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¡Despertad! 1999
g99 22/3 págs. 24-26

El extraordinario viaje de Vasco da Gama

La proa de madera rasga el agua al ir chocando con las olas. Tras meses de viaje por el mar, sometidos a innumerables dificultades, Vasco da Gama y sus hombres van a convertirse en los primeros europeos en llegar a la India circunnavegando el extremo meridional de África. Aun hoy, con el conocimiento y el instrumental de que disponemos, resultaría ardua tal travesía. Pero hace cinco siglos debió de ser casi como un viaje a la Luna para los tripulantes de los tres pequeños barcos del audaz explorador portugués. ¿Qué les impulsó a él y sus marineros a acometer tal aventura? ¿Qué repercusiones tuvo en el mundo?

ANTES de nacer Vasco da Gama, ya había puesto los cimientos de dicha travesía el infante don Enrique de Portugal, a quien suele llamarse el Navegante. Gracias a su patrocinio, su nación hizo grandes progresos náuticos y comerciales en ultramar. Al igual que los exploradores que siguieron su estela, el infante veía entrelazados el descubrimiento, el comercio y la religión. Así, sus objetivos eran enriquecer a Portugal y promover el catolicismo. No en vano era maestre de la mayor orden militar y religiosa de Portugal: la Orden de Cristo, que auspiciaba el Papa y que sufragó en gran parte sus proyectos, razón por la que todos sus barcos ostentaban una cruz roja en las velas.

Al sobrevenirle la muerte a don Enrique, en 1460, la actual Sierra Leona era el punto meridional más lejano adonde habían llegado los portugueses en su exploración del litoral occidental de África. En 1488, Bartolomeu Dias costeó el extremo sur del continente. El rey Juan II ordenó confiado que se preparara una expedición a la India. Su sucesor, Manuel I, continuó con los preparativos. En aquellos días, Europa solo podía obtener las especias de la India por una red terrestre conformada por italianos y árabes. El comercio en el Índico estaba en manos de mercaderes árabes, de religión musulmana. Don Manuel sabía que el jefe de la expedición debía ser, en palabras de un historiador, “un hombre que aunara la valentía del soldado, la astucia del mercader y el tacto del diplomático”. Tal vez por ello escogió a Vasco da Gama.

La epopeya del viaje

El 8 de julio de 1497, bajo el pendón de la Orden de Cristo, Vasco da Gama y 170 tripulantes marcharon de dos en dos hasta los barcos recién construidos. En la costa recibieron la absolución de un sacerdote: el que muriera en el viaje quedaría limpio de cualquier pecado cometido en el trayecto. Es patente que el explorador preveía dificultades, pues iba pertrechado de cañones, así como de multitud de ballestas, picas y lanzas.

Da Gama optó por eludir los vientos y corrientes desfavorables que había encontrado Dias una década atrás. En Sierra Leona puso rumbo al suroeste, hasta quedar más cerca de Brasil que de África. Los vientos preponderantes en el Atlántico Sur lo devolvieron a África, cerca del cabo de Buena Esperanza. No hay constancia de que otro barco hubiese seguido antes esta trayectoria, que pasó a ser la habitual para toda nave que se dirigiera al cabo.

Traspasando el punto donde Dias se había vuelto atrás, Vasco da Gama subió con sus navíos por la costa oriental de África. Tanto en Mozambique como en Mombasa, los sultanes tramaron matarle a él y a su tripulación, por lo que se trasladaron a Melinda (la actual Malindi, en el sudeste de Kenia), donde hallaron al fin a un piloto experto para que los guiara por el Índico.

El encuentro de Oriente y Occidente

Con gran regocijo, el 20 de mayo de 1498, a los veintitrés días de haber partido de Melinda, fondearon cerca de la ciudad india de Calicut. Da Gama pudo constatar la riqueza y el lujo en que vivía el zamorín, un monarca de la India. El marinero dijo que venían en son de amistad a buscar a ciertos cristianos. Aunque en un principio no mencionó el tráfico de especias, los especieros de la zona no tardaron en percatarse de la amenaza que suponía para ellos, por lo que aconsejaron al monarca que diera muerte a los intrusos. Le advirtieron de que perdería todo si entablaba negocios con los portugueses. Inquieto por su consejo, el soberano vaciló, pero al fin accedió a las demandas de Vasco da Gama y le entregó una carta para el rey de Portugal en la que aceptaba comerciar con él.

El mundo cambió

Da Gama regresó el 8 de septiembre de 1499 a Lisboa, donde se le recibió como héroe. El rey Manuel dispuso de inmediato la realización de varias expediciones. La primera estuvo al mando de Pedro Álvares Cabral, quien dejó a más de setenta hombres en Calicut a fin de proteger los intereses de Portugal. Pero los comerciantes no estaban dispuestos a tolerar tal injerencia en su mercado, de modo que las turbas mataron en una noche a más de la mitad de los hombres. Al volver a la India como jefe de la tercera expedición, Vasco da Gama vengó esta afrenta bombardeando Calicut con su flota de catorce navíos bien armados. También capturó un barco que regresaba de La Meca y lo incendió, contemplando sin piedad cómo morían centenares de hombres, mujeres y niños, a pesar de que le suplicaban clemencia.

Portugal pasó a ser la potencia dominante en el Índico. Terminó organizando expediciones a Malaca, China, Japón y las Molucas (antiguamente, islas de las Especias). Los exploradores creían que los nativos estaban —en palabras de João de Barros, analista del siglo XVI— “fuera de la ley de Jesucristo”, y por ende, “condenados al fuego eterno”, excusa con la que se justificaban para recurrir a la violencia cuando les parecía oportuno. Su conducta anticristiana suscitó en Asia gran hostilidad hacia el cristianismo.

La gesta de Vasco da Gama abrió la ruta marítima entre Europa y Asia, inaugurando una nueva época de exploración en la que los viajeros transmitieron nuevas ideas a las sociedades que encontraron. “Ninguno de estos pueblos —escribe el profesor J. H. Parry— se sustrajo a la influencia europea en los campos social, religioso, comercial y técnico.” A cierto grado, las ideas orientales, que llegaban por las mismas vías, comenzaron a influir más en Europa. Con el tiempo, este intercambio ideológico contribuyó a crear una mayor conciencia de la gran diversidad cultural del hombre. Tanto para bien como para mal, nuestro mundo aún siente los efectos del extraordinario viaje de Vasco da Gama.

[Mapa de las páginas 24 y 25]

La ruta del primer viaje de Vasco da Gama

[Reconocimiento]

Mountain High Maps® Copyright © 1997 Digital Wisdom, Inc.

[Ilustración de la página 26]

Dibujo de uno de los barcos de Vasco da Gama

[Reconocimiento]

Cortesía de la Academia das Ciências de Lisboa (Portugal)

[Reconocimiento de la página 24]

Cortesía del Museu Nacional da Arte Antiga (Lisboa, Portugal), fotografía de Francisco Matias, Divisão de Documentação Fotográfica - IPM

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