Febrero
Martes 1 de febrero
Humildemente piensen que los demás son superiores a ustedes (Filip. 2:3).
Conozcamos mejor a los hermanos. Hablemos con ellos antes y después de las reuniones, salgamos a predicar juntos y, si es posible, invitémoslos a comer. Cuando lo hagamos, quizás nos demos cuenta de que una hermana que parece antipática en realidad es tímida, que un hermano que tiene mucho dinero no es materialista sino generoso, o que una familia que suele llegar tarde a las reuniones está afrontando oposición (Job 6:29). Claro, no debemos meternos “en asuntos ajenos” (1 Tim. 5:13). Pero es bueno que sepamos algo de nuestros hermanos y de las circunstancias que han influido en su carácter. Cuando conocemos mejor a un hermano que nos saca un poco de quicio, es más probable que lo comprendamos. No es fácil conocer mejor a los hermanos. Pero, cuando seguimos el consejo bíblico de abrir de par en par nuestro corazón, imitamos a Jehová, que ama a “toda clase de personas” (1 Tim. 2:3, 4; 2 Cor. 6:11-13). w20.04 17 párrs. 10, 12
Miércoles 2 de febrero
Nadie tiene amor más grande que quien da su vida por sus amigos (Juan 15:13).
La noche antes de morir, Jesús les recordó a sus discípulos que se amaran unos a otros. Él sabía que eso los ayudaría a mantenerse unidos y aguantar el odio del mundo. Pensemos en la congregación de Tesalónica, que fue perseguida desde sus inicios. Aquellos cristianos se convirtieron en ejemplos de amor y fiel aguante (1 Tes. 1:3, 6, 7). Pablo los animó a seguir mostrando “todavía más” amor (1 Tes. 4:9, 10). El amor los motivaría a consolar a los deprimidos y apoyar a los débiles (1 Tes. 5:14). Y ellos le hicieron caso, pues Pablo les dijo un año después en su segunda carta: “El amor que todos y cada uno de ustedes sienten unos por otros está aumentando” (2 Tes. 1:3-5). Su amor los ayudó a aguantar los problemas y la persecución. w21.03 22 párr. 11
Jueves 3 de febrero
Corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros (Heb. 12:1).
Si queremos recibir el premio de la vida eterna, debemos seguir el camino, o estilo de vida, fijado para los cristianos (Hech. 20:24; 1 Ped. 2:21). Pero Satanás y quienes lo imitan quieren que los siervos de Dios nos desviemos y sigamos “corriendo con ellos” (1 Ped. 4:4). Se burlan de nuestro estilo de vida y dicen que el suyo es mejor porque les da libertad. Pero están muy equivocados (2 Ped. 2:19). Es de suma importancia que elijamos el camino correcto. Satanás quiere que dejemos de correr en el camino estrecho que “lleva a la vida” y que nos pasemos al camino espacioso por donde va la mayoría de las personas de este mundo. Esta ruta es más sencilla, pero “lleva a la destrucción” (Mat. 7:13, 14). Si no queremos que nada nos saque del camino correcto, debemos confiar en Jehová y escuchar lo que nos dice. w20.04 26 párr. 1; 27 párrs. 5, 7
Viernes 4 de febrero
Recomiendo que se ruegue, se ore y se interceda para que podamos seguir llevando una vida tranquila y calmada con total devoción a Dios (1 Tim. 2:1, 2).
En los últimos años, Rusia y sus aliados también han invadido “la Tierra Hermosa” (Dan. 11:41). ¿De qué manera? En el 2017, este rey del norte de la actualidad prohibió la obra de los testigos de Jehová y encarceló a algunos de nuestros hermanos. También prohibió nuestras publicaciones, entre ellas la Traducción del Nuevo Mundo. Además, se apoderó de la sucursal de Rusia, así como de Salones del Reino y Salones de Asambleas. Tras estos sucesos, en el 2018 el Cuerpo Gobernante identificó a Rusia y sus aliados como el rey del norte. Ahora bien, los siervos de Jehová no luchamos contra ningún gobierno ni intentamos cambiarlo, ni siquiera cuando este nos persigue con dureza. Más bien, seguimos el consejo bíblico de orar “por todos los que ocupan altos cargos”, en especial cuando toman decisiones que podrían afectar a la libertad religiosa. w20.05 14 párr. 9
Sábado 5 de febrero
Presta constante atención a tu conducta y a tu enseñanza (1 Tim. 4:16).
Padres, para que sus hijos estén convencidos de que tienen la verdad, es necesario que ellos tengan una amistad personal con Dios y que estén seguros de que la Biblia contiene la verdad. Si ustedes desean enseñar a sus hijos la verdad sobre Dios, deben dar el ejemplo siendo buenos estudiantes de la Biblia. Saquen tiempo para reflexionar en lo que estudian. Entonces, podrán enseñar a sus hijos a hacer lo mismo. Muéstrenles cómo utilizar nuestras herramientas de estudio, tal como lo hacen con sus estudiantes de la Biblia. De este modo, ayudarán a sus hijos a amar a Jehová y a confiar en el medio que él utiliza para darnos el alimento espiritual: “el esclavo fiel y prudente” (Mat. 24:45-47). No se limiten a enseñarles las verdades fundamentales de la Biblia. Ayúdenlos a conocer “las cosas profundas de Dios” teniendo en cuenta su edad y su capacidad, y así llegarán a tener una fe fuerte (1 Cor. 2:10). w20.07 11 párrs. 10, 12, 13
Domingo 6 de febrero
Jehová detesta a las personas retorcidas, pero tiene una estrecha amistad con las que son rectas (Prov. 3:32).
Hoy en día, millones de humanos imperfectos tienen una bonita amistad con Jehová. Pueden disfrutar de esta amistad porque tienen fe en el sacrificio de Jesús. Gracias al rescate, Jehová nos concede el honor de dedicarnos a él y bautizarnos. Cuando damos estos importantes pasos, nos unimos a los millones de cristianos dedicados y bautizados que ya disfrutan de “una estrecha amistad” con la persona más grande del universo. ¿Cómo podemos demostrar gratitud por la amistad con Dios? Imitando a Abrahán y Job. Ellos se mantuvieron fieles a Dios por más de cien años. Nosotros debemos hacer lo mismo, sin importar cuánto tiempo llevemos sirviendo a Jehová en este viejo sistema. También debemos imitar a Daniel y valorar nuestra amistad con Jehová más que nuestra propia vida (Dan. 6:7, 10, 16, 22). Con la ayuda de Jehová, podemos aguantar cualquier prueba y conservar nuestra estrecha amistad con él (Filip. 4:13). w20.05 27 párrs. 5, 6
Lunes 7 de febrero
Unifica mi corazón (Sal. 86:11).
El rey David vio a la esposa de otro hombre, llamada Bat-Seba, bañándose. Él conocía el mandato de Jehová que decía: “No desees a la esposa de tu prójimo” (Éx. 20:17). Pero se quedó mirándola. Su corazón llegó a estar dividido. Por un lado, deseaba a aquella mujer. Y, por otro, deseaba agradar a Jehová. Aunque había amado y temido a Jehová por mucho tiempo, se dejó llevar por su deseo egoísta. Como resultado, hizo algunas cosas muy malas. Manchó el nombre de Jehová y les hizo un daño terrible a personas inocentes, incluida su propia familia (2 Sam. 11:1-5, 14-17; 12:7-12). Jehová disciplinó a David, y este se recuperó (2 Sam. 12:13; Sal. 51:2-4, 17). Nunca olvidó los problemas y el sufrimiento que provocó por permitir que su corazón se dividiera. Sus palabras de Salmo 86:11 también se pueden traducir así: “Dame un corazón que no esté dividido”. ¿Le respondió Jehová? Sí, pues la Palabra de Dios dice más adelante que David “sirvió a Jehová su Dios con un corazón completo” (1 Rey. 11:4; 15:3). w20.06 11 párrs. 12, 13
Martes 8 de febrero
Seguí atrayéndolos con las cuerdas del amor (Os. 11:4).
La Biblia dice que el amor de Jehová por sus siervos es como una cuerda o soga. ¿En qué sentido? Pongamos un ejemplo. Imagínese que usted está ahogándose en un mar agitado y alguien le lanza un salvavidas desde un barco. Seguro que lo agradece, porque esto lo va a ayudar a mantenerse a flote. Pero el hecho de tener un salvavidas no es suficiente. Como el agua está fría, para sobrevivir necesitará que alguien le lance una cuerda y lo ayude a llegar al barco. Pues bien, como dice el texto de hoy, Jehová siguió atrayendo con amor a los israelitas que se habían alejado. Eso es lo que Dios quiere hacer hoy con quienes están inactivos y se ahogan en un mar de problemas y preocupaciones. Desea que sepan que los ama y quiere ayudarlos a volver. Y él puede usarnos para expresarles ese amor. Es importante asegurarles a los inactivos que Jehová los ama y nosotros también. w20.06 27 párrs. 12, 13
Miércoles 9 de febrero
Feliz el hombre que sigue aguantando durante la prueba (Sant. 1:12).
Cuando el discípulo Esteban fue asesinado, muchos cristianos huyeron de Jerusalén y “fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria”. Algunos de ellos llegaron hasta Chipre y Antioquía (Hech. 7:58-8:1; 11:19). No podemos ni imaginarnos las dificultades a las que se enfrentaron estos discípulos. Aun así, siguieron predicando las buenas noticias con entusiasmo allá donde fueron, y se formaron congregaciones por todo el Imperio romano (1 Ped. 1:1). Pero los problemas de los primeros cristianos no habían hecho más que empezar. Por ejemplo, alrededor del año 50, el emperador romano Claudio ordenó que todos los judíos salieran de Roma. Esto obligó a los judíos que se habían hecho cristianos a abandonar sus casas y mudarse a otros lugares (Hech. 18:1-3). Alrededor del año 61, el apóstol Pablo escribió que sus hermanos habían sido expuestos públicamente a insultos, llevados a prisión y despojados de sus bienes (Heb. 10:32-34). Y, al igual que otras personas, los cristianos fueron víctimas de la pobreza y la enfermedad (Rom. 15:26; Filip. 2:25-27). w21.02 26, 27 párrs. 2-4
Jueves 10 de febrero
El Diablo ha bajado adonde están ustedes lleno de furia, ya que sabe que le queda poco tiempo (Apoc. 12:12).
Si nuestra fe es sólida, nada de lo que hagan Satanás o los que se dejan influir por él logrará desestabilizarnos (2 Juan 8, 9). Sabemos que el mundo va a odiarnos (1 Juan 3:13). Juan nos recuerda que “el mundo entero está bajo el poder del Maligno” (1 Juan 5:19). El fin de este sistema está cada vez más cerca, así que Satanás está cada vez más furioso. No solo nos ataca por medios sutiles, como la inmoralidad y las mentiras de los apóstatas, sino que también usa la fuerza. Él sabe que le queda poco tiempo, por eso intenta más y más detener la predicación o destruir nuestra fe. No nos extraña, pues, que en algunos países se restrinja o incluso prohíba nuestra obra. Aun así, nuestros hermanos en esos lugares siguen aguantando. Demuestran que, sin importar lo que el Diablo nos haga, podemos mantenernos fieles. w20.07 24 párrs. 12, 13
Viernes 11 de febrero
El regalo que Dios da es la vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor (Rom. 6:23).
Jehová quería que los seres humanos vivieran para siempre en el hermoso planeta que había creado. Pero, cuando Adán y Eva se rebelaron contra su cariñoso Padre, la sombra del pecado y la muerte cubrió la Tierra (Rom. 5:12). ¿Qué hizo Jehová? De inmediato reveló cómo rescataría a la humanidad (Gén. 3:15). Decidió que entregaría la vida de su Hijo para rescatar del pecado y la muerte a los descendientes de Adán y Eva. De este modo, le daría a cada persona la oportunidad de elegir si quiere servirle y recibir la vida eterna (Juan 3:16; 1 Cor. 15:21, 22). Mediante su Hijo, Jehová resucitará a millones y millones de personas. Pero es probable que no todos vuelvan a vivir al mismo tiempo. ¿Por qué no? Porque, si la población de la Tierra de repente se disparara, el caos reinaría. Y a Jehová no le gusta la falta de organización. Sabe que, para que haya paz, se necesita mantener el orden (1 Cor. 14:33). w20.08 14 párr. 3; 15 párr. 5
Sábado 12 de febrero
Presta constante atención a tu conducta y a tu enseñanza (1 Tim. 4:16).
El estudiante debe entender que el propósito del curso es ayudarlo a hacerse testigo de Jehová. El estudiante sincero de la Biblia da varios pasos para llegar hasta el bautismo. Primero, llega a conocer y a amar a Jehová, y pone su fe en él (Juan 3:16; 17:3). Luego, se hace amigo de Dios y de los hermanos de la congregación (Heb. 10:24, 25; Sant. 4:8). Con el tiempo, deja de hacer cosas malas y se arrepiente de sus pecados (Hech. 3:19). Mientras tanto, su fe lo impulsa a hablar de la verdad con otras personas (2 Cor. 4:13). Por último, se dedica a Jehová y se bautiza en símbolo de su dedicación (1 Ped. 3:21; 4:2). Sin duda, ese es un día muy feliz para todos. A medida que el estudiante vaya dando pasos, felicitémoslo con generosidad y animémoslo a seguir progresando. w20.10 18 párrs. 12, 13
Domingo 13 de febrero
Si el pie dijera “Como no soy mano, no soy parte del cuerpo”, no por eso dejaría de ser parte del cuerpo (1 Cor. 12:15).
Si nos comparamos con otros hermanos de la congregación, tal vez no logremos ver lo que valemos. Algunos hermanos son excelentes maestros, organizadores o pastores. Y quizás pensemos que no somos tan buenos como ellos. Esto muestra que somos humildes y modestos (Filip. 2:3). Pero cuidado. Si nos pasamos la vida comparándonos con los que destacan por sus habilidades, nos desanimaremos. Como indicó el apóstol Pablo, puede que hasta lleguemos a pensar que no aportamos nada a la congregación. A algunos cristianos del siglo primero Jehová les dio dones milagrosos del espíritu santo, pero no todos tenían los mismos dones (1 Cor. 12:4-11). Aun así, todos ellos eran valiosos. Es cierto que hoy no tenemos los dones milagrosos del espíritu santo, pero el principio no ha cambiado. Puede que no todos tengamos las mismas habilidades, pero todos somos valiosos para Jehová. w20.08 23 párrs. 13-15
Lunes 14 de febrero
Jehová está de mi parte, no tendré miedo (Sal. 118:6).
Cuando le pida a Jehová que le dé valor, él responderá sus oraciones y nunca lo abandonará (Hech. 4:29, 31). Siempre estará ahí para apoyarlo. Piense en cómo lo ha ayudado a superar dificultades y le ha dado fuerzas para hacer cambios en su vida. Si hizo que su pueblo atravesara el mar Rojo, no tenga duda de que puede ayudarlo a usted a ser discípulo de Cristo (Éx. 14:13). Tenga la misma confianza que tuvo el salmista que dijo las palabras del texto de hoy. Jehová también puede ayudar a los publicadores nuevos a ser valientes. Fíjese en lo que le pasó a una hermana llamada Tomoyo. El día que empezó a predicar de casa en casa, en la primera puerta salió una señora que le gritó: “¡No quiero saber nada de los testigos de Jehová!”, y le dio un portazo. Sin perder el ánimo, Tomoyo le dijo a su compañera: “¿Viste eso? No dije ni pío, y la señora ya sabía que era testigo de Jehová. ¡Qué alegría!”. Tomoyo ahora es precursora regular. w20.09 6 párrs. 13, 14
Martes 15 de febrero
Asá hizo lo que era bueno y correcto a los ojos de Jehová su Dios (2 Crón. 14:2).
Asá le dijo al pueblo que había sido Jehová quien les había dado “paz en todos lados” (2 Crón. 14:6, 7). Pero no pensaba que fuera momento de tomarse las cosas con calma. Al contrario, empezó a construir ciudades, murallas, torres y puertas. Les dijo a los habitantes de Judá: “El país todavía está en nuestro poder”. ¿Qué quiso decir? Que podían moverse libremente por la tierra que Dios les había dado y construir sin la amenaza de ningún enemigo. Por eso animó al pueblo a aprovechar bien este periodo de paz. Asá también aprovechó esa época de paz para reforzar su ejército (2 Crón. 14:8). ¿Es que acaso no confiaba en Jehová? Claro que confiaba en él, pero sabía que como rey tenía el deber de preparar al pueblo para las dificultades que pudieran venir en el futuro. Sabía que aquel periodo de paz en Judá no duraría para siempre, y así fue. w20.09 15 párrs. 4, 5
Miércoles 16 de febrero
No vayan más allá de las cosas que están escritas (1 Cor. 4:6).
Un anciano bienintencionado podría poner normas que le parece que protegerán a las ovejas de Dios. Sin embargo, hay diferencias importantes entre la autoridad de los ancianos y la de los cabezas de familia. Una de ellas es que Jehová les ha dado a los ancianos la responsabilidad de actuar como jueces y expulsar de la congregación a los pecadores que no se arrepienten (1 Cor. 5:11-13). Por otro lado, Jehová les ha dado a los cabezas de familia autoridad para hacer ciertas cosas que los ancianos no pueden hacer. Una de las cosas que un cabeza puede hacer es dictar normas para los miembros de su familia y asegurarse de que se cumplan (Rom. 7:2). Por ejemplo, tiene derecho a establecer a qué hora deben llegar a la casa sus hijos por la noche, y también la autoridad para disciplinarlos si desobedecen (Efes. 6:1). Claro, antes de poner una norma, un cabeza de familia considerado hablará con su esposa, pues los dos son “una sola carne” (Mat. 19:6). w21.02 16-18 párrs. 10-13
Jueves 17 de febrero
La sabiduría vale más que los corales; no se puede comparar con nada de lo que uno desee (Prov. 3:15).
Un motivo por el que las verdades que se encuentran en la Palabra de Dios son valiosas es que Jehová solo se las revela a las personas que son humildes y tienen “la actitud correcta” (Hech. 13:48). Estas personas aceptan el medio que Dios utiliza para hacernos llegar esas verdades hoy día (Mat. 11:25; 24:45). Nosotros no podemos aprender estas verdades por nuestra cuenta. Llegar a entenderlas es muchísimo más valioso que cualquier otra cosa (Prov. 3:13). Jehová también nos ha confiado el honor de enseñarles a otras personas la verdad sobre él y sus propósitos (Mat. 24:14). Este mensaje tiene un valor incalculable porque las ayuda a ser parte de la familia de Jehová y les da la oportunidad de tener vida eterna (1 Tim. 4:16). Sea que hagamos mucho o poco en el ministerio, estamos apoyando la obra más importante de nuestros días (1 Tim. 2:3, 4). ¡Qué gran honor es poder colaborar con Dios! (1 Cor. 3:9). w20.09 26, 27 párrs. 4, 5
Viernes 18 de febrero
Encontramos hermanos y nos suplicaron que nos quedáramos con ellos (Hech. 28:14).
Durante su viaje a Roma, Jehová ayudó al apóstol Pablo en muchas ocasiones por medio de sus hermanos. Por ejemplo, Aristarco y Lucas, dos amigos leales de Pablo, decidieron acompañarlo a Roma. Estuvieron dispuestos a arriesgar su vida para estar con Pablo, aunque la Biblia no dice que ninguno de ellos hubiera recibido personalmente de Jesús la promesa de que llegarían a Roma. Fue más tarde, en plena tormenta, cuando se enteraron de que se salvarían. Cuando llegaron a la ciudad portuaria de Sidón, Julio le permitió a Pablo “que fuera a visitar a sus amigos y que ellos lo cuidaran” (Hech. 27:1-3). Y, más tarde, en la ciudad de Puteoli, Pablo y sus compañeros encontraron a algunos hermanos, quienes les suplicaron que se quedaran con ellos siete días. Mientras esos cristianos atendían a los viajeros, seguro que se alegraron muchísimo por las experiencias animadoras que Pablo les contó (compare con Hechos 15:2, 3). w20.11 15, 16 párrs. 15-17
Sábado 19 de febrero
La devoción a Dios ofrece una promesa para la vida presente y la vida futura (1 Tim. 4:8).
Padres, demuestren a sus hijos con lo que dicen y hacen que aman a Jehová de corazón. El mayor regalo que pueden hacerles es ayudarlos a amar a Jehová. Y una de las lecciones más importantes que pueden enseñarles es cómo mantener un buen programa que incluya el estudio, la oración, las reuniones y la predicación (1 Tim. 6:6). Claro, deben darles las cosas materiales que necesitan (1 Tim. 5:8). Pero recuerden: lo que ayudará a sus hijos a sobrevivir al fin de este viejo sistema y a entrar en el nuevo mundo de Dios no serán las cosas materiales, sino su buena amistad con Jehová (Ezeq. 7:19). Cuánto nos alegra ver a tantos padres cristianos que toman buenas decisiones pensando en el bienestar espiritual de su familia. Por lo general, quienes se han criado en familias como estas no pierden las buenas costumbres que aprendieron de niños y están muy agradecidos por la educación que recibieron (Prov. 10:22). w20.10 28, 29 párrs. 10, 11
Domingo 20 de febrero
Eso jamás te va a pasar a ti (Mat. 16:22).
En ocasiones, el apóstol Pedro decía o hacía cosas que luego lamentaba. Por ejemplo, cuando Jesús les contó a sus apóstoles que tendría que sufrir y morir, Pedro lo reprendió diciéndole las palabras del texto de hoy (Mat. 16:21-23). Jesús lo corrigió. Cuando una multitud fue a arrestar a Jesús, Pedro impulsivamente le cortó la oreja a un esclavo del sumo sacerdote (Juan 18:10, 11). Jesús lo volvió a corregir. Además, Pedro había presumido de que, aunque todos los demás apóstoles fallaran y abandonaran a Jesús, él nunca lo haría (Mat. 26:33). Pero ese exceso de confianza se transformó en temor al hombre, y Pedro negó tres veces conocer a su Maestro. Hundido, “salió afuera y lloró amargamente” (Mat. 26:69-75). Seguro que se preguntó si Jesús podría perdonarlo. Sin embargo, Pedro no se dejó vencer por el desánimo. A pesar de su error, se recuperó, y sabemos que siguió adelante junto con los otros apóstoles (Juan 21:1-3; Hech. 1:15, 16). w20.12 20 párrs. 17, 18
Lunes 21 de febrero
Esposos, continúen viviendo con ellas de acuerdo con conocimiento. Denles honra como a una vasija más frágil, la femenina (1 Ped. 3:7).
Un cabeza de familia puede demostrar humildad de muchas formas. Por ejemplo, no espera que su esposa y sus hijos sean perfectos. Presta atención a las opiniones de los miembros de su familia, aunque él no esté de acuerdo con ellas. Además, un hombre humilde está dispuesto a realizar las labores del hogar, incluso si donde vive se piensa que estas son cosas de mujeres. Esto puede ser todo un reto. ¿Por qué? Una hermana llamada Rachel dice: “De donde yo vengo, si un hombre ayuda a su esposa a lavar los platos o a limpiar la casa, sus vecinos y sus familiares pondrán en duda si es ‘un hombre de verdad’. Pensarán que no puede controlar a su esposa”. Si donde usted vive muchas personas piensan igual, recuerde que Jesús les lavó los pies a sus discípulos aunque eso se consideraba un trabajo de esclavos. Un buen cabeza de familia se preocupará no por quedar bien, sino porque su familia se sienta bien. w21.02 2 párr. 3; 4 párr. 11
Martes 22 de febrero
Una cosa es segura: olvidando las cosas que quedan atrás y estirándome para alcanzar las cosas por venir, sigo adelante hacia la meta (Filip. 3:13, 14).
Los buenos recuerdos son un regalo de Jehová; pero, por muy buena que haya sido nuestra vida, nuestro futuro en el nuevo mundo será mejor. Puede que otros nos hieran, pero si decidimos perdonar podremos seguir avanzando. El exceso de culpa puede hacer que sirvamos a Jehová sin alegría. Pero, al igual que el apóstol Pablo, debemos convencernos de que Jehová nos ha perdonado (1 Tim. 1:12-15). En el nuevo mundo que esperamos, donde disfrutaremos de vida eterna, no tendremos que cargar con ningún mal recuerdo. La Biblia dice que, en ese tiempo, “las cosas del pasado no serán recordadas” (Is. 65:17). Algunos de nosotros llevamos muchos años sirviendo a Jehová y ya somos muy mayores; pero, imagínese, en el nuevo mundo volveremos a ser jóvenes otra vez (Job 33:25). Así pues, estemos decididos a no vivir en el pasado, y vivamos el presente pensando en el futuro. w20.11 24 párr. 4; 29 párrs. 18, 19
Miércoles 23 de febrero
Vi una gran muchedumbre que estaba gritando con voz fuerte: “¡La salvación se la debemos a nuestro Dios y al Cordero!” (Apoc. 7:9, 10).
¿Qué pasará en el futuro? Durante la gran tribulación, Jehová nos salvará de dos maneras impresionantes. Primero, salvará a sus siervos leales cuando haga que “los reyes de la tierra” destruyan a Babilonia la Grande, el conjunto de todas las religiones falsas del mundo (Apoc. 17:16-18; 18:2, 4). Y, segundo, salvará a su pueblo cuando acabe con los demás elementos del mundo de Satanás en Armagedón (Apoc. 16:14, 16). Mientras estemos cerca de Jehová, Satanás no podrá causarnos ningún daño permanente. De hecho, él es quien va a ser destruido para siempre (Rom. 16:20). Así que pongámonos la armadura completa y jamás nos la quitemos. No tratemos de luchar solos, apoyemos a nuestros hermanos y sigamos las órdenes de Jehová. Si lo hacemos, podemos estar seguros de que nuestro cariñoso Padre celestial nos fortalecerá y nos protegerá (Is. 41:10). w21.03 30 párrs. 16, 17
Jueves 24 de febrero
Su fuerza dependerá de que mantengan la calma y demuestren confianza (Is. 30:15).
¿Cómo podemos demostrar que confiamos en Jehová? Siguiendo su guía. En la Biblia encontramos muchos ejemplos, tanto buenos como malos, que destacan el valor de mantener la calma y poner nuestra confianza en Jehová. Cuando estudie buenos ejemplos, fíjese en lo que ayudó a los siervos de Dios a mantener la calma cuando se enfrentaron a fuerte oposición. Por ejemplo, los apóstoles no se dejaron intimidar cuando el tribunal supremo judío les prohibió seguir predicando. En lugar de eso, dijeron con valor: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hech. 5:29). No tuvieron miedo ni siquiera después de que los golpearan. ¿Por qué? Porque sabían que Jehová estaba de su parte y que contaban con su aprobación. Así que siguieron predicando las buenas noticias (Hech. 5:40-42). De la misma manera, cuando el discípulo Esteban se enfrentó a la muerte, estaba tan tranquilo y sereno que “su cara parecía la de un ángel” (Hech. 6:12-15). ¿Por qué? Porque estaba convencido de que tenía la aprobación de Jehová. w21.01 4 párrs. 10, 11
Viernes 25 de febrero
Han lavado sus túnicas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Apoc. 7:14).
Esto quiere decir que tienen la conciencia limpia y que cuentan con la aprobación de Jehová (Is. 1:18). Son cristianos dedicados y bautizados que tienen una fe fuerte en el sacrificio de Jesús y son amigos de Jehová (Juan 3:36; 1 Ped. 3:21). Por todo esto, pueden estar delante del trono de Dios dándole “servicio sagrado día y noche” en el patio terrestre de su templo espiritual (Apoc. 7:15). De hecho, ya realizan con entusiasmo la mayor parte de la labor de predicar y hacer discípulos, y ponen los intereses del Reino por encima de los suyos (Mat. 6:33; 24:14; 28:19, 20). Los que componen la gran muchedumbre están seguros de que Dios los seguirá cuidando después de la gran tribulación porque la Biblia dice que “el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos”. Además, se cumplirá esta promesa que las otras ovejas llevan tanto tiempo esperando: Dios “les secará toda lágrima de sus ojos” (Apoc. 21:3, 4). w21.01 16 párrs. 9, 10
Sábado 26 de febrero
Derramaré parte de mi espíritu sobre todo tipo de personas. Sus hijos y sus hijas profetizarán (Hech. 2:17).
Nos hace muy felices ser parte de la familia de Jehová, y todos nos esforzamos por respetar el principio de autoridad que él ha establecido. La Biblia indica que para Jehová los hombres y las mujeres son igual de valiosos. Por ejemplo, explica que en el siglo primero Jehová les dio espíritu santo tanto a unas como a otros para que pudieran hacer milagros, como hablar en lenguas (Hech. 2:1-4, 15-18). El grupo de cristianos ungidos que reinarán con Cristo está formado por hombres y mujeres (Gál. 3:26-29). Igualmente, Jehová les dará a personas de ambos sexos la recompensa de vida eterna en la Tierra (Apoc. 7:9, 10, 13-15). Y Jesús les mandó tanto a hombres como a mujeres que predicaran y enseñaran las buenas noticias (Mat. 28:19, 20). Por ejemplo, el libro de Hechos menciona a una cristiana llamada Priscila. Ella y su esposo, Áquila, “le explicaron con mayor exactitud” la verdad a un hombre muy culto llamado Apolos (Hech. 18:24-26). w21.02 14 párrs. 1, 4
Domingo 27 de febrero
Cuídense ustedes mismos y cuiden del rebaño. Pastoreen la congregación de Dios (Hech. 20:28).
Ancianos, ustedes tienen la importante responsabilidad de ayudar a los publicadores a ser buenos predicadores y maestros. Si a alguien le pone nervioso la idea de dirigir un curso bíblico con ustedes, ofrézcanse para hacerlo. Ustedes pueden hacer mucho para animar y motivar a los maestros a no rendirse (1 Tes. 5:11). Aunque en este momento no dirijamos un curso bíblico, todos podemos ayudar a alguien a crecer en sentido espiritual. Sin hablar demasiado, podemos apoyar al maestro haciendo comentarios bien preparados durante la clase. Hagámonos amigos de los estudiantes cuando vayan al Salón del Reino y seamos buenos ejemplos para ellos. Y los ancianos pueden animar a los estudiantes sacando tiempo para ellos y a los maestros capacitándolos y felicitándolos. No hay mayor alegría que saber que hemos puesto nuestro granito de arena para que alguien llegue a amar y a servir a nuestro Padre, Jehová. w21.03 13 párrs. 18, 19
Lunes 28 de febrero
La amistad íntima con Jehová es para quienes le temen (Sal. 25:14).
David demostró ser responsable y digno de confianza en su vida diaria. Por ejemplo, cuando era un muchacho, se le encargó que cuidara de las ovejas de su padre, y él se esforzó por hacerlo lo mejor posible, aunque resultó ser una tarea peligrosa. Tiempo después, David le explicó al rey Saúl: “Mi señor, soy pastor del rebaño de mi padre. Una vez vino un león y otra vez un oso, y cada uno se llevó una oveja del rebaño. Yo los perseguí y los derribé, y rescaté a las ovejas de su boca” (1 Sam. 17:34, 35). David se sintió responsable de las ovejas. Los jovencitos pueden imitarlo cumpliendo bien con cualquier tarea que se les asigne. Además, desde joven, David desarrolló una amistad fuerte con Jehová. Esa relación era más importante que su valentía o su talento con el arpa. Para David, Jehová no solo era su Dios, sino también su mejor amigo. Jovencitos, lo más importante que pueden hacer es fortalecer su amistad con su Padre celestial. w21.03 3 párrs. 4, 5