Especialistas en vuelo silencioso
SI ALGUNA vez ha paseado por un bosque de noche, puede que haya oído el lastimero ulular de las especialistas en vuelo silencioso: las rapaces nocturnas. Como hay por lo menos ciento cuarenta y cinco especies de rapaces nocturnas en todo el mundo, tarde o temprano casi toda persona tiene ocasión de oírlas. La lechuza común, por ejemplo, habita en las Américas, Europa, África y muchas partes de Asia, además de en Tasmania y otras zonas de Australia. ¿En qué se distinguen las rapaces nocturnas?
En primer lugar se distinguen por su cara y sus ojos. La forma de la cara varía de una especie a otra, pero normalmente tienen una “cabeza grande y ancha, con una serie de plumas dispuestas en círculo alrededor de los ojos formando lo que se conoce como disco ocular o facial. [...] Dicho disco facial sirve para recoger los sonidos y conducirlos hacia los orificios auditivos”. (The World Book Encyclopedia.) A diferencia de la mayoría de las aves, los ojos de las rapaces nocturnas miran de frente y están enclavados en sus órbitas de forma que no pueden moverlos. Por esa razón tienen que volver la cabeza para seguir los objetos que se mueven. Su cuello es tan móvil que les permite girar la cabeza hasta describir casi un círculo completo.
Otro rasgo distintivo de estas aves nocturnas es el diseño de sus plumas, que les permite volar sin hacer prácticamente ningún ruido. Tras localizar a su presa visualmente o gracias a su aguzado sentido del oído, pueden lanzarse sobre ella en un picado silencioso. Se dice que son “de las aves que más utilidad prestan a los agricultores”, pues cazan roedores, que suelen comerse las cosechas.
La obra Book of North American Birds (Libro de aves de Norteamérica) dice: “Todas las culturas del mundo han considerado a las rapaces nocturnas [...] como aves de mal agüero y heraldos de muerte”. Geoffrey Chaucer, poeta inglés del siglo XIV, llamó a la lechuza común “pronosticadora de desdicha e infortunio”. La Biblia menciona las rapaces nocturnas en siete versículos, como en el que recoge las palabras de Isaías sobre las ruinas de las casas de Babilonia, que estaban “llenas de búhos reales”. (Isaías 13:21.)
El búho de Virginia es un ave rapaz que se distingue por su enorme apetito. Cierta fuente de información comenta: “Se han dado casos, en contadas ocasiones, de búhos de Virginia que se han abalanzado sobre personas que llevaban puesto un sombrero de piel y las han atacado, pues por lo visto han confundido la piel con una presa viva”. Aunque la Ley mosaica las calificaba de inmundas, las peculiares características de las aves rapaces denotan la existencia de un Creador singular. (Levítico 11:16, 17.)
[Fotografías en la página 31]
Búho de Virginia: vista aguda, oído aguzado y vuelo silencioso
[Reconocimiento]
Fotos: Cortesía de Green Chimneys Wildlife Rehabilitation Center, Brewster (NY)