El rey de la velocidad
Por el corresponsal de ¡Despertad! en la República Sudafricana
¿QUIÉN ostenta este título? El guepardo, el animal más rápido del planeta en distancias cortas. El pelaje del guepardo está cubierto de manchas —diferentes en cada individuo—, razón por la cual en la India le daban el nombre de chita, derivado de una palabra sánscrita que significa “cuerpo moteado”.
Hay quien dice que a primera vista este felino es todo patas. A otros les llama la atención su dorso arqueado hacia abajo y su cabeza pequeña. Todas estas características le son muy útiles al guepardo. Sus largas patas traseras, a modo de palancas, le permiten caminar con gracilidad y correr con elegancia. ¡Y cómo corre! En cuestión de segundos puede alcanzar los 110 kilómetros por hora.
La anatomía de este mamífero está concebida para conseguir una velocidad óptima. Posee un esqueleto ligero y su columna vertebral es, además, excepcionalmente elástica, como si de un muelle se tratara. Otras características del guepardo que contribuyen a su rapidez sin par son un pecho profundo, pulmones grandes, un corazón potente, una cola que le da estabilidad y conductos nasales amplios para respirar deprisa. Pero su enérgico arranque no es muy duradero. Después de cubrir a toda velocidad solo 400 metros, tiene que detenerse para descansar.
Estos félidos no suelen presentar ningún peligro para el ser humano. Ann van Dyk, quien cría guepardos desde hace años, escribe en su libro The Cheetahs of De Wildt (Los guepardos de De Wildt): “Me encantaba pasar los últimos momentos de luz del día con mi familia de felinos, una vez que estos terminaban de comer. Habíamos adquirido confianza mutua, de modo que, aunque no estaban domesticados, sabía que no me iban a hacer daño”.
Pero el hombre no ha sido siempre tan amistoso con el guepardo. En África, por ejemplo, los cazadores codiciaban su extraordinaria piel, y la colonización ha restringido su hábitat. Como consecuencia de lo anterior, la población de guepardos ha descendido considerablemente. En la India, donde antes abundaba, se extinguió en 1952. Tampoco quedan ya ejemplares en algunos países del Mediterráneo oriental.
Cuánto nos alegra saber que en el nuevo mundo de Dios la codicia humana no pondrá en peligro a los animales. (Isaías 11:6-9.) Tal vez entonces usted tenga el privilegio de ver a este rey de la velocidad de diseño tan maravilloso: el guepardo.