¿Por qué necesitamos que nos guíe el espíritu de Dios?
“Tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe.” (SAL. 143:10)
1. ¿Con qué ejemplo ilustraríamos que una fuerza invisible puede servirnos de guía?
¿HA TRATADO usted alguna vez de orientarse con una brújula? Es un instrumento muy sencillo. Consta de una sola pieza móvil, una aguja imantada que apunta siempre al norte. ¿Por qué? A causa del magnetismo. Esta fuerza invisible la obliga a alinearse con el campo magnético que rodea a nuestro planeta de un polo a otro. Durante siglos, los exploradores y viajeros determinaron las direcciones por tierra y mar valiéndose de la brújula.
2, 3. a) ¿Qué poderosa fuerza utilizó Jehová hace millones de años? b) ¿Cómo sabemos que el espíritu santo debería guiarnos?
2 Pero hay otra fuerza invisible que es aún más importante para orientarnos en la vida. ¿Cuál? La que se menciona en los primeros versículos de la Biblia. Refiriéndose a la intervención de Jehová hace millones de años, el relato del libro de Génesis señala: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Y a continuación indica el poderoso medio que utilizó para ello, pues dice que “la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro” (Gén. 1:1, 2). ¿Qué estaba en operación? El espíritu santo, la fuerza dinámica mediante la cual se llevó a cabo la creación. Sin duda, nuestra propia existencia se debe a que Jehová se valió de este espíritu para producir todas sus obras (Job 33:4; Sal. 104:30).
3 Ahora bien, no debemos contentarnos con saber que la fuerza activa de Dios hace posible que respiremos y disfrutemos de la vida. Tenemos que dejar que esta fuerza influya en nosotros de otras maneras. El propio Hijo de Dios así se lo indicó a sus discípulos al decirles: “El espíritu [...] los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Ahora bien, ¿qué es exactamente el espíritu santo y de qué forma nos beneficiamos al dejarnos guiar por él?
La naturaleza del espíritu santo
4, 5. a) ¿Qué idea errónea tienen los trinitarios acerca del espíritu santo? b) ¿Cómo explicaríamos la verdadera naturaleza del espíritu santo?
4 En el ministerio encontramos muchos hombres y mujeres que creen en la Trinidad. Por eso piensan, erróneamente, que el espíritu santo es una persona igual al Padre y al Hijo (1 Cor. 8:6). En armonía con esa doctrina, muchas versiones de la Biblia escriben con mayúsculas esa expresión: Espíritu Santo. Sin embargo, cabe señalar que un prestigioso profesor de griego, Joan F. Mira, publicó en 2006 en España una traducción de los Evangelios, Hechos y Apocalipsis en la que pone la fórmula en minúsculas: espíritu santo. Y aclara que es porque en las Escrituras no se concibe el espíritu como una persona.a
5 Entonces, ¿cuál es la verdadera naturaleza del espíritu santo? La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias) aclara en una nota a Génesis 1:2: “Además de traducirse ‘espíritu’, [el término hebreo] rú·aj también se traduce ‘viento’ y mediante otras palabras que denotan una fuerza activa invisible” (compárese con las notas a Génesis 3:8 y 8:1). Al igual que el aire en movimiento es invisible pero constatamos su poder, el espíritu santo no se ve —pues es impersonal e inmaterial—, pero se pueden percibir sus efectos. En realidad, se trata de la energía que Dios proyecta y que aplica a las personas o las cosas a fin de llevar a cabo su voluntad. ¿Es difícil creer que esta maravillosa fuerza proceda del todopoderoso y santísimo Dios? De ningún modo (léase Isaías 40:12, 13).
6. ¿Qué significativa súplica le hizo David a Jehová?
6 Sin duda, Jehová puede usar su espíritu para guiarnos en la vida. Eso es lo que le prometió a David: “Te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir” (Sal. 32:8). Ahora bien, ¿deseaba el salmista recibir la dirección de Jehová? Sí, pues le suplicó: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe en la tierra de la rectitud” (Sal. 143:10). Nosotros deberíamos demostrar el mismo deseo y disposición de ser guiados por el espíritu santo. ¿Por qué? Examinemos cuatro razones.
No tenemos la capacidad necesaria para guiarnos
7, 8. a) ¿Por qué no somos capaces de guiarnos sin la ayuda de Dios? b) ¿Qué ejemplo ilustra que sería insensato tratar de orientarnos por nosotros mismos en este mundo malvado?
7 La primera razón por la que necesitamos que el espíritu de Jehová guíe nuestros pasos es que nosotros somos incapaces de hacerlo. El verbo guiar significa “mostrar el camino” y también “orientar, aconsejar” (Diccionario Anaya de la Lengua). Ciertamente, el hombre no fue creado con la capacidad de orientarse por sí solo, y su situación se agravó al caer en la imperfección. Bien escribió Jeremías: “¡Oh Señor, yo sé que no está en manos del ser humano trazar el plan de su vida y ponerle rumbo!” (Jer. 10:23, Nueva Biblia al Día). Además, Jehová le indicó al profeta que una razón por la que no podemos dirigirnos es que nuestra persona interior tiene grandes deficiencias: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa, y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9; Mat. 15:19).
8 Pensemos en un excursionista que no conoce bien cierta región inhóspita y tampoco dispone de un mapa. Si se adentra en ella solo, sin la ayuda de un guía bien preparado o, al menos, de una brújula, estará cometiendo una verdadera imprudencia. De hecho, si no sabe cómo sobrevivir en condiciones difíciles, podría terminar perdiendo la vida. Pues bien, ocurre igual con la persona que cree que sabe trazar su rumbo en este mundo malvado sin acudir a Dios para que la oriente. La única posibilidad que tenemos de transitar por el sistema actual sin perder la vida en el intento es pedirle a Jehová lo mismo que le rogó David: “Deja que mis pasos se asgan de tus senderos trillados, en los cuales ciertamente no se hará que tambaleen los pasos de mis pies” (Sal. 17:5; 23:3). ¿De qué forma conseguimos que nuestros pasos se asgan, o aferren, a las sendas por las que Dios quiere guiarnos?
9. Según se representa en la página 17, ¿de qué manera actúa el espíritu de Dios como guía segura en nuestra vida?
9 Si somos humildes y confiamos en Jehová, él nos dará su espíritu como guía segura en nuestro caminar. Pero ¿cómo nos ayuda esta fuerza? Jesús lo explicó de este modo a sus discípulos: “El ayudante, el espíritu santo, que el Padre enviará en mi nombre, ese les enseñará todas las cosas y les hará recordar todas las cosas que les he dicho” (Juan 14:26). Constantemente tenemos que pedirle a Dios que nos ilumine y estudiar la Biblia, donde están registradas las enseñanzas de Cristo. Entonces, el espíritu santo nos permitirá comprender mejor la profunda sabiduría de Jehová, y así podremos seguir fielmente sus mandamientos (1 Cor. 2:10). Además, cuando se presente un giro inesperado en el camino de la vida, el espíritu nos indicará por dónde seguir. Traerá a nuestra memoria los principios bíblicos que hayamos aprendido y nos aclarará cómo debemos aplicarlos en cada situación.
Jesús recibió la guía del espíritu
10, 11. ¿Qué anhelaba el Hijo unigénito de Dios, y de qué forma lo ayudó el espíritu santo?
10 La segunda razón por la que necesitamos la guía del espíritu, es que este fue el medio por el cual Dios dirigió a su propio Hijo unigénito. Ya antes de venir a la Tierra, Jesús conocía bien esta profecía: “Sobre él tiene que asentarse el espíritu de Jehová, el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de poderío, el espíritu de conocimiento y del temor de Jehová” (Isa. 11:2). ¡Cuánto debió de anhelar él la ayuda del espíritu santo, con el cual podría encarar las grandes dificultades que le esperaban en la Tierra!
11 Jesús vio hacerse realidad la promesa de Jehová. Los Evangelios señalan lo que le sucedió justo después de bautizarse: “Lleno de espíritu santo, se apartó del Jordán, y el espíritu lo condujo por aquí y por allá en el desierto” (Luc. 4:1). Allí se dedicó al ayuno, la oración y la meditación, y probablemente recibió instrucciones e iluminación de Jehová sobre la tarea que le aguardaba. La fuerza activa de Dios operaba en la mente y corazón de Cristo para guiar sus pensamientos y decisiones. Por eso, él siempre supo qué hacer en cada situación y actuó en completo acuerdo con los deseos de su Padre.
12. ¿Por qué es esencial pedirle a Dios que su espíritu nos guíe?
12 Como Jesús comprendía la importancia que tenía el espíritu santo en su propia vida, recalcó a sus discípulos la necesidad de pedírselo a Dios y dejarse guiar por él (léase Lucas 11:9-13). ¿Por qué es indispensable que actuemos así? Porque la fuerza activa de Dios puede transformar nuestra mentalidad para que se parezca a la de Cristo (Rom. 12:2; 1 Cor. 2:16). Si dejamos que nos guíe en la vida, pensaremos como Cristo y nos esforzaremos por vivir como él (1 Ped. 2:21).
El espíritu del mundo nos puede descarriar
13. ¿Qué es el espíritu del mundo, y cuáles son sus efectos?
13 La tercera razón por la que necesitamos la guía del espíritu santo es que evita que nos extravíe el sucio espíritu que opera en la mayoría de la gente. A las personas del mundo las impulsa una fuerza muy poderosa, una fuerza que las arrastra a comportarse de un modo diametralmente opuesto al que fomenta el espíritu de Dios. En vez de conducirlas a adoptar la mentalidad de Cristo, las lleva a pensar y actuar como Satanás, el gobernante del mundo (léanse Efesios 2:1-3 y Tito 3:3). Todo el que ceda a ese espíritu y practique las obras de la carne sufrirá graves consecuencias. No heredará el Reino de Dios (Gál. 5:19-21).
14, 15. ¿Cómo conseguiremos resistir al espíritu del mundo?
14 Jehová nos proporciona todo lo necesario para combatir el espíritu del mundo. De ahí que el apóstol Pablo aconseje: “Sigan adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza [...] para que puedan resistir en el día inicuo” (Efe. 6:10, 13). A través de su espíritu, Jehová nos fortalece para que aguantemos los ataques de Satanás (Apoc. 12:9). Es cierto que el espíritu del mundo es muy fuerte y no podemos evitarlo por completo, pero no tiene por qué corrompernos, pues el espíritu santo es más poderoso y nos ayuda.
15 Refiriéndose a quienes habían repudiado el cristianismo en el siglo primero, el apóstol Pedro dijo: “Abandonando la senda recta, han sido extraviados” (2 Ped. 2:15). ¡Qué agradecidos debemos estar de no haber recibido “el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios”! (1 Cor. 2:12.) Si dejamos que esta fuerza influya en nosotros y aprovechamos todos los medios que nos brinda Jehová, nos mantendremos en el buen camino y lograremos oponernos al espíritu satánico de este mundo malo (Gál. 5:16).
El espíritu santo produce buen fruto
16. ¿Qué abarca el fruto que produce el espíritu en nosotros?
16 La cuarta razón por la que necesitamos que nos guíe el espíritu de Dios es que produce en nosotros un excelente fruto (léase Gálatas 5:22, 23). ¿Qué cristiano no desea crecer en el amor, el gozo y la apacibilidad? ¿A quién no le hace falta cultivar la gran paciencia, la bondad y la benignidad? ¿Y quién no tiene que desarrollar la fe, la mansedumbre y el autodominio? La acción del espíritu santo se traduce en una cosecha de excelentes cualidades que nos benefician tanto a nosotros como a nuestra familia y nuestros hermanos en la fe. Pero el cultivo de este fruto es una labor que nunca cesa, pues siempre podemos y debemos producirlo en mayor cantidad.
17. ¿Cómo podemos cultivar mejor las facetas del fruto del espíritu?
17 Conviene que nos preguntemos: “¿Muestran mis palabras y acciones que sigo la guía del espíritu santo y produzco su fruto?” (2 Cor. 13:5a; Gál. 5:25). Tal vez veamos que nos hace falta cultivar alguna de sus facetas. ¿Qué haremos en tal caso? Cooperar a mayor grado con el espíritu santo para desarrollarlas. ¿Cómo? Estudiándolas en la Biblia y en nuestras publicaciones, analizando cómo aplicarlas en nuestro diario vivir y esforzándonos por manifestarlas cada vez mejor.b Al observar los resultados de la actuación del espíritu santo en nuestro caso y en el de los demás hermanos, comprenderemos claramente por qué es tan necesaria su guía.
¿Cedemos a la influencia del espíritu de Dios?
18. ¿De qué forma ejemplar reaccionó Jesús a la guía del espíritu?
18 Cuando Jehová creó el universo físico, utilizó a Jesús como “obrero maestro”. Por eso, él conocía a la perfección el campo magnético de nuestro planeta, mediante el cual determinan los puntos cardinales los seres humanos (Pro. 8:30; Juan 1:3). No obstante, no poseemos ningún dato de que cuando estuvo en la Tierra lo utilizara para orientarse. Lo que sí indica la Biblia es que, cuando era hombre, comprobó por experiencia propia lo poderosa que podía ser la fuerza activa de Dios en su vida. Siempre aceptó su influencia, de modo que cuando lo impulsaba a hacer algo, lo realizaba de buena gana (Mar. 1:12, 13; Luc. 4:14). ¿Actuamos nosotros igual?
19. ¿Qué tenemos que hacer para que el espíritu santo sea la fuerza que nos guíe en la vida?
19 El espíritu santo aún opera en las mentes y corazones que se dejan motivar y guiar por él. ¿Qué debemos hacer para que actúe en nosotros y nos conduzca por el buen camino? Pedirle constantemente a Jehová que nos envíe esta fuerza y nos ayude a ceder a su influencia (léase Efesios 3:14-16). Luego hemos de trabajar en conformidad con nuestras oraciones buscando los consejos que brinda la Biblia, que es obra del espíritu santo (2 Tim. 3:16, 17). Debemos obedecer las sabias instrucciones de la Palabra escrita de Dios y aceptar con gusto la dirección del espíritu. Sí, demostremos siempre en nuestra vida que confiamos plenamente en que Jehová puede guiarnos en nuestro caminar por este mundo malo.
[Notas]
a En el prólogo señala que el “lector del siglo II o del siglo III ni tan sólo podía imaginar que este [...] espíritu fuera una persona divina y autónoma, diferente del Padre y del Hijo, ya que esta lectura sólo tiene sentido en el contexto de un dogma, la Trinidad, que aún no existía como tal”.
b Para un análisis de todas las facetas, consulte el Índice de las publicaciones Watch Tower bajo la entrada “Fruto del espíritu de Dios” y el apartado “Lista por aspecto”. En señas vea w07 1/8 artículo 2 y w11 15/4 artículos 3 y 4.
¿Captamos los puntos principales?
• ¿Cómo influye el espíritu santo en nuestra vida?
• ¿Por qué cuatro razones necesitamos la guía del espíritu de Dios?
• ¿Qué debemos hacer para beneficiarnos al máximo de la dirección del espíritu?
[Ilustración de la página 15]
Jesús siempre actuó movido por el espíritu de Dios
[Ilustración de la página 17]
Al operar en nosotros, el espíritu motiva y guía nuestra mente y corazón