6 Hay gente que derrocha el oro de su bolsa,
que pesa la plata en la balanza.
Contratan a un orfebre, y él convierte eso en un dios.+
Después se postran, sí, se ponen a adorarlo.+
7 Se lo echan al hombro,+
lo cargan y lo ponen en su lugar, y ahí se queda.
No se mueve de donde está.+
Le suplican, pero no responde;
no puede salvar a nadie de su angustia.+