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Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
it-1 “Garfio, anzuelo, corchete”

GARFIO, ANZUELO, CORCHETE

Ganchos de metal o de algún otro material, que a veces terminan en una punta afilada.

Las dos grandes series de tela de lino bordado que conformaban el tabernáculo se unían una a la otra con corchetes de oro, mientras que las cubiertas de pelo de cabra se sujetaban con corchetes de cobre. (Éx 26:1, 5, 6, 7, 10, 11; 36:13, 18; 39:33.) La cortina que separaba el Santo del Santísimo y la pantalla que estaba a la entrada del tabernáculo estaban colgadas de unos corchetes, que al parecer también eran de oro. (Éx 26:31-33, 36, 37.)

En la Biblia también se hace referencia a los anzuelos que empleaban los pescadores de aquella época (Hab 1:14, 15; Isa 19:1, 6-8; Mt 17:24-27), así como a los ganchos que utilizaban los carniceros. (Am 4:2.) Para conducir a los animales, sobre todo si eran salvajes, se usaban garfios o, posiblemente, espinos pasados a través de la mejilla o la nariz del animal. (Eze 19:3, 4, 6, 9, nota.)

En ocasiones se conducía a los prisioneros de un garfio clavado en los labios, la nariz o la lengua. En un dibujo asirio se ve al rey sujetando a tres prisioneros con cuerdas, a cuyos extremos hay garfios clavados en los labios de los cautivos, mientras que con la otra mano empuña una lanza con la que ciega a uno de los hombres. Esta imagen muestra que Senaquerib debió entender perfectamente la sentencia que Jehová le comunicó en lenguaje figurado por medio del profeta Isaías: “Ciertamente pondré mi garfio en tu nariz y mi freno entre tus labios, y realmente te conduciré de vuelta por el camino por el cual has venido”. (2Re 19:20, 21, 28; Isa 37:29.)

También en lenguaje figurado, Jehová se dirigió a Faraón de Egipto, en quien Israel había buscado imprudentemente apoyo militar contra Babilonia, y le dijo: “Pondré garfios en tus mandíbulas [...]. Y ciertamente te haré subir de en medio de tus canales del Nilo [...]. Y todos los habitantes de Egipto tendrán que saber que yo soy Jehová, porque, como sostén, resultaron ser una caña a la casa de Israel”. (Eze 29:1-7.) El lenguaje no podía ser más propio, pues, según el historiador Heródoto (II, 70), los egipcios usaban grandes anzuelos para atrapar a los cocodrilos y sacarlos del río. Jehová también predijo que pondría garfios en las mandíbulas de “Gog de la tierra de Magog” y le haría salir al ataque final contra Su pueblo, que culminaría con la ejecución de Gog. (Eze 38:1-4; 39:1-4.)

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