Un dilema para los católicos sinceros
En 1984 el Vaticano publicó una instrucción que condenaba la teología de la liberación, y Leonardo Boff, uno de los teólogos católicos ‘más controvertidos’, fue sentenciado a un año de “silencio penitencial”, un castigo impuesto por la Iglesia que le prohibía publicar, ser entrevistado o divulgar de cualquier otro modo su sospechosa teología.
Pero en 1986, un mes antes de que terminara el ‘año de silencio’, Boff fue amnistiado. Se publicó la Instrucción sobre libertad cristiana y liberación, en la que se decía que es “plenamente legítimo que quienes sufren la opresión por parte de los detentores de la riqueza o del poder político actúen, con medios moralmente lícitos [...]”. La “lucha armada” se aprobaba como “un último recurso”. ¿Se estaba retractando la Iglesia?
No, según el autor de la nueva instrucción, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano. “La primera instrucción no pierde nada de su valor —declaró—. El segundo documento es una continuación.” Pero la prensa, entre otros, define la segunda instrucción como una “nueva postura sobre la ‘teología de la liberación’”. ¿A qué se deben esos diferentes puntos de vista?
La cuidadosa fraseología de la nueva instrucción puede interpretarse de varias maneras. Por ejemplo: dice que “no es tarea de los pastores de la Iglesia intervenir directamente en la construcción y organización política de la vida social”. Como hace notar la revista Newsweek: “Esta clase de lenguaje deja mucho espacio de maniobra [...] a los prelados astutos”.
Un informe dice que “prácticamente cualquier persona de la Iglesia puede encontrar algo con lo que concordar”. Un defensor de la liberación, como Gutiérrez, ahora podría decir que la “teología de la liberación es una señal de los tiempos en América Latina, y la Iglesia la reconoce como tal”, mientras que un católico conservador podría regocijarse de que su Iglesia aún “se oponga firmemente al coleccionismo marxista por negar la libertad del hombre”. De cualquier modo, los varios conceptos de la teología de la liberación están en conflicto con la tradición de la Iglesia y siguen enfrentando a los católicos romanos entre sí.
No obstante, el apóstol Pablo amonesta a los verdaderos cristianos: “Os ruego que tengáis todos concordia; y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis unidos en el mismo pensamiento y en el mismo parecer”. “Haced cumplido mi gozo, teniendo todos el mismo pensar, [...] el mismo ánimo, el mismo sentir.” (1 Corintios 1:10, Serafín de Ausejo; Filipenses 2:2, Nácar-Colunga.)a ¿Qué cree usted? ¿Tienen los católicos romanos “todos el mismo pensar”?
[Nota a pie de página]
a Los textos se citan de versiones católicas
[Fotografías en la página 7]
¿Tiene toda la Iglesia ‘el mismo pensar’?
[Reconocimiento]
Foto de la O.N.U.