¿Qué escogerá usted?
LA HISTORIA da testimonio de que las ideas y las teorías de los hombres siempre están cambiando. Por lo tanto, sencillamente no se puede confiar en que lo que los hombres dicen suministre una guía segura para vivir. Por otra parte, la Biblia, como se demostró por un período de muchos siglos, ha provisto una guía segura para los que verdaderamente la han seguido. En vista de esto, ¿según qué guía desea vivir usted... según la Biblia, o según las opiniones y filosofías cambiantes de los hombres?
No se desanime por el hecho de que hoy día pocas personas viven según la Biblia. El que no lo hagan no se debe a que sea demasiado difícil seguir la guía de la Biblia. Por ejemplo, observe lo que Dios les dijo a los israelitas, por medio de Moisés, acerca de la Ley que se les dio: “Este mandamiento que te estoy mandando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en los cielos, para que se diga: ‘¿Quién ascenderá por nosotros a los cielos y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’ Tampoco está al otro lado del mar, para que se diga: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’ Porque la palabra está muy cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón, para que la pongas por obra.”—Deu. 30:11-14.
Por no conocer el significado profético que el apóstol cristiano Pablo asigna a estas palabras de Moisés en Romanos 10:5-8, puede que los judíos hayan pensado que todo lo que se quiso decir fue esto: El mandamiento no era tal que no podían cumplirlo, para así conseguir la misericordia de Dios. Por medio del mandamiento podían comprender fácilmente qué hacer. El que los judíos aprendieran lo que quería Dios no requirió escalar alguna montaña que llegara hasta el cielo, para consultar allí con un representante de Jehová Dios. Nadie tuvo que viajar a un país lejano “al otro lado” del vasto mar, quizás para sentarse a los pies de otro hombre de Dios y recibir instrucción de él. La Ley se había puesto por escrito y se había leído en su totalidad a los israelitas. Por lo tanto, se podía decir de ella que estaba en la boca y el corazón de ellos. Los israelitas la podían hacer tema de su conversación, de su examen, de su reflexión y profunda consideración.
Igualmente hoy día, lo que requiere Dios no está fuera del alcance de nadie. No se necesita emprender un costoso viaje con miras a recibir un entrenamiento especial para sacar el mejor partido de la vida en la actualidad. De hecho, la guía que se necesita para una vida de familia feliz y para mantener buenas relaciones con los semejantes puede estar en su mismísimo hogar en la forma de un ejemplar de la Biblia. Si usted no tiene una Biblia, sin duda no tendría dificultad en conseguir un ejemplar en un idioma que pueda leer. Hay disponibles traducciones de la Biblia, completas o en parte, en idiomas que habla el 97 por ciento de los habitantes de la Tierra.
Si usted se halla entre los millones de personas que han leído por lo menos partes de la Biblia, bien puede ser que a usted le parezca que no siempre es fácil de entender. Esto es cierto de algunas porciones de las Sagradas Escrituras. Pero cuando la Biblia trata con asuntos de la vida cotidiana, es clara y directa.
No obstante, uno no debe limitarse a las porciones de la Biblia que son fáciles de entender. Puesto que, no solo una parte, sino toda ella es “inspirada de Dios y provechosa,” ciertamente uno debe querer entender tanto como pueda de la Biblia.—2 Tim. 3:16.
Quizás a usted, también, le gustaría entender mejor las Sagradas Escrituras. Puede que su actitud sea como la del funcionario instruido que servía en la corte de la reina Candace de Etiopía. Mientras este funcionario leía el libro bíblico de Isaías, se le aproximó el evangelizador cristiano Felipe y le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?” “¿Cómo lo voy a entender,” contestó el hombre, “si no hay quien me lo explique?”—Hech. 8:30, 31, Versión Popular.
Si le parece que está en una situación parecida, los testigos cristianos de Jehová de su localidad tendrán gusto en brindarle la clase de ayuda que Felipe le dio al funcionario etíope. A una hora conveniente para usted, gustosamente estudiarán la Biblia con usted por aproximadamente una hora cada semana, sin ningún coste para usted. Entre los temas que podría considerar están: “¿Quién es Dios?” “Por qué envejecemos y morimos” “¿Dónde están los muertos?” “¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad hasta nuestro día?” “Cómo orar y ser oído por Dios” y “Edificando una vida de familia feliz.” ¿No pudiera una consideración de esos temas junto con su Biblia ayudarle en gran manera a obtener los beneficios de una relación estrecha con Dios? Cada año se ha ayudado a decenas de millares de personas a hacer precisamente eso por medio de tener con ellas consideraciones semanales de la Biblia. Además, se les ha ayudado a hallar soluciones satisfactorias a los problemas que en un tiempo las tenían perplejas y a comprender con aprecio que la vida realmente puede tener verdadero significado y propósito.
A medida que uno crece en el conocimiento correcto de la Biblia, halla que está mucho más capacitado para enfrentarse a los problemas que surgen en la vida. En su propio caso verá el cumplimiento de las siguientes palabras animadoras de las Sagradas Escrituras: “Si alguno de ustedes tiene deficiencia en cuanto a sabiduría, que siga pidiéndole a Dios, porque él da generosamente a todos y sin reconvenir; y le será dada.”—Sant. 1:5.
La sabiduría dada por Dios para hacer frente a las pruebas y a los problemas con éxito es verdaderamente algo deseable. ¿No es ésa la clase de sabiduría que usted quisiera tener?
Por lo tanto, si usted no está estudiando la Biblia ahora con los testigos cristianos de Jehová, ¿por qué no lo hace y averigua qué maravillosa guía para vivir proveen las Sagradas Escrituras? Estamos seguros de que usted, lo mismo que millones de otras personas —jóvenes y ancianas, solteras y parejas casadas y grupos familiares— se sentirá feliz por haber actuado ante este estímulo. Por favor, comuníquese con los testigos cristianos de Jehová en su localidad, o escriba a los editores de esta revista, expresando su deseo de tener un estudio bíblico en su hogar o en otro lugar conveniente. Entonces se harán arreglos para que alguien lo visite.
[Ilustración de la página 29]
El conocimiento que usted consiga por medio de estudiar la Biblia puede ayudarlo a enfrentarse con éxito a los problemas de la vida