Enero
Viernes 1 de enero
Vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones (Mat. 28:19).
Todos los siervos fieles de Dios deseamos aprender a cumplir plenamente con la obra que se nos ha encomendado (2 Tim. 4:5). Al fin y al cabo, es la más importante y urgente que existe. No obstante, puede resultarnos difícil dedicarle tanto tiempo como nos gustaría. Otras actividades importantes nos consumen mucho tiempo y energías. Tal vez tengamos que trabajar muchas horas al día para mantener a nuestra familia. O puede que tengamos que lidiar con otras responsabilidades familiares o con la enfermedad, la depresión o los achaques de la edad. No debemos desanimarnos si nuestras circunstancias limitan la cantidad de tiempo que dedicamos al servicio a Jehová. Jesús sabía que no todos seríamos capaces de producir la misma cantidad de fruto del Reino (Mat. 13:23). Jehová valora muchísimo todo lo que hacemos en su servicio, siempre y cuando sea lo mejor (Heb. 6:10-12). w19.04 2 párrs. 1-3
Sábado 2 de enero
El Diablo es mentiroso y el padre de la mentira (Juan 8:44).
Las mentiras de Satanás sobre los muertos manchan el nombre de Jehová. Entre estas mentiras está la enseñanza falsa de que a los muertos se les atormenta en el infierno. ¿Por qué son una calumnia estas ideas? Porque en el fondo dan a entender que Jehová, el Dios de amor, tiene la personalidad del Diablo (1 Juan 4:8). ¿Cómo nos hace sentir esto? Y, más importante aún, ¿cómo le hace sentir a Jehová? No olvidemos que él odia todo tipo de crueldad (Jer. 19:5). Las mentiras de Satanás sobre la muerte sabotean la fe en el sacrificio de Cristo (Mat. 20:28). Otra mentira del Diablo es que los seres humanos tenemos un alma inmortal. Si eso fuera cierto, todo el mundo viviría para siempre. Entonces, Cristo no habría tenido que dar su vida para que consigamos la vida eterna. Recordemos que su sacrificio es la mayor demostración de amor a favor de la humanidad (Juan 3:16; 15:13). ¿Cómo se sentirán Jehová y su Hijo por culpa de las enseñanzas que sabotean ese valioso regalo? w19.04 14 párr. 1; 16 párrs. 8, 9
Domingo 3 de enero
“¿Quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, para que le instruya?”. Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo (1 Cor. 2:16).
¿Dónde quedó registrado lo que Jesús enseñó? Los cuatro Evangelios narran muchas de las cosas que él hizo y dijo en la Tierra. El resto de las Escrituras Griegas Cristianas nos ayudan a comprender mejor la manera de pensar de Jesús, pues sus escritores fueron inspirados por el espíritu santo y tenían “la mente de Cristo”. Las enseñanzas de Jesús son útiles en todo aspecto de la vida. Por eso, “la ley del Cristo” influye en lo que hacemos en la casa, en el trabajo o la escuela, y en la congregación (Gál. 6:2). Aprendemos de esta ley leyendo las Escrituras Griegas y reflexionando en ellas. La obedecemos poniendo en práctica las instrucciones, los mandatos y los principios que hallamos en esta porción de la Biblia. Al seguir la ley del Cristo, en realidad obedecemos a nuestro amoroso Dios, Jehová, de quien proviene todo lo que enseñó Jesús (Juan 8:28). w19.05 3 párrs. 6, 7
Lunes 4 de enero
Los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor (2 Tim. 3:13).
Es lamentable que los hombres hagan lo que complace al Diablo. Pero Jehová conoce muy bien su manera de actuar. Por eso, está al tanto del dolor que sentimos y puede darnos el consuelo que necesitamos. Cuánto nos alegra servir al “Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los que se hallan en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios” (2 Cor. 1:3, 4). Es posible que tengan una necesidad especial de consuelo las personas cuyos padres no hicieron nada para protegerlas de los abusos o las que sufrieron abusos de quienes eran cercanos a ellas. El rey David sabía que Jehová es quien mejor puede consolarnos (Sal. 27:10). Tenía fe en que Dios se hace cargo con cariño de quienes han sido rechazados por aquellos a quienes aman. ¿Cómo lo hace? Mediante sus siervos fieles. Los hermanos de la congregación son nuestra familia. Por ejemplo, Jesús dijo que los que adoraban a Dios con él eran sus hermanos, hermanas y madre (Mat. 12:48-50). w19.05 15, 16 párrs. 8, 9
Martes 5 de enero
Asegurémonos de las cosas más importantes (Filip. 1:10).
¿A qué debemos dar prioridad? Está claro que tenemos que dedicar tiempo todos los días a estudiar la Palabra de Dios. Actualmente, el programa de lectura semanal de la Biblia para la congregación es más corto. Así tenemos más tiempo para meditar y buscar información adicional. Nuestro objetivo no debe ser solo leer los capítulos asignados, sino permitir que el mensaje de la Biblia nos toque el corazón y nos acerque más a Jehová (Sal. 19:14). El Estudio de La Atalaya es en realidad un estudio de la Biblia. Por eso, prestemos mucha atención a los textos bíblicos, sobre todo los que se leerán cuando la congregación analice el artículo. Fijémonos en especial en cómo las palabras o expresiones clave de los textos apoyan la idea que se explica en el párrafo. Además, dediquemos tiempo a meditar en los textos y en cómo ponerlos en práctica en nuestra vida (Jos. 1:8). w19.05 27 párr. 5; 28 párr. 9
Miércoles 6 de enero
Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra (Juan 4:34).
La actitud de Jesús hacia el ministerio es un magnífico ejemplo para nosotros. Lo más importante para él era hablar del Reino de Dios. Caminó cientos de kilómetros para predicarles a tantas personas como pudiera. Aprovechó toda oportunidad para hablar con la gente en su hogar y en lugares públicos. Toda su vida giró alrededor del ministerio. Podemos imitar a Cristo creando oportunidades de hablar del Reino en cualquier momento y en cualquier lugar. Estamos dispuestos a sacrificar nuestra comodidad con el fin de participar en esta obra (Mar. 6:31-34; 1 Ped. 2:21). Algunos miembros de la congregación pueden ser precursores especiales, regulares o auxiliares. Otros han aprendido un nuevo idioma o se han mudado a un lugar donde se necesita ayuda para predicar. Y no podemos olvidar a los publicadores, que efectúan una gran parte de la obra de evangelizar y también se esfuerzan todo lo que pueden. Sea cual sea nuestro caso, Jehová no nos pide más de lo que podemos dar. w19.04 4 párrs. 7, 8
Jueves 7 de enero
Que los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón lleguen a ser placenteros delante de ti, oh Jehová (Sal. 19:14).
Podríamos hacernos preguntas como estas: “¿Tengo algo de envidia o celos en el corazón?” (1 Ped. 2:1). “¿Me siento orgulloso de mis antecedentes, educación o situación económica?” (Prov. 16:5). “¿Miro por encima del hombro a quienes no tienen las mismas cosas que yo o a los que son de otra raza?” (Sant. 2:2-4). “¿Me atrae lo que ofrece el mundo de Satanás?” (1 Juan 2:15-17). “¿Me gusta el entretenimiento inmoral y violento?” (Sal. 97:10; 101:3; Amós 5:15). Es posible que las respuestas a estas preguntas pongan de relieve campos en los que debemos trabajar. Aquellos con los que nos relacionamos influyen mucho en nosotros (Prov. 13:20). En la escuela o en el trabajo, estamos rodeados de personas que no nos ayudan a pensar como Jehová. En cambio, en las reuniones podemos encontrar los mejores amigos, que nos incitarán o motivarán a mostrar amor y hacer buenas obras (Heb. 10:24, 25). w19.06 12 párrs. 13, 14
Viernes 8 de enero
Es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión (Prov. 19:11).
Jehová no quería que ningún ser humano tuviera que soportar los problemas y las tensiones que existen hoy día. Así que es comprensible que un siervo fiel de Dios hable de manera irreflexiva cuando pasa por una situación angustiosa (Job 6:2, 3). Aunque diga cosas sobre Jehová o sobre nosotros que no son ciertas, no debemos apresurarnos a enojarnos con él ni juzgarlo. A veces, un cristiano que está sufriendo un problema grave también necesita recibir algún tipo de consejo o corrección (Gál. 6:1). ¿Cómo pueden ayudarlo los ancianos? Siguiendo el ejemplo de Elihú, que escuchó a Job con mucha empatía (Job 33:6, 7). Antes de aconsejarlo, Elihú primero se aseguró de comprender bien lo que pensaba Job. Los ancianos pueden imitar su ejemplo escuchando con atención a la persona que está sufriendo y tratando de entender su situación. De este modo, es más probable que los consejos le lleguen al corazón. w19.06 22, 23 párrs. 10, 11
Sábado 9 de enero
Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres (Hech. 5:29).
¿Cómo seguiremos adorando a Jehová durante la proscripción? La sucursal les dará a los ancianos instrucciones y sugerencias. ¿Y si la sucursal no puede ponerse en contacto con los ancianos? Entonces, estos nos darán instrucciones basadas en la Biblia y en nuestras publicaciones para que continuemos sirviendo a Dios (Mat. 28:19, 20; Heb. 10:24, 25). Jehová ha prometido que sus siervos estarán bien alimentados en sentido espiritual (Is. 65:13, 14; Luc. 12:42-44). Así que podemos estar seguros de que su organización hará todo lo posible a fin de darnos lo que necesitamos para ser fieles. Pero nosotros también podemos hacer algo. Cuando haya una proscripción, busquemos un lugar seguro donde esconder la Biblia y otras publicaciones. Tengamos cuidado de no dejar nunca esa valiosa información, sea en papel o en formato digital, donde sea fácil encontrarla. Todos debemos tomar medidas prácticas para permanecer fuertes en sentido espiritual. w19.07 10 párrs. 10, 11
Domingo 10 de enero
Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para que de todos modos salve a algunos (1 Cor. 9:22).
Por miles de años, la mayor parte de la humanidad tenía una religión. Pero en décadas recientes ha ocurrido un gran cambio. Cada vez hay más personas que no se consideran religiosas. De hecho, en algunos países, la mayoría de la gente afirma que no pertenece a ninguna religión (Mat. 24:12). ¿Por qué? Algunos quizás solo se ocupen de disfrutar de la vida o de atender sus problemas (Luc. 8:14). Otros se han hecho ateos. También hay quienes creen en Dios, pero piensan que la religión es algo pasado de moda, de poca importancia y que no está de acuerdo con la ciencia y la lógica. Tal vez oigan decir a quienes aparecen en los medios de comunicación que la vida surgió por evolución, y también se lo oyen a sus maestros y a sus amigos. Pero pocas veces escuchan razones lógicas para creer en Dios. A otros les molesta ver que los líderes religiosos tienen ansias de poder y dinero. Y, en algunos lugares, los gobiernos imponen límites a las actividades religiosas. w19.07 20 párrs. 1, 2
Lunes 11 de enero
Háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor (1 Cor. 15:58).
No necesitamos estar fuertes físicamente para continuar avanzando en la carrera cristiana. Es más, muchos que ya no tienen tantas fuerzas como antes siguen completamente decididos a crecer en sentido espiritual (2 Cor. 4:16). ¿Hemos servido a Jehová muchos años y ahora la salud no nos permite hacer tanto como antes? Si ese es el caso, no nos desanimemos. Podemos estar seguros de que Jehová valora todo lo que hicimos en el pasado (Heb. 6:10). Y, en cuanto al presente, recordemos que Jehová no mide nuestro amor por cuánto hacemos en su servicio. Más bien, demostramos lo mucho que lo queremos manteniendo una actitud positiva y haciendo todo lo que está a nuestro alcance (Col. 3:23). Él comprende nuestras limitaciones y no nos pide más de lo que podamos dar (Mar. 12:43, 44). w19.08 3 párr. 6; 5 párrs. 11, 12
Martes 12 de enero
Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes (Mat. 5:16).
Jehová se vale de las “obras excelentes” de sus siervos para atraer a las personas (Mat. 5:14, 15; 1 Ped. 2:12). Si su cónyuge no es testigo de Jehová, ¿conoce a los hermanos de la congregación? Invítelo a que lo acompañe a las reuniones (1 Cor. 14:24, 25). Esperamos que un día todos nuestros familiares sirvan a Jehová. Pero también es cierto que, aunque hagamos todo lo posible por ayudarlos, quizás nunca entren en la verdad. Si ocurre esto, no nos culpemos por su decisión. Al fin y al cabo, no podemos obligar a nadie a aceptar nuestras creencias. Aun así, no le quitemos importancia al efecto que puede tener en ellos ver que servimos felices a Jehová. Oremos por ellos, hablémosles de la verdad con respeto y no dudemos en seguir ayudándolos (Hech. 20:20). Confiemos en que Jehová bendecirá nuestros esfuerzos. Y, si nuestros familiares deciden escucharnos, se salvarán. w19.08 18, 19 párrs. 15-17
Miércoles 13 de enero
La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante (Mat. 6:22).
¿Qué significan estas palabras de Jesús? Que debemos llevar una vida sencilla, es decir, enfocada en un solo objetivo o propósito, sin que nada nos distraiga. Jesús mismo dio el ejemplo al enfocar su vida en el ministerio y les enseñó a sus discípulos a centrarse en el servicio a Jehová y en el Reino. Seguimos el ejemplo de Jesús si nuestra vida gira en torno al ministerio cristiano “buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mat. 6:33). Una manera de estar enfocados en el ministerio es simplificándonos la vida a fin de dedicar más tiempo a ayudar a otros a conocer y amar a Jehová. Por ejemplo, ¿podríamos hacer cambios en nuestro horario laboral y así predicar más durante la semana? ¿Podríamos reducir las horas que dedicamos a diversiones que tal vez nos roben mucho tiempo? w19.04 5 párrs. 12, 13
Jueves 14 de enero
En la altura y en el lugar santo es donde resido, también con el aplastado y de espíritu humilde (Is. 57:15).
En años recientes, a muchos hermanos con décadas de experiencia se les ha cambiado de asignación. A estos cristianos no les resultó fácil hacer dichos cambios. Como es lógico, estaban encariñados con la labor que hacían. Muchos de ellos llevaban años en su asignación. Algunos se sintieron muy tristes, pero con el tiempo se adaptaron. ¿Por qué? Ante todo, por su amor a Jehová. Tenían claro que le habían dedicado la vida a Dios, no a una asignación o un título (Col. 3:23). Se alegran de seguir sirviendo a Jehová con humildad en cualquier asignación. Estos hermanos “echan sobre él toda su inquietud” porque saben que él se preocupa por ellos (1 Ped. 5:6, 7). La humildad nos beneficia a nosotros mismos y a los demás. Gracias a esta hermosa cualidad, enfrentamos mejor las dificultades de la vida y, por encima de todo, nos acercamos más a nuestro Padre celestial. w19.09 6, 7 párrs. 15-17
Viernes 15 de enero
Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; en guardarlas hay un galardón grande (Sal. 19:8, 11).
Jehová nombró a David no solo cabeza de su familia, sino de toda la nación de Israel. Como era el rey, tenía mucho poder. Pero en ocasiones lo usó mal y cometió graves errores (2 Sam. 11:14, 15). Aun así, demostró que se sometía a Jehová aceptando su corrección. Le abrió su corazón en oración y trató por todos los medios de seguir su guía (Sal. 51:1-4). Además, tuvo la suficiente humildad como para aceptar los buenos consejos tanto de hombres como de mujeres (1 Sam. 19:11, 12; 25:32, 33). Aprendió de sus errores y centró su vida en servir a Jehová. Sabía cuánto lo beneficiaba someterse a él. Hoy día, podemos ver la diferencia que hay entre los que se someten a Jehová y los que rechazan su guía amorosa. Quienes se someten a Dios son muy felices “a causa de la buena condición de corazón” (Is. 65:13, 14). w19.09 17 párr. 15; 19 párr. 21
Sábado 16 de enero
Vi una gran muchedumbre de pie delante del trono y delante del Cordero (Rev. 7:9).
En 1935, los testigos de Jehová se dieron cuenta de que no es necesario que la gran muchedumbre esté en el cielo para poder estar “delante del trono y delante del Cordero”, y de que estas palabras tienen un sentido simbólico. Aunque los miembros de la gran muchedumbre vivan en la Tierra, están “delante del trono” si reconocen la autoridad de Jehová como gobernante del universo y se someten a ella (Is. 66:1). Y están “delante del Cordero” si tienen fe en el sacrificio de Jesús. Encontramos un caso parecido en Mateo 25:31, 32. Allí dice que “todas las naciones”, incluidos los malvados, “serán reunidas delante de” Jesús y de su trono glorioso. Es evidente que todas estas naciones están en la Tierra, no en el cielo. La aclaración que se dio en 1935 tiene mucho sentido. Explica por qué la Biblia no dice que la gran muchedumbre asciende a los cielos. Solo se promete la vida eterna en el cielo a un grupo: los 144.000 que “han de reinar sobre la tierra” con Jesús (Rev. 5:10). w19.09 28 párr. 9
Domingo 17 de enero
¡Amen a Jehová, todos los que le son leales! (Sal. 31:23).
Jehová espera que sus siervos cortemos toda relación con Babilonia la Grande. Pero es necesario hacer algo más. Debemos estar resueltos a seguir sirviendo a Dios. Veamos dos maneras de hacerlo. Primero, debemos obedecer estrictamente las justas normas morales de Dios. No podemos aceptar los valores y las normas del mundo. Por ejemplo, no aprobamos ningún tipo de inmoralidad sexual, lo que incluye el matrimonio entre personas del mismo sexo y otras prácticas homosexuales (Mat. 19:4, 5; Rom. 1:26, 27). Segundo, debemos seguir adorando a Dios con nuestros hermanos. Lo hacemos donde podemos, tanto en los Salones del Reino como, si es necesario, en casas particulares e incluso a escondidas. Pase lo que pase, no podemos dejar de reunirnos para servir a Dios. De hecho, tenemos que hacerlo “sobre todo al ver que el día se acerca” (Heb. 10:24, 25). w19.10 16 párrs. 6, 7
Lunes 18 de enero
Jehová es un Dios que exige devoción exclusiva (Éx. 34:14).
Jehová quiere que disfrutemos de la vida, y el entretenimiento puede contribuir a eso. De hecho, la Biblia dice que “no hay nada mejor para el hombre que comer, beber y disfrutar de su duro trabajo” (Ecl. 2:24). Ahora bien, gran parte del entretenimiento que el mundo ofrece es perjudicial, pues corrompe los valores morales y empuja a la gente a aceptar o incluso amar cosas que la Palabra de Dios condena. Nosotros deseamos darle a Jehová devoción exclusiva, así que no podemos comer de “la mesa de Jehová” y de “la mesa de los demonios” (1 Cor. 10:21, 22). Por lo general, comer con alguien es una señal de amistad. Escoger entretenimiento que fomenta la violencia, el ocultismo, la inmoralidad u otros deseos y actitudes carnales es lo mismo que sentarnos a comer con los enemigos de Dios y tomar lo que ellos han preparado. Si lo hacemos, nos perjudicamos a nosotros mismos y dañamos nuestra amistad con Jehová. w19.10 26 párr. 2; 29 párrs. 11, 12
Martes 19 de enero
Hombres hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo (2 Ped. 1:21).
Si un marinero quiere aprovechar el viento, debe hacer dos cosas. Primero, tiene que llevar el barco hasta donde sopla el viento, ya que no se moverá si se queda en el puerto. Segundo, tiene que alzar y desplegar las velas todo lo que pueda, pues el barco solo se moverá si el viento las hincha por completo. De modo parecido, solo podremos seguir sirviendo a Jehová si contamos con la ayuda de su espíritu. Para ello, debemos dar dos pasos. Primero, ponernos donde sopla el viento, es decir, participar en actividades que nos permitan recibir la guía del espíritu de Dios. Segundo, “alzar las velas” al máximo participando en esas actividades todo lo que podamos (Sal. 119:32). Entonces, el espíritu santo nos impulsará para que sigamos sirviendo fielmente a Jehová a pesar de las olas de la oposición y las pruebas. w19.11 9 párr. 8; 10 párr. 11
Miércoles 20 de enero
Mi paz les doy (Juan 14:27).
El último día de su vida como ser humano, Jesús estaba sometido a una enorme tensión. Para empezar, sabía que faltaba poco para que sus crueles enemigos lo torturaran hasta la muerte. Pero había algo más que lo preocupaba. Deseaba agradar a su Padre porque lo amaba muchísimo. Y sabía que, si era fiel durante aquellos momentos tan difíciles, contribuiría a vindicar o defender el nombre de Dios. Además, amaba a las personas y entendía que nuestras posibilidades de vivir para siempre dependían de que él fuera fiel hasta la muerte. Pese a toda aquella gran presión, Jesús conservó la paz. Tenía “la paz de Dios”, es decir, la calma que siente quien disfruta de una valiosa relación con Jehová. Esa era la sensación de tranquilidad que Jesús tenía en su mente y corazón (Filip. 4:6, 7). Ninguno de nosotros va a tener que aguantar la presión que soportó Jesús. Pero todos sus seguidores pasaremos por dificultades (Mat. 16:24, 25; Juan 15:20). Y seguro que, como él, en ocasiones estaremos sometidos a tensión. w19.04 8 párrs. 1-3
Jueves 21 de enero
No apaguen el fuego del espíritu (1 Tes. 5:19).
Preguntémonos: “¿Me siento agradecido de relacionarme con la parte terrestre de la organización de Dios?”. Jehová nos ha dado pruebas convincentes de que apoya a su organización. Es obvio que tenemos mucho por lo que dar gracias (1 Tes. 5:18). ¿Cómo demostramos que apoyamos a la organización que está usando Jehová? Poniendo en práctica los consejos bíblicos que recibimos en las publicaciones, en las reuniones y en las asambleas, y participando al máximo en la obra de predicar y hacer discípulos (1 Cor. 15:58). Esforcémonos por obtener la aprobación de Jehová para que acepte nuestros sacrificios. Sirvamos a Dios porque estamos agradecidos a él. Sigamos dándole lo mejor porque lo amamos con todo el corazón. Y apoyemos de toda alma a la organización que está usando hoy día. Haciendo todas estas cosas, le demostraremos a Jehová que valoramos el honor de servirle y ser sus Testigos. w19.11 25 párrs. 17, 18
Viernes 22 de enero
El que demuestre fe en mí hará obras más grandes (Juan 14:12).
Jesús no quería decir que sus seguidores harían milagros, igual que él, sino que predicarían y enseñarían en un territorio más extenso, a más gente y durante más tiempo que él. Si tenemos un empleo, preguntémonos: “¿Se me conoce como un buen trabajador? ¿Termino mi trabajo a tiempo y lo hago lo mejor que sé?”. Si nuestra respuesta es afirmativa, es probable que nuestro jefe confíe en nosotros y que nuestros compañeros estén más dispuestos a escuchar el mensaje de las buenas noticias. Por otro lado, con relación a nuestra obra de predicar y hacer discípulos, preguntémonos: “¿Se me conoce como alguien que se esfuerza mucho en el ministerio? ¿Me preparo bien las visitas iniciales? ¿Vuelvo a visitar enseguida a las personas que muestran interés? Y ¿participo con regularidad en las diversas facetas del ministerio?”. Si respondemos afirmativamente, es probable que disfrutemos de nuestra labor. w19.12 5 párrs. 14, 15
Sábado 23 de enero
Cada uno de ustedes debe amar a su esposa tal como se ama a sí mismo. A su vez, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo (Efes. 5:33).
Si una pareja decide que va a tener hijos, debe hablar sobre dos cuestiones importantes: primero, cuándo quieren tenerlos y, segundo, cuántos desean tener. Ahora bien, ¿cuál es el mejor momento para hablar de estos temas? ¿Y por qué son tan importantes? Por lo general, es aconsejable que los novios hablen antes de la boda sobre si van a tener familia o no, pues es muy importante que estén de acuerdo en este asunto. También deben pensar en si están listos para asumir tal responsabilidad. A algunos recién casados les parece mejor dejar pasar uno o dos años antes de ser padres, pues esto exige mucho tiempo y energías. Entienden que esperar les dará tiempo para adaptarse a la vida de casados y fortalecer su relación. w19.12 23 párrs. 4, 5
Domingo 24 de enero
El verdadero amigo es un hermano en tiempos de angustia (Prov. 17:17).
Por todo el mundo, muchos siervos de Jehová se enfrentan a situaciones muy difíciles e incluso dolorosas. Algunos tienen una enfermedad grave o han perdido a un ser querido en la muerte. Otros sufren el intenso dolor que les causa que un familiar o un amigo cercano deje la verdad. Y hay quienes tienen que aguantar las consecuencias de los desastres naturales. Todos ellos necesitan alivio de sus sufrimientos. ¿Cómo podemos ayudarlos? Seamos un amigo leal. Los amigos leales se sacrifican por sus hermanos. Veamos el siguiente caso. A un hermano llamado Peter le diagnosticaron una enfermedad terminal muy agresiva. Su esposa, Kathryn, dice: “Un matrimonio de la congregación nos llevó a la cita médica en la que nos dieron el diagnóstico de Peter. Decidieron que no nos dejarían solos durante aquel doloroso proceso, y han estado a nuestro lado siempre que los hemos necesitado”. ¿No es cierto que nos reconforta tener amigos de verdad que nos ayudan durante las pruebas? w20.01 8 párr. 1; 9 párr. 5; 10 párr. 6
Lunes 25 de enero
Todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en diferentes idiomas (Hech. 2:4).
Si usted fuera uno de esos discípulos reunidos en el cuarto de arriba de una casa durante el Pentecostés del año 33, seguro que estaría totalmente convencido de que había sido ungido por espíritu santo (Hech. 2:5-12). Pero ¿unge Dios a los elegidos siempre de una manera impactante y siempre en el mismo momento de sus vidas? No. Analicemos el momento en que alguien es ungido por espíritu santo. Ese grupo de unos 120 cristianos no fueron los únicos que fueron ungidos por espíritu santo aquel día. Más tarde, ese mismo día, otras 3.000 personas recibieron el espíritu santo que Jesús había prometido. En el caso de ellos, fueron ungidos cuando se bautizaron (Hech. 2:37, 38, 41). Pero, en los años siguientes, no todos los ungidos recibieron la llamada celestial en el momento de su bautismo. Los samaritanos fueron ungidos algún tiempo después de bautizarse (Hech. 8:14-17). Y, aunque fue un caso excepcional, Cornelio y los de su casa fueron ungidos antes incluso de bautizarse (Hech. 10:44-48). w20.01 20, 21 párrs. 2-4
Martes 26 de enero
Les he dado a conocer tu nombre (Juan 17:26).
Tan solo en los cuatro Evangelios, Jesús llamó Padre a Jehová unas 165 veces. ¿Por qué habló tanto de Jehová? Entre otras razones, porque quería que las personas se convencieran de que Jehová es un Padre cariñoso (Juan 17:25). Veamos cómo trató Jehová a su Hijo, Jesús, y lo que esto nos enseña sobre él. Dios siempre escuchó las oraciones de su Hijo, y además las respondió (Juan 11:41, 42). Jesús siempre sintió el amor y el apoyo de su Padre sin importar a qué prueba se enfrentara (Luc. 22:42, 43). Jehová demostró que es un Padre amoroso asegurándose de que Jesús supiera que contaba con su apoyo (Mat. 26:53; Juan 8:16). Es cierto que no lo protegió de todos los peligros, pero lo ayudó a aguantar las dificultades. Jesús sabía que cualquier daño que sufriera sería temporal (Heb. 12:2). Jehová demostró que cuidaba a su Hijo escuchándolo, dándole lo necesario, educándolo y ayudándolo (Juan 5:20; 8:28). w20.02 3 párrs. 6, 7, 9
Miércoles 27 de enero
Hagan todas las cosas para la gloria de Dios. Eviten hacerse causas de tropiezo (1 Cor. 10:31, 32).
Cuando tengamos que decidir si participar o no en cierta costumbre o tradición, debemos tomar en cuenta la conciencia de otras personas, en especial la de nuestros hermanos. No queremos hacer tropezar a los demás (Mar. 9:42). Por otro lado, tampoco deseamos ofender innecesariamente a quienes no son Testigos. El amor nos motivará a hablarles con respeto, pues esto honra a Jehová. Desde luego, evitaremos discutir con ellos o burlarnos de sus tradiciones. Recordemos que el amor tiene mucho poder. Si somos respetuosos y considerados, hasta podemos ablandar el corazón de los opositores. Digamos a nuestros parientes y vecinos que somos testigos de Jehová (Is. 43:10). Si hacemos esto de antemano, es probable que nos resulte más fácil manejar situaciones en las que las emociones están a flor de piel. Así pues, nunca nos avergoncemos de defender la verdad sobre la muerte (Rom. 1:16). w19.04 17, 18 párrs. 14-16
Jueves 28 de enero
Soy el menor de los apóstoles, y no merezco ser llamado apóstol (1 Cor. 15:9).
Los 12 apóstoles estuvieron con Jesús durante su ministerio en la Tierra, mientras que el apóstol Pablo se hizo cristiano después de la muerte y la resurrección de Jesús. Aunque con el tiempo se le nombró “apóstol a las naciones”, no tuvo el honor de ser uno de los 12 apóstoles (Rom. 11:13; Hech. 1:21-26). Sin embargo, se sintió contento con lo que tenía y no envidió a aquellos 12 hombres y la estrecha relación que habían mantenido con Jesús. Si somos humildes y nos sentimos satisfechos, seremos como Pablo y respetaremos la autoridad que Jehová les ha dado a otros hermanos (Hech. 21:20-26). Él ha nombrado ancianos para que dirijan a la congregación cristiana. A pesar de sus imperfecciones, Jehová los considera “regalos” (Efes. 4:8, 11). Cuando los respetamos y seguimos con humildad su dirección, somos amigos de Jehová y tenemos paz con nuestros hermanos. w20.02 17 párrs. 13, 14
Viernes 29 de enero
Nosotros amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19).
Puede que antes de estudiar con los testigos de Jehová usted ya le tuviera un profundo aprecio a la Biblia. Quizás también sentía cariño por Jesús. Y, ahora que conoce a los Testigos, es probable que disfrute de su compañía. Pero esos sentimientos no lo van a llevar necesariamente a querer dedicarse a Jehová y bautizarse. La motivación principal para bautizarse es el amor a Dios. Cuando usted lo ame más que a cualquier otra cosa, no permitirá que nada ni nadie le impida servirle. Así que el amor a Jehová no solo nos conduce al bautismo, sino que también nos ayuda a permanecer en el camino del servicio a Dios. Jesús dijo que debemos amar a Jehová con todo el corazón, alma, mente y fuerzas (Mar. 12:30). ¿Cómo puede usted aprender a amarlo y respetarlo a ese grado? Reflexionando en el amor que nos tiene. w20.03 4 párrs. 4, 5
Sábado 30 de enero
Efectúa tu ministerio plenamente (2 Tim. 4:5).
¿Qué significa que cumplamos plenamente con nuestro ministerio? En pocas palabras, participar todo lo posible en la predicación y la enseñanza. Pero a Jehová no le interesa solo cuánto tiempo dedicamos a su servicio, sino por qué lo hacemos. Si lo que nos motiva es el amor que sentimos por él y por el prójimo, trabajaremos con toda el alma en el ministerio cristiano (Mar. 12:30, 31; Col. 3:23). Esto implica emplear al máximo nuestras fuerzas y energías. Si consideramos que la predicación es un honor, trataremos de llevar las buenas noticias al mayor número posible de personas. Quizás nosotros no podamos dedicarle a la predicación todo el tiempo que nos gustaría. Sin embargo, eso es lo que de verdad amamos. Nos esforzamos por llegar cada vez mejor al corazón de la gente con el mensaje del Reino. Ponemos el ministerio en primer lugar. w19.04 2 párr. 3; 3 párrs. 4, 6
Domingo 31 de enero
La verdad no está en él (Juan 8:44).
Las mentiras de Satanás aumentan el dolor y el sufrimiento de la humanidad. Por ejemplo, a los padres que han perdido a un hijo quizás les digan que Dios se lo ha llevado porque necesita otro angelito en el cielo. ¿Verdad que esta mentira satánica no les alivia el dolor, sino que se lo agudiza? Por otro lado, la enseñanza falsa del infierno se ha utilizado para justificar torturas, como la de quemar en la hoguera a quienes no estaban de acuerdo con las creencias de la Iglesia. Según un libro sobre la Inquisición española, algunos de los responsables de estas crueldades al parecer creían que solo estaban dándoles a los herejes “un adelanto de lo que sería el tormento eterno” para que se arrepintieran antes de morir y se salvaran del infierno. Además, en algunos lugares, la gente siente la necesidad de adorar a sus antepasados, honrarlos o buscar su bendición. Otros tratan de apaciguarlos para evitar que estos los castiguen. Por desgracia, las creencias basadas en mentiras diabólicas no dan verdadero consuelo. Al contrario, provocan angustias innecesarias o incluso miedo. w19.04 14 párr. 1; 16 párr. 10