FRIGIA
(Frigia).
País o región de la parte central de Asia Menor. Los límites geográficos de Frigia fluctuaron notablemente con el transcurso de los años, de modo que es difícil definir la zona que abarcaba, a menos que se hable de un tiempo en particular. En el primer siglo “Frigia” era un territorio interior de las provincias romanas de Galacia y Asia que abarcaba la meseta que está al N. de la cordillera del Tauro, desde el río Halys, al E., hasta los altos valles de los ríos Hermos y Meandro, al O. El apóstol Pablo viajó por Frigia al menos en dos de sus viajes. (Hch 16:6; 18:23; 19:1.)
Se cree que los frigios emigraron desde Tracia hacia el fin del II milenio a. E.C. y que estuvo bajo su poder la mayor parte de Asia Menor central y occidental, al N. de los montes Tauro, desde el río Halys hasta el mar Egeo. Los hallazgos arqueológicos muestran que su capital era Gordion y que el rey Midas fue uno de sus principales gobernantes. Un aspecto importante de la religión de los habitantes de la Frigia primitiva era la adoración de la diosa-madre Rea Cibeles.
La parte occidental de Frigia llegó a estar bajo la dominación de los reyes atálidas de Pérgamo. Este reino se convirtió en la provincia romana de Asia, pero a su parte sudoriental se le suele llamar Frigia asiática. (Véase ASIA.) El rey de Galacia gobernó la parte más oriental de Frigia, que con el tiempo llegó a formar parte de la provincia romana de Galacia. En algunas ocasiones a la sección oriental se le llama Frigia gálata; estaba situada al N. de Pisidia y NO. de Licaonia. Dependiendo del punto de vista del escritor, así como del período de tiempo aludido, puede que a Antioquía e Iconio se las considere ciudades frigias, aunque a menudo se vincula a Antioquía con Pisidia y a Iconio, con Licaonia. (Hch 13:14; véanse ANTIOQUÍA núm. 2; ICONIO.)
Eran muchos los judíos que formaban parte de la población de Frigia, debido a que los gobernantes seléucidas de Siria fomentaron su presencia en este territorio. Según Josefo, Antíoco III (223-187 a. E.C.) transfirió “dos mil familias judías con todo su equipo desde Mesopotamia y Babilonia” a Lidia y Frigia con el fin de estabilizar las condiciones entre los pueblos sediciosos de aquel lugar. (Antigüedades Judías, libro XII, cap. III, secs. 1, 4.) Parece ser que los judíos continuaron siendo numerosos en Asia Menor bajo la dominación de los romanos. En el Pentecostés de 33 E.C. estuvieron presentes en Jerusalén algunos judíos del “distrito de Asia, y de Frigia y de Panfilia”. (Hch 2:9, 10.)
En su segunda gira misional, Pablo y sus compañeros, que iban hacia el NO. pasando por Cilicia y Licaonia, “atravesaron Frigia y el país de Galacia, porque el espíritu santo les había prohibido hablar la palabra en el distrito de Asia”. (Hch 15:41; 16:1-6.) Así entraron en la zona oriental de la antigua Frigia (que para el tiempo de Pablo era la Frigia gálata), pero en lugar de continuar hacia el O. por la provincia de Asia (donde estaba la Frigia asiática), fueron hacia el N., a la provincia de Bitinia, y de allí hacia el O., a Troas.
La tercera gira de Pablo le llevó tanto por la Frigia gálata como por la asiática. Dejó Antioquía de Pisidia y “fue de lugar en lugar a través del país de Galacia y de Frigia”. (Hch 18:23.) El relato también dice que “pasó por las partes del interior y bajó a Éfeso”, en la costa egea. (Hch 19:1.) Al parecer, no viajó por el camino principal que llevaba a Éfeso, pasando por el valle del río Lico y por las ciudades frigias de Laodicea, Colosas y Hierápolis (Col 2:1; 4:13), sino por una ruta más directa algo hacia el N. (Véase COLOSAS.)