“Guardianes morales” no hablan claro
¿CUÁN firme es la guía que están proporcionando las iglesias al cumplir su papel tradicional de ser los “guardianes morales” de la gente? Los sucesos de los últimos meses indican que en algunas de las confesiones principales las normas bíblicas de moralidad están siendo atacadas cada vez más, no solo desde afuera, sino desde adentro. A continuación se presentan algunos ejemplos:
● En la primavera del año pasado, un grupo especial que la Iglesia Unida del Canadá asignó a estudiar la situación referente a lo sexual hizo público un informe en el que recomendó que la iglesia enfocara el asunto de la moralidad “según el contexto.” Entre otras cosas el informe de 100 páginas sugirió que bajo ciertas circunstancias puede ser correcto el que personas no casadas tengan relaciones sexuales, que en el matrimonio lo que debiera subrayarse es una “intención honrada y fuerte de ser fieles” más bien que la “exclusividad sexual” que la fidelidad marital implica actualmente, y que debería permitirse que “homosexuales maduros, que se aceptan como son,” sean ministros.
Entonces, ¿qué hace correcta una relación sexual? Según el grupo mencionado, ésta tiene que ser ‘creadora y liberadora, mutuamente sustentadora, socialmente responsable y gozosa’... todo lo cual, en la mente de los participantes, se logra durante casi cualquier acto sexual. Un portavoz que favorece el informe dijo que “la moralidad sexual tiene que mantenerse al paso con las ciencias sociales” porque “Dios nos habla tanto por medio de ellas como por medio de la Biblia.” A muchos miembros de la Iglesia Unida les pareció que se les había traicionado. En cartas que escribieron al grupo especial, miembros de la iglesia dijeron que se sentían “muy agitados,” “asqueados,” o “devastados y avergonzados.” Una señora escribió: “El diablo tiene que estar riéndose. Yo, por lo menos, me saldré.”
● Similarmente, la Iglesia Anglicana del Canadá, que en 1979 había autorizado que a homosexuales se les ordenara de sacerdotes, también emitió un informe en el que sugirió que se abandonara el “remilgo convencional” acerca de las parejas no casadas que cohabitaban. El informe dice que si la relación comprende “libre consentimiento y consumación sexual” en un contexto de compromiso vitalicio, entonces ya existe un matrimonio “en sustancia.” Arguyendo que la Iglesia debería aceptar este arreglo, el informe dice: “Debemos estar preparados para maravillarnos en silencio cuando vemos que [Dios] puede de vez en cuando hacer de un ‘matrimonio consensual’ un medio por el cual otorgar favor.”
Cuando se consideró este informe recientemente en el sínodo general de la Iglesia Anglicana, sus defensores instaron a los clérigos reunidos a “enfrentarse a esta realidad.” Y el clérigo Garry Patterson dijo: “En los pasados tres años no he preparado para el matrimonio a una sola persona que ya no hubiera estado cohabitando.” Por otra parte, Donald Masters, de la Universidad de Guelph, declaró: “Hallo absolutamente increíble el que en un tiempo en que la moralidad empeora la iglesia apruebe algo que muchos paganos morales se negarían a aceptar.”
● Allá en Inglaterra, un grupo que representaba a la Iglesia Anglicana emitió un informe de 34.000 palabras en el cual se dijo que en algunas circunstancias se puede justificar “una relación homosexual que implique la expresión física del amor libre.” El informe también recomendó que no se excluyera del sacerdocio a homosexuales.
● Un grupo comisionado por la Iglesia Metodista de Inglaterra emitió un informe en el cual dijo que las relaciones homosexuales no son incorrectas y que este hecho “obviamente remueve la base para negar a cualquier persona el privilegio de ser miembro de la Iglesia o de ocupar un puesto dentro de ella simplemente por causa de su orientación sexual.”
Aunque informes como éstos no siempre se aceptan como norma eclesiástica oficial, la tendencia resalta claramente: En vez de hablar con claridad a favor de lo que es recto y piadoso, las iglesias principales andan con rodeos y van en dirección a aprobar la moralidad popular de sus tiempos. Así se ve que por su proceder se burlan, o por lo menos hacen caso omiso, de lo que Pablo el apóstol inspirado dijo claramente en 1 Corintios 6:9, 10. Tampoco despliega ese proceder el espíritu de Lot, quien se sintió angustiado por la conducta de los sodomitas.—2 Ped. 2:6, 7.