le agradó que Habacuc decidiera esperar a que él interviniera. El Todopoderoso conocía muy bien su difícil situación. Por ello lo consoló asegurándole con cariño que sus sinceras preguntas recibirían respuesta. En poco tiempo, todas sus preocupaciones desaparecerían. En realidad, le dijo: “Ten paciencia y confía en mí. Aunque parezca que tarde, mi respuesta llegará”. Jehová le recordó que ya había fijado el momento para cumplir sus promesas y le aconsejó que siguiera esperando. Al final, no quedaría desilusionado.
14. ¿Qué debemos estar decididos a hacer cuando tenemos dificultades?
14 Si esperamos con paciencia a que Jehová intervenga y prestamos atención a lo que nos dice, tendremos confianza y paz interior pese a las dificultades. Jesús dijo que no nos centráramos en fechas que Dios aún no ha revelado (Hech. 1:7). Confiemos en que Jehová sabe cuándo es el mejor momento de actuar. Por tanto, no nos rindamos y sigamos esperando con humildad, fe y paciencia. Mientras tanto, aprovechemos bien el tiempo sirviendo a Jehová lo mejor que podamos (Mar. 13:35-37; Gál. 6:9).
JEHOVÁ LES DARÁ VIDA A LOS QUE CONFÍAN EN ÉL
15, 16. a) ¿Qué importantes promesas hallamos en el libro de Habacuc? b) ¿Qué aprendemos de estas promesas?
15 Dios ha prometido que el justo vivirá “por su fidelidad” y que “la tierra se llenará de conocer la gloria de Jehová” (Hab. 2:4, 14). Así es, Dios recompensará con vida eterna a los que sean pacientes y confíen en él.
16 A primera vista, parecería que la promesa de Habacuc 2:4 es solo una declaración de carácter general. Sin embargo, para el apóstol Pablo era tan importante que citó este versículo en tres ocasiones (Rom. 1:17; Gál. 3:11; Heb. 10:38). Si tenemos fe y confianza en Dios, viviremos para ver el cumplimiento de sus promesas, sean cuales sean las dificultades por las que pasemos. Jehová nos dice que nos concentremos en la esperanza que tenemos para el futuro, no en los sufrimientos presentes.
17. ¿Qué garantía nos da el libro de Habacuc?
17 El libro de Habacuc nos da una clara lección a todos los que vivimos en los últimos días. Jehová promete darles vida a las personas justas que confíen en él. Por lo tanto, sigamos fortaleciendo nuestra fe y confianza en Dios, sin importar los problemas y preocupaciones que tengamos. Jehová nos asegura mediante Habacuc que estará de nuestro lado y nos liberará. Nos pide con bondad que confiemos en él y esperemos con paciencia a que llegue el momento que él ha fijado para que su Reino gobierne toda la Tierra. Entonces, nuestro entero planeta estará lleno de personas felices y pacíficas que lo adorarán a él (Mat. 5:5; Heb. 10:36-39).
CONFIEMOS EN JEHOVÁ CON GOZO
18. ¿Qué efecto tuvieron las palabras de Jehová en Habacuc?
18 (Lea Habacuc 3:16-19). Las palabras de Jehová tuvieron un profundo efecto en Habacuc. Él meditó en las asombrosas acciones de Dios a favor de su pueblo en el pasado, y eso lo ayudó a tener más confianza. Aunque sabía que seguiría sufriendo durante un tiempo, estaba seguro de que Jehová intervendría pronto. ¡Cuánto lo consoló esto! Sus sinceras dudas iniciales dejaron lugar a una confianza firme en el poder salvador de Jehová. Llegó a escribir una de las expresiones de confianza más memorables que encontramos en la Biblia. Algunos expertos piensan que las palabras del versículo 18 significan que Habacuc saltaría y daría vueltas de alegría por causa de su Dios. ¿Verdad que su ejemplo nos enseña una lección extraordinaria? Jehová no se ha limitado a hacer promesas maravillosas, sino que nos garantiza que está haciendo todo lo necesario para cumplirlas.
19. ¿Qué debemos hacer para recibir el mismo consuelo que Habacuc?
19 Sin duda, el mensaje del libro de Habacuc es de suma importancia: tenemos que confiar en Jehová (Hab. 2:4). ¿Qué nos ayudará a no perder esa confianza? Fortalecer nuestra amistad con él. Para ello tenemos que hacer tres cosas. Primero, orar constantemente a Dios y contarle todo lo que nos preocupa. Segundo, prestar mucha atención a su Palabra y a la guía que nos da mediante su organización. Y, tercero, esperar con fe y paciencia a que él actúe. Eso es lo que hizo Habacuc. Aunque comenzó su libro lleno de dolor, lo concluyó expresando gozo y confianza en Dios. Sigamos su animador ejemplo y así también sentiremos el abrazo paternal de Jehová. Es el mejor consuelo que podemos recibir en este mundo tenebroso.