Jueves 22 de mayo
Este es mi Hijo amado (Mat. 17:5).
Jehová y su querido Hijo han pasado incontables años juntos. Por eso están tan unidos y se quieren tanto. Su relación es la más antigua del universo. En el texto de hoy, Jehová dijo abiertamente que amaba a Jesús. Él no se limitó a decir “Este es el que tiene mi aprobación”, sino que, como quería que supiéramos cuánto lo ama y lo orgulloso que estaba de Jesús y de lo que pronto haría, dijo: “Este es mi Hijo amado” (Efes. 1:7). Jesús estaba totalmente seguro de lo que Jehová sentía por él. Estaba tan convencido de que su Padre lo amaba que lo dijo vez tras vez (Juan 3:35; 10:17; 17:24). w24.01 4:8
Viernes 23 de mayo
Es preferible una buena reputación a grandes riquezas (Prov. 22:1).
Imagínese que alguien a quien aprecia dice algo terrible sobre usted. Usted sabe que es una mentira, pero algunos se la creen y, lo que es peor, comienzan a repetirla y la mentira se esparce. ¿Cómo se sentiría? Seguramente muy mal, ¿no es cierto? Este ejemplo puede ayudarnos a entender cómo se sintió Jehová cuando uno de sus hijos espirituales mintió sobre él y manchó su reputación. Eva se creyó aquella mentira y, como resultado, nuestros primeros padres se rebelaron contra Jehová. Por culpa de esto, todos los seres humanos pecamos y con el tiempo morimos (Gén. 3:1-6; Rom. 5:12). De hecho, las mentiras que Satanás ha esparcido han provocado todos los problemas que hay en el mundo, como la muerte, las guerras y el sufrimiento. Sin duda, Jehová se siente muy mal debido a todas esas mentiras y sus consecuencias. Pero eso no lo ha convertido en alguien amargado o resentido. Al contrario, la Biblia dice que sigue siendo el “Dios feliz” (1 Tim. 1:11). w24.02 6:1, 2
Sábado 24 de mayo
¿Cómo podría yo hacer algo tan malo y de hecho pecar contra Dios? (Gén. 39:9).
¿Cómo podemos imitar a José y estar decididos a ser fieles? Pensando desde ahora cómo reaccionar cuando se presente una tentación. Debemos aprender a rechazar al instante todo lo que Jehová odia, sin detenernos ni un segundo a pensar en ello (Sal. 97:10; 119:165). Eso nos ayudará a no cometer un pecado grave. Puede que usted sepa que ha encontrado la verdad y desee servir a Jehová con todo su corazón. Pero ¿hay algo que lo está frenando de dar el paso de dedicarse y bautizarse? Pues puede hacer lo que hizo el rey David y rogarle a Jehová: “Examíname a fondo, oh, Dios, y conoce mi corazón. Mira dentro de mí y conoce mis pensamientos angustiosos. Observa si hay en mí alguna mala tendencia, y llévame por el camino de la eternidad” (Sal. 139:23, 24). Al esforzarse por alcanzar la meta de dedicarse y bautizarse, usted estará demostrando que busca con empeño a Jehová. Y la Biblia nos asegura que él bendice a quienes hacen eso (Heb. 11:6). w24.03 9:13-15