2 CORINTIOS
Notas de estudio. Capítulo 10
la bondad del Cristo. Cuando Pablo les escribe a los corintios sobre algunos de los defectos que tienen, no lo hace con dureza. Más bien, les habla de forma apacible y bondadosa, como lo haría Cristo. El sustantivo griego que se traduce aquí como “bondad” significa literalmente ‘disposición a ceder’, y también se podría traducir como “carácter razonable”. Esta es una de las cualidades destacadas de Jesucristo. Cuando él estuvo en la tierra, imitó a la perfección al mejor ejemplo de carácter razonable: su Padre (Jn 14:9). Pablo también demostró esta cualidad al dirigirse a los corintios. Aunque necesitaban que los corrigieran con firmeza, él les hizo “una súplica” con bondad, en vez de simplemente darles órdenes.
algunos que piensan que nos guiamos por un punto de vista humano. Parece que algunos hermanos de la congregación de Corinto habían perdido su punto de vista espiritual y eran muy críticos con Pablo y sus compañeros. Puede que los juzgaran por su aspecto, sus habilidades naturales, su personalidad y cosas semejantes. No reconocían que el espíritu de Dios estaba operando en la congregación y que Pablo y sus compañeros eran hombres espirituales. No veían que los logros de hombres como Pablo y Apolos se habían conseguido con la ayuda del espíritu santo y tenían como objetivo la gloria de Dios.
aunque vivimos como humanos. Por un lado, Pablo y sus compañeros —entre ellos Apolos y Cefas (Pedro)— vivían su vida como cualquier otro ser humano. Estaban sujetos a las mismas limitaciones que tienen todas las personas imperfectas (1Co 1:11, 12; 3:4, 5). Pero, por otro lado, no combatían en la guerra espiritual “como lo hacen los humanos”. En otras palabras, no se dejaban llevar por las inclinaciones, los motivos y los razonamientos egoístas propios de los seres humanos imperfectos.
no guerreamos. Lit. “no estamos prestando servicio militar”. En 2Co 10:3-6, al igual que en otros pasajes, Pablo emplea términos militares para hablar de la guerra espiritual en la que participaban tanto él como sus hermanos cristianos. Tenían que pelear para proteger a la congregación contra los razonamientos y enseñanzas falsos y destructivos (1Co 9:7; Ef 6:11-18; 2Ti 2:4). Ver las notas de estudio de 2Co 10:4, 5.
derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. El verbo griego que se usa aquí para “derrumbar” se traduce como “demoler” en 2Co 10:8; 13:10. La Septuaginta lo emplea para traducir un término hebreo que también significa ‘demoler’ (Éx 23:24). El término griego okhýrōma, que aquí se traduce como “cosas fuertemente atrincheradas”, no aparece en ningún otro lugar de las Escrituras Griegas Cristianas. Aunque Pablo lo usa en sentido figurado, se refiere por lo general a una fortaleza o a una ciudad fortificada. La Septuaginta lo emplea en Pr 21:22, y algunos eruditos opinan que Pablo está aludiendo aquí a ese versículo. La Septuaginta también les aplica este término a la famosa ciudad fortificada de Tiro y a otras fortalezas (Jos 19:29; Lam 2:5; Miq 5:11; Zac 9:3). Por lo tanto, con estas palabras, Pablo transmite la imagen de ‘derrumbar’, ‘demoler’ o ‘destruir’ una gran fortaleza, como se hacía al conquistar una ciudad fortificada.
estamos derrumbando razonamientos y toda barrera. Como parte de su guerra espiritual dentro de la congregación, los cristianos tienen que derrumbar o destruir todos los razonamientos equivocados y todas las enseñanzas falsas. Estos y otros obstáculos son como barreras muy altas que les entorpecen el camino a los que quieren conseguir el verdadero “conocimiento de Dios”. Hasta dentro de la congregación cristiana, los “razonamientos perjudiciales” podrían impedir que alguien tuviera una buena relación con Dios (Mr 7:21). Las lanzas y las espadas literales no valen de nada contra esos razonamientos. Por eso, “las armas de nuestra guerra” incluyen “la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios” (2Co 10:4; Ef 6:17). Al usar esta espada, los cristianos ponen al descubierto las doctrinas falsas, las prácticas dañinas y las filosofías que reflejan la manera de pensar de los seres humanos (1Co 2:6-8; Ef 6:11-13).
Algunos dicen. Con estas palabras Pablo introduce comentarios que al parecer hacían algunos de sus críticos en Corinto. Tal vez fueran los “superapóstoles” o personas influidas por ellos (ver la nota de estudio de 2Co 11:5). Refiriéndose a Pablo, decían: “Su presencia es débil y su forma de hablar es despreciable”. Pero lo cierto es que, cuando Pablo estuvo en Listra, los licaonios lo confundieron con Hermes, el dios de la oratoria en la mitología griega (ver la nota de estudio de Hch 14:12). Además, los discursos de Pablo que se reproducen en el libro de Hechos muestran que era un orador extraordinario (Hch 13:15-43; 17:22-34; 26:1-29). Por lo tanto, es posible que las duras críticas de sus opositores de Corinto no solo fueran groseras y poco respetuosas, sino también infundadas.
su presencia. Pablo establece un contraste entre su “presencia” (en griego, parousía) y su ausencia (2Co 10:11). En este versículo emplea el término parousía para referirse al hecho de estar presente junto a los hermanos, y no para hablar de su venida o llegada. Este término se usa con un significado parecido en otros cinco versículos de las Escrituras Griegas Cristianas (1Co 16:17; 2Co 7:6, 7; Flp 1:26; 2:12). También se utiliza con relación a la presencia invisible de Jesucristo (Mt 24:3; 1Co 15:23). Cuando se habla de la parousía de Jesús, muchas versiones bíblicas traducen este término griego como “venida” o “llegada”. Sin embargo, la traducción como “presencia” está respaldada por la forma en que Pablo lo usa. Ver las notas de estudio de 1Co 15:23; 16:17.
territorio. Aquí se usa el término griego kanṓn. Este término se deriva de la palabra hebrea qanéh, que significa ‘caña’. Las cañas se usaban como reglas o instrumentos de medir (Eze 40:3-8; 41:8; 42:16-19; ver glosario, canon bíblico). En 2Co 10:13, 15, 16, Pablo aplicó este término a la asignación “que Dios fijó”, o que Dios repartió por medida. Él solo presumiría de lo que podía lograr “dentro del límite del territorio” que había recibido, es decir, dentro del campo de acción que Dios le había asignado.
que presuma de Jehová. En las Escrituras Griegas Cristianas, el verbo griego que aquí se traduce como “presumir” (kaukháomai) también se podría traducir como “sentirse orgulloso”, “alegrarse” y “estar radiante de felicidad”. Se usa tanto en sentido negativo como en sentido positivo. Por ejemplo, en Ro 5:2, Pablo dice en sentido positivo: “Alegrémonos [o “Presumamos”] debido a la esperanza de recibir la gloria de Dios”. “Presumir de Jehová” significa sentirse orgulloso de tener a Jehová como Dios y alegrarse por su buen nombre y reputación (Jer 9:23, 24).
Jehová. Aquí se cita de Jer 9:24. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Pablo cita de este mismo pasaje en 1Co 1:31. Ver apéns. C1 y C2.
sino aquel al que Jehová recomienda. Estas palabras de Pablo están relacionadas con el versículo anterior, donde se cita de Jer 9:23, 24. Allí se muestra que nadie debería presumir de su sabiduría, su poder o sus riquezas, y luego se dice: “‘Que quien presuma lo haga de esto: de tener entendimiento y conocimiento de mí […]’, afirma Jehová”. Pablo amplía la cita indicando que Jehová aprueba o da su reconocimiento únicamente a quienes él recomienda, y no a quienes se recomiendan a sí mismos y presumen de sus logros (Pr 27:2). En vista de que el nombre de Dios aparece en el texto hebreo original de Jer 9:24, se usa “Jehová” en este versículo y en el anterior (2Co 10:17). Para obtener más información sobre el uso del nombre de Dios en este versículo, ver apén. C3 (introducción y explicación de 2Co 10:18).