Razones para confiar en la Biblia
4. Exactitud científica
La ciencia ha avanzado muchísimo en las últimas décadas: viejas teorías han cedido el paso a otras más novedosas. Lo que en su día se admitió como verdad ahora tal vez se considere falso. Tanto es así que no dejan de revisarse los libros de ciencia.
LA Biblia no es un tratado científico, pero cuando toca aspectos de este tipo se destaca no solo por lo que dice, sino también por lo que no dice.
Libre de conceptos contrarios a los principios científicos.
En la antigüedad hubo conceptos erróneos muy difundidos, entre ellos que la Tierra era plana o que la sostenían ciertos objetos o sustancias tangibles. Antes, cuando la ciencia aún ignoraba cómo se propagaban las enfermedades o cómo prevenirlas, los médicos empleaban ciertas técnicas que eran ineficaces o, en el peor de los casos, mortales. Pero la Biblia no apoya ni siquiera una vez, en sus más de mil cien capítulos, ningún concepto ni ninguna técnica nociva que vayan en contra de los principios científicos.
Declaraciones con rigor científico.
Hace tres mil quinientos años, la Biblia declaró que la Tierra colgaba “sobre nada” (Job 26:7). En el siglo VIII antes de nuestra era, Isaías aludió claramente al “círculo [o esfera] de la tierra” (Isaías 40:22). Una Tierra esférica que flota en el vacío sin nada físico o visible que la sustente... ¿no parece un concepto increíblemente moderno?
La Ley de Moisés (escrita alrededor de 1500 antes de nuestra era y recogida en los cinco primeros libros de la Biblia) contenía acertados preceptos sobre la cuarentena, sobre qué hacer cuando se tocaba un cadáver y sobre cómo deshacerse de los excrementos (Levítico 13:1-5; Números 19:1-13; Deuteronomio 23:13, 14).
Gracias en parte a los poderosos telescopios que escrutan el firmamento, algunos cosmólogos han llegado a la conclusión de que el universo tuvo un nacimiento repentino. Claro, no todos los científicos aceptan lo que implica este punto de vista. Cierto profesor dijo: “Un universo que tenga principio parece exigir una primera causa, pues ¿quién podría imaginar semejante efecto sin una causa de suficiente magnitud?”. Mucho antes de que se inventaran los telescopios, el primer versículo de la Biblia ya afirmaba: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).
Adelantándose a los conocimientos de la época, la Biblia acertadamente afirmó que la Tierra es circular y cuelga “sobre nada”
Aunque se trata de un libro antiguo y toca muchos temas, la Biblia no contiene inexactitudes científicas. ¿Verdad que merece, como mínimo, que la examinemos?a
a Si desea más ejemplos de exactitud científica, refiérase a las págs. 18-21 del folleto Un libro para todo el mundo, editado por los testigos de Jehová.