Salmos
Al director. De David. Salmo.
109 Oh, Dios, a quien alabo,+ no te quedes callado.
2 Porque el malvado y el amante del engaño abren la boca contra mí.
Hablan de mí con lengua mentirosa;+
3 me acorralan con palabras llenas de odio
y me atacan sin motivo.+
10 Que sus hijos anden mendigando de acá para allá;
que salgan de sus casas en ruinas en busca de alimento.
14 Que Jehová se acuerde de los errores de sus antepasados+
y que el pecado de su madre no sea borrado.
16 Porque ese hombre no se acordó de mostrar bondad,*+
sino que anduvo persiguiendo al hombre oprimido,+ pobre y descorazonado
para darle muerte.+
17 Le encantaba maldecir, así que la maldición cayó sobre él;
no tenía ningún interés en bendecir, así que no recibió ninguna bendición.
18 Las maldiciones lo cubrieron como un manto.
Penetraron en su cuerpo como agua,
en sus huesos como aceite.
19 Que sus maldiciones sean como la ropa con la que se cubre+
y como el cinturón que siempre lleva puesto.
20 Esta es la recompensa de Jehová para el que se opone a mí+
y para los que hablan contra mí con maldad.
Rescátame, porque tu amor leal es bueno.+
23 Me voy yendo como una sombra que desaparece;
he sido sacudido como una langosta.
25 Me he convertido en el motivo de sus insultos.+
Cuando me ven, menean la cabeza con desprecio.+
26 Ayúdame, oh, Jehová mi Dios;
por tu amor leal, sálvame.
27 Y que sepan que es obra de tu mano,
que tú, oh, Jehová, has hecho esto.
28 Que ellos suelten maldiciones, pero que tú des una bendición.
Que, cuando ellos se levanten contra mí, queden avergonzados,
pero que tu siervo se alegre.
29 Que se vistan de humillación los que se oponen a mí;
31 Porque él estará de pie a la derecha del pobre
para salvarlo de quienes lo condenan.