Miércoles 25 de enero
La palabra de Dios está viva y actúa con poder. Está más afilada que cualquier espada de dos filos y es capaz de revelar los pensamientos y las intenciones del corazón (Heb. 4:12).
Meditar en la Palabra de Dios nos ayuda a ver nuestros problemas desde la perspectiva correcta. Veamos el caso de una hermana que había enviudado. Un anciano le sugirió que leyera el libro de Job y le dijo que eso la ayudaría. Cuando lo hizo, su primera reacción fue criticar a Job por su manera de pensar. En su cabeza, le decía: “Job, ¡pero qué negativo eres!”. Entonces se dio cuenta de que su propia actitud se parecía mucho a la de Job. Esto la ayudó a corregir su punto de vista y le dio fuerzas para lidiar con el dolor de haber perdido a su esposo. Jehová también nos fortalece por medio de nuestros hermanos. Pablo escribió que estaba deseando ver a sus hermanos espirituales para animarse unos a otros (Rom. 1:11, 12). w21.05 21:10-12
Jueves 26 de enero
Durante siete días celebrarás la fiesta para Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escoja (Deut. 16:15).
A los israelitas de la antigüedad se les dijo: “Tres veces al año, todos tus varones deben presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escoja” (Deut. 16:16). Tenían que dejar su casa y sus campos sin vigilancia. Pero Jehová les prometió: “Nadie querrá apoderarse de tu tierra cuando subas a ver el rostro de Jehová tu Dios” (Éx. 34:24). Los israelitas asistían a las fiestas anuales con plena fe en Jehová. Así obtenían grandes beneficios: profundizaban su comprensión de la Ley de Dios, meditaban en su bondad y disfrutaban del compañerismo animador de otros siervos de Jehová. Nosotros también nos beneficiamos cuando hacemos sacrificios para asistir a las reuniones. Y qué feliz debe sentirse Jehová cuando vamos preparados para dar comentarios breves y bien pensados. w22.03 13:9
Viernes 27 de enero
Está capacitado para ayudar a los que son puestos a prueba (Heb. 2:18).
Jehová permitió que su Hijo sufriera a fin de prepararlo para su papel de Sumo Sacerdote. Jesús experimentó lo difícil que es obedecer a Dios al pasar por pruebas severas. Sintió tanta presión que tuvo que pedir ayuda en oración “con fuertes clamores y lágrimas”. Sin duda, después de pasar por una angustia emocional tan intensa, Jesús nos comprende y “está capacitado para ayudar a los que son puestos a prueba”. Qué agradecidos estamos de que Jehová haya nombrado a un Sumo Sacerdote que “pueda compadecerse de nuestras debilidades” (Heb. 2:17; 4:14-16; 5:7-10). Jehová permitió que Jesús sufriera tanto para responder a esta importante pregunta: ¿pueden los seres humanos mantenerse leales a Jehová hasta bajo las pruebas más duras? Satanás dice que no, pues afirma que servimos a Dios por egoísmo y que, al igual que nuestro antepasado Adán, no amamos a Jehová (Job 1:9-11; 2:4, 5). Con su lealtad, Jesús demostró que Satanás es un mentiroso. w21.04 16:7, 8