26 “Si alguien viene a mí y no odia a su padre y madre y esposa e hijos y hermanos y hermanas, sí, y hasta su propia alma,*+ no puede ser mi discípulo.+
24 Sin embargo, no hago mi alma* de valor alguno como preciada para mí,+ con tal que termine mi carrera+ y el ministerio+ que recibí+ del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios.+