PROVERBIOS, LIBRO DE
Este libro es una compilación de proverbios o dichos sabios que provienen de otras colecciones. Desde el mismo comienzo expone su objetivo: “Para conocer uno sabiduría y disciplina, para discernir los dichos del entendimiento, para recibir la disciplina que da perspicacia, justicia y juicio y rectitud, para dar sagacidad a los inexpertos, conocimiento y capacidad de pensar al joven”. (Pr 1:2-4.) “El propósito es que andes en el camino de los buenos y que guardes las sendas de los justos” (2:20).
Las introducciones de tres de las secciones del libro le atribuyen a Salomón los proverbios contenidos en ellas. (Pr 1:1; 10:1; 25:1.) Esto concuerda con el hecho de que Salomón “podía hablar tres mil proverbios”. (1Re 4:32.) Es casi seguro que muchos de los proverbios que aparecen en estas secciones, si no todos, se registraron durante el reinado de Salomón. Él dijo de sí mismo: “Además de haberse hecho sabio el congregador, también enseñó de continuo conocimiento a la gente, y meditó e hizo un escudriñamiento cabal, a fin de arreglar muchos proverbios ordenadamente. El congregador procuró hallar las palabras deleitables y la escritura de palabras correctas de verdad”. (Ec 12:9, 10.)
Sin embargo, se han presentado varios argumentos contrarios a la afirmación de que la mayor parte de los proverbios fuesen de Salomón. Se han citado algunos proverbios (Pr 16:14; 19:12; 20:2; 25:3) que parece que hablan despectivamente de los reyes y, por lo tanto, no parecen corresponder al tiempo de Salomón. Ahora bien, después de un examen detenido de esos pasajes, se ha encontrado que en vez de ser despectivos, exaltan a los reyes, pues indican que hay que tenerles el debido respeto en vista del poder que ostentan. (Compárese con Pr 24:21.) Aquellos que afirman que un polígamo como Salomón no pudo hablar de la relación entre marido y mujer como lo hubiese hecho un monógamo (5:15-19; 18:22; 19:13, 14) olvidan que no se defendió la poligamia como modelo de vida, sino simplemente la Ley la toleró y reguló, y además, el pueblo judío en general debió practicar la monogamia. También olvidan que Dios inspiró el libro de Proverbios y no es simplemente una compilación de las opiniones de Salomón. No obstante, Salomón pudo reconocer por sus observaciones y experiencias la sabiduría de la norma original de Dios para el matrimonio: la monogamia. (Compárese con Ec 2:8; 7:27-29.)
Los proverbios que no se atribuyen a Salomón tienen su origen en los dichos de otros hombres sabios y de una mujer. (Pr 22:17; 30:1; 31:1; véanse AGUR; LEMUEL.) No puede precisarse con exactitud cuándo se pusieron todos estos proverbios en su forma definitiva. El último indicador de tiempo que aparece en el propio libro es una referencia al reinado de Ezequías (25:1). De modo que hay base para creer que los proverbios se compilaron en forma de libro a más tardar a la muerte de ese gobernante, que aconteció alrededor del año 717 a. E.C. Debido a la repetición de ciertos proverbios, se desprende que el libro se compiló a partir de diversas colecciones separadas. (Compárese Pr 10:1 con 15:20; 10:2 con 11:4; 14:20 con 19:4; 16:2 con 21:2.)
Estilo y orden. El libro de Proverbios está escrito en estilo poético hebreo, que se caracteriza por el ritmo y el paralelismo: paralelismo sinónimo, en el que se expresan ideas similares (Pr 11:25; 16:18; 18:15), o paralelismo antitético, en el que las ideas se oponen (10:7, 30; 12:25; 13:25; 15:8). Su primera sección (1:1–9:18) está formada por discursos cortos que un padre dirige a su hijo o hijos. Esta sección sirve de introducción para los dichos breves y concisos de las restantes secciones del libro. Los últimos 22 versículos del libro están escritos en estilo acróstico o alfabético, forma de composición empleada también por David en algunos salmos. (Sl 9, 10, 25, 34, 37, 145.)
Inspirado por Dios. Los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas testifican que el libro de Proverbios es parte de la Palabra inspirada de Dios. El apóstol Pedro (1Pe 4:18; 2Pe 2:22; Pr 11:31, LXX; 26:11) y el discípulo Santiago (Snt 4:6; Pr 3:34, LXX) se remitieron a él, al igual que el apóstol Pablo cuando escribió las cartas a los Corintios (2Co 8:21; Pr 3:4, LXX), a los Romanos (Ro 12:16, 20; Pr 3:7; 25:21, 22) y a los Hebreos (Heb 12:5, 6; Pr 3:11, 12). Además, en las Escrituras Griegas Cristianas se pueden hallar muchas ideas paralelas. (Compárese Pr 3:7 con Ro 12:16; Pr 3:12 con Rev 3:19; Pr 24:21 con 1Pe 2:17; Pr 25:6, 7 con Lu 14:7-11.)
El conocimiento de Jehová es el camino a la vida. El libro de Proverbios habla mucho del conocimiento en conexión con el discernimiento, la sabiduría, el entendimiento y la capacidad de pensar. El conocimiento que procura comunicar y que anima a adquirir es más que un simple conocimiento intelectual, un conjunto de datos memorizados o un alarde de erudición. Los proverbios indican que el punto de partida de todo conocimiento verdadero es el reconocimiento de la relación personal con Jehová. De hecho, en el versículo 7 del capítulo 1 se enuncia el tema del libro: “El temor de Jehová es el principio del conocimiento”.
Naturalmente, el conocimiento más importante que alguien puede adquirir es el referente a Dios mismo. “El conocimiento del Santísimo es lo que el entendimiento es”, dice Proverbios 9:10. Ese conocimiento no consiste solo en saber que Dios existe y que es el Creador, ni tampoco en conocer muchas de sus acciones. “Conocerle” significa apreciar profundamente sus excelentes cualidades y su gran nombre, y tener una estrecha relación con Él.
Jesucristo dijo a los judíos que tenían conocimiento de Dios: “Nadie conoce plenamente al Hijo sino el Padre, ni conoce nadie plenamente al Padre sino el Hijo, y cualquiera a quien el Hijo quiera revelarlo”. (Mt 11:27.) El que una persona conozca las cualidades de Jehová profundizará su temor de Dios y le ayudará a comprender que Jehová merece toda adoración y servicio, y que conocerle y obedecerle es el camino de la vida. “El temor de Jehová es un pozo de vida, para apartar de los lazos de la muerte”; “el temor de Jehová tiende a la vida”. (Pr 14:27; 19:23.)
Jehová es el Creador. Jehová, con incomparable sabiduría, es el Creador de todas las cosas y el que promulga las leyes que las gobiernan; así que merece la adoración de todas las criaturas. (Pr 3:19, 20.) Él hizo “el oído que oye y el ojo que ve”, tanto en sentido literal como moral. Por lo tanto, para ver y oír con verdadero entendimiento, hay que acudir a Él y reconocer que hemos de rendirle cuentas a quien puede verlo y oírlo todo (20:12).
Justicia. El libro exalta a Jehová como el centro de todas las cosas y el origen de todos los principios justos. Por ejemplo: “Indicador y balanza justos pertenecen a Jehová; todas las pesas de piedra de la bolsa son su obra”. (Pr 16:11.) En su calidad de Legislador, quiere que la honradez y la justicia gobiernen todas las transacciones (11:1; 20:10). Cuando se le teme, se aprende a amar lo que Él ama y a odiar lo que Él odia, y de este modo se endereza el modo de vivir, pues “el temor de Jehová significa odiar lo malo” (8:13). Proverbios revela lo que Jehová odia especialmente: los ojos altaneros, una lengua falsa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr hacia la maldad, un testigo falso y mentiroso y alguien que causa contiendas entre hermanos (6:16-19; 12:22; 16:5). El que verdaderamente odia estas cosas está bien establecido en el camino a la vida.
Además, el libro de Proverbios ilumina el camino del justo al mostrar lo que Jehová aprueba. “Los exentos de culpa en su camino le son un placer”, como también lo son sus oraciones. (Pr 11:20; 15:8, 29.) “El que es bueno consigue aprobación de parte de Jehová” (12:2). “Él ama al que sigue tras la justicia” (15:9).
Juicio y dirección. El que conoce a Jehová se da cuenta mediante el conocimiento y la experiencia de que, como dice Proverbios 21:30, “no hay sabiduría, ni ningún discernimiento, ni ningún consejo en oposición a Jehová”. Por consiguiente, aunque le propongan otros planes o los desee en su corazón, la persona sensata guiará su modo de vivir en armonía con el consejo de Jehová, sabiendo que el consejo contrario, sin importar lo sabio o factible que parezca, jamás podrá competir con la palabra de Jehová. (Pr 19:21; compárese con Jos 23:14; Mt 5:18.)
El inspirado rey Salomón dijo: “Confía en Jehová con todo tu corazón [...]. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”. (Pr 3:5, 6.) El corazón del hombre elige por qué camino ir. No obstante, aun cuando se escoja el camino correcto, ha de acudirse a Jehová para que Él dirija los pasos si se quiere tener éxito (16:3, 9; 20:24; Jer 10:23).
La persona que escoge la senda de la vida debe reconocer el profundo interés que Jehová tiene en ella. Los proverbios nos recuerdan que los ojos de Jehová “están en todo lugar, vigilando a los malos y a los buenos”. (Pr 15:3.) “Porque los caminos del hombre están enfrente de los ojos de Jehová, y él está contemplando todos sus senderos trillados” (5:21). Jehová no solo examina lo que parece ser la persona, sino también su corazón (17:3). “Jehová está avaluando los corazones” (21:2), de manera que sopesa el verdadero valor de los pensamientos, motivaciones y deseos más recónditos.
Proverbios muestra que los juicios de Jehová son justos en todo respecto y benefician a los que buscan la rectitud. Al debido tiempo Dios eliminará a los inicuos de la Tierra. Como la muerte de estos será el precio de la libertad de los justos, el proverbio dice: “El inicuo es un rescate para el justo; y el que obra traidoramente toma el lugar de los rectos”. (Pr 21:18.) Entre tales malvados están los orgullosos, que son detestables a Jehová. ‘No quedarán libres de castigo’ (16:5). “La casa de los que a sí mismos se ensalzan será demolida por Jehová” (15:25). Él “robará el alma” de los que despojan a los humildes (22:22, 23).
Al observar el comportamiento de Jehová, el recto endereza sus sendas. (Compárese con Pr 4:26.) Se da cuenta de que mostrar parcialidad aceptando sobornos (17:23) o dejándose influir por la personalidad de otro (18:5) pervierte el juicio. ‘El pronunciar justo al inicuo e inicuo al justo’ le convertiría en alguien detestable a los ojos de Jehová (17:15). También aprende a no tener prejuicios y a escuchar completamente los dos lados de un asunto antes de juzgarlo (18:13).
Seguridad y felicidad. El libro de Proverbios dice al que guarda la sabiduría práctica y la capacidad de pensar que recibe de Jehová: “Jehová mismo resultará ser, de hecho, tu confianza, y él ciertamente guardará tu pie de captura”. (Pr 3:21, 26; 10:29; 14:26.) Si alguien teme a Jehová, “en tal caso existirá un futuro” (23:17, 18). Por otra parte, no solo hay una esperanza futura, sino que también hay felicidad y seguridad para el presente (3:25, 26). “Cuando Jehová se complace en los caminos de un hombre, hace que hasta los enemigos mismos de este estén en paz con él” (16:7). Dios no permitirá que el justo padezca hambre (10:3). El que honra a Dios con las cosas valiosas que posee tendrá sus “almacenes de abastecimientos [...] llenos de abundancia” (3:9, 10). Dios “añadirá días” a la vida de tal hombre (10:27).
El que se ‘refugia’ en el nombre de Jehová (al entender y reconocer todo lo que este nombre representa) encontrará que es como una torre fuerte, adonde las personas de la antigüedad huían para hallar seguridad del enemigo. (Pr 18:10; 29:25.)
La humildad ante Jehová proporciona “riquezas y gloria y vida”. (Pr 22:4.) Dios desea que haya misericordia y verdad, cualidades más valiosas que un sacrificio. Los que se vuelven del mal, temen a Jehová y le sirven, no recibirán su juicio adverso. (Pr 16:6; compárese con 1Sa 15:22.) El conocimiento de los caminos de Jehová permite seguir “el derrotero entero de lo que es bueno” (Pr 2:9).
Dirigido al corazón. A fin de lograr su propósito, el libro de Proverbios va dirigido al corazón. En más de 75 ocasiones se dice que el corazón recibe conocimiento, entendimiento, sabiduría y discernimiento; que es responsable de las palabras y acciones, o que es afectado por las circunstancias y las condiciones. El corazón tiene que inclinarse al discernimiento (Pr 2:2) y observar los mandamientos justos (3:1), que han de escribirse “sobre la tabla [del] corazón” (3:3). “Más que todo lo demás”, tiene que salvaguardarse el corazón. (Pr 4:23.) La persona debe confiar en Jehová con todo el corazón (3:5; véase CORAZÓN).
La disciplina y el corazón. El libro de Proverbios concede gran valor a la disciplina en sus diversas formas. (Pr 3:11, 12.) Dice: “Cualquiera que esquiva la disciplina rechaza su propia alma, pero el que escucha la censura adquiere corazón” (15:32). La reprensión llega al corazón y lo ajusta, ayudándolo a tener buen juicio o discernimiento. “Por falta de corazón [falta de discernimiento] los tontos mismos siguen muriendo” (10:21). Debido a que ha de llegarse al corazón de los niños cuando se les educa, se dice: “La tontedad está atada al corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él” (22:15).
El espíritu y el alma. Proverbios no es un libro que contenga declaraciones basadas en la mera sabiduría humana y que muestren cómo agradar o tener influencia sobre los demás. Su contenido penetra profundamente en el corazón, por cuanto influye en el pensamiento y en los motivos de la persona; en el espíritu o inclinación mental, y en el alma, que comprende toda fibra del ser y de la personalidad. (Heb 4:12.) Aunque un hombre piense que tiene razón o justifique sus acciones, pues ‘todos los caminos de un hombre son puros a sus propios ojos’, Proverbios 16:2 nos recuerda que “Jehová está avaluando los espíritus”, así que conoce cuál es su disposición. Aunque en el mundo se estiman mucho el poder y la fuerza, “el que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso; y el que controla su espíritu, que el que toma una ciudad”. (Pr 16:32.)
La adquisición del conocimiento y la sabiduría que nos ofrece este libro provisto por Dios contribuirá mucho a que seamos felices en la actualidad y nos situará en la senda de la vida eterna. Puesto que “el que adquiere corazón ama su propia alma”, el consejo inspirado y la disciplina que se halla en él, en caso de seguirlos, añadirán “largura de días y años de vida” y “resultarán ser vida a tu alma”. (Pr 19:8; 3:2, 13-18, 21-26.) “Jehová no hará que el alma del justo padezca hambre” (10:3). “El que guarda el mandamiento guarda su alma”, advierte Salomón (19:16).
Relaciones con el prójimo. Proverbios presenta al siervo verdadero de Dios como alguien que utiliza su lengua para hacer el bien (Pr 10:20, 21, 31, 32), que no habla con falsedad y ni siquiera hiere a los demás con sus palabras irreflexivas (12:6, 8, 17-19; 18:6-8, 21). Si se le provoca, aparta la furia de su oponente con una respuesta apacible (15:1; 25:15). No disfruta de las disputas o las riñas y muestra autodominio a fin de evitar los estallidos de cólera, pues sabe que podría cometer una insensatez irreparable. (Pr 14:17, 29; 15:18; compárese con Col 3:8.) De hecho, evita el compañerismo con los que dejan que la cólera los domine y tienen arrebatos de furia, pues sabe que dicho compañerismo puede entramparlo. (Pr 22:24, 25; compárese con Pr 13:20; 14:7; 1Co 15:33.)
Hacer el bien, no el mal. Los proverbios inspirados nos instan a tomar la iniciativa en hacer el bien a otros. No solo tenemos que actuar bien con los que ‘moran en seguridad’ con nosotros, que no nos han hecho ningún mal (Pr 3:27-30), sino que también se nos insta a devolver bien por mal (25:21, 22). Debemos vigilar cuidadosamente nuestro corazón a fin de que no nos regocijemos interiormente cuando la calamidad le sobreviene al que despreciamos o al que nos odia (17:5; 24:17, 18).
El chisme y la calumnia. En el libro de Proverbios se dice mucho en cuanto a los problemas, la aflicción y el daño que ocasiona el chisme, así como la gravedad de la culpa que recae sobre el chismoso. El ‘bocado selecto’ de un calumniador es “[tragado] vorazmente” por su oyente, y no es algo que se toma a la ligera, sino que causa una impresión duradera, que baja “hasta las partes más recónditas del vientre”. Por eso acarrea problemas, y el que habla no puede ‘lavarse las manos’ de la culpa. Aunque esa persona pueda aparentar ser muy amable y encubrir su verdadera condición de corazón, Dios hará que el odio y la maldad que en realidad encierra ‘se descubra en la congregación’. Caerá en el mismo hoyo que había excavado para otro. (Pr 26:22-28.)
Las relaciones familiares. En Proverbios hay consejos muy firmes en cuanto a la fidelidad marital. Un hombre debería deleitarse en ‘la esposa de su juventud’ y no buscar satisfacción en algún otro lugar. (Pr 5:15-23.) El adúltero se acarreará ruina y muerte (5:3-14; 6:23-35). La esposa buena es “una corona” y una bendición para su esposo, pero la que actúa vergonzosamente es “como podredumbre en sus huesos [los de su marido]” (12:4). Es un verdadero sufrimiento para un hombre vivir con una esposa que es contenciosa (25:24; 19:13; 21:19; 27:15, 16). Aunque exteriormente sea bella y encantadora, es como “nariguera de oro en el hocico de un cerdo” (11:22; 31:30). Una mujer insensata en realidad demuele su propia casa (14:1). En el capítulo 31 de Proverbios se describe a cabalidad el exquisito valor de la buena esposa, que es industriosa, confiable y lleva la casa con fidelidad y sumisión a su esposo.
En Proverbios también se muestra que los padres son completamente responsables de sus hijos y se pone de relieve la gran importancia de la disciplina. (Pr 19:18; 22:6, 15; 23:13, 14; 29:15, 17.) Aunque se subraya la responsabilidad del padre, el hijo debe respetar tanto al padre como a la madre si desea vida de parte de Jehová (19:26; 20:20; 23:22; 30:17).
El cuidado de los animales. En Proverbios hasta se considera el cuidado que se debe a los animales domésticos. “El justo está cuidando del alma de su animal doméstico” (Pr 12:10). “Debes conocer positivamente la apariencia de tu rebaño” (27:23).
La estabilidad y fidelidad de un gobierno. Los proverbios contienen principios para un buen gobierno. Los hombres de alto rango, como los reyes, deberían escudriñar completamente los asuntos (Pr 25:2), manifestar bondad amorosa y veracidad (20:28) y tratar con justicia a sus súbditos (29:4; 31:9), incluidos los humildes (29:14). Si desean que la justicia establezca con firmeza su gobernación, sus consejeros no pueden ser hombres inicuos (25:4, 5). El caudillo debe ser un hombre discernidor que odie la ganancia injusta (28:16).
La ‘justicia ensalza a una nación’ (Pr 14:34), pero la transgresión resulta en un gobierno inestable (28:2). La revolución también ocasiona gran inestabilidad, por lo que Proverbios 24:21, 22 la desaconseja: “Hijo mío, teme a Jehová y al rey. Con los que están a favor de un cambio, no te entremetas. Porque su desastre se levantará tan repentinamente, que ¿quién se da cuenta de la extinción de los que están a favor de un cambio?”.
Útil para aconsejar. En vista de que los proverbios abarcan una amplia variedad de empeños humanos, pueden servir de base para ofrecer mucho consejo práctico y exhortación, como hicieron los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas. “El corazón del justo medita para responder” (Pr 15:28). Sin embargo, no es sabio aconsejar a los burladores. “El que está corrigiendo al burlador está tomando para sí deshonra, y el que está dando una censura a alguien inicuo... ¡defecto en él! No censures a un burlador, para que no te odie. Da una censura a un sabio, y te amará.” (Pr 9:7, 8; 15:12; compárese con Mt 7:6.) No todas las personas son burladoras, de modo que los que están en posición de aconsejar a otros deberían hacerlo, como resaltan las palabras: “Los mismísimos labios del justo siguen paciendo a muchos”. (Pr 10:21.)
[Recuadro de la página 735]
PUNTOS SOBRESALIENTES DE PROVERBIOS
Libro compuesto de secciones en forma de discursos y de colecciones de dichos sabios sobre asuntos prácticos de la vida
Si bien la mayor parte del libro de Proverbios se atribuye a Salomón, no se compiló en su totalidad hasta el reinado de Ezequías
El valor sobresaliente de la sabiduría
La sabiduría, acompañada del entendimiento, es lo primordial (4:5-8; 16:16)
Elementos esenciales para adquirir sabiduría (2:1-9; 13:20)
Beneficios de la sabiduría: seguridad, protección, honra y una vida más larga y feliz (2:10-21; 3:13-26, 35; 9:10-12; 24:3-6, 13, 14)
La sabiduría personificada colaboró con Jehová (8:22-31)
Consecuencias amargas de no actuar con sabiduría (1:24-32; 2:22; 6:12-15)
Actitud apropiada hacia Jehová
Confíe en Jehová (3:5, 6; 16:20; 18:10; 29:25)
Témalo y evite la maldad (3:7; 10:27; 14:26, 27; 16:6; 19:23)
Hónrelo apoyando la adoración verdadera (3:9, 10)
Acepte su disciplina como muestra de su amor (3:11, 12)
Muestre aprecio por su palabra (3:1-4; 30:5, 6)
Averigüe lo que Jehová odia y actúe en armonía con este conocimiento (6:16-19; 11:20; 12:22; 16:5; 17:15; 28:9)
Si agradamos a Jehová, Él cuidará de nosotros, nos protegerá y escuchará nuestras oraciones (10:3, 9, 30; 15:29; 16:3)
Consejo excelente para la vida de familia
Una esposa capaz es una bendición de Jehová (12:4; 14:1; 18:22; 31:10-31)
Los padres deben educar y disciplinar a sus hijos (13:1, 24; 22:6, 15; 23:13, 14; 29:15, 17)
Los hijos deben tener profundo respeto a sus padres (1:8, 9; 4:1-4; 6:20-22; 10:1; 23:22-26; 30:17)
El amor y la paz son muy deseables en el hogar (15:16, 17; 17:1; 19:13; 21:9, 19)
Resista la inmoralidad y evitará mucho dolor y sufrimiento (5:3-23; 6:23-35; 7:4-27; 9:13-18)
Cualidades que deben cultivarse y defectos que hay que evitar
Cultive consideración amorosa por los pobres y los afligidos (3:27, 28; 14:21, 31; 19:17; 21:13; 28:27)
Sea generoso, evite la avidez (11:24-26)
Cultive la diligencia; no sea perezoso (6:6-11; 10:26; 13:4; 20:4; 24:30-34; 26:13-16)
La modestia y la humildad nos honran, pero la presunción y el orgullo nos humillan (11:2; 16:18, 19; 25:6, 7; 29:23)
Controle la cólera (14:29; 16:32; 25:28; 29:11)
Evite tener un espíritu malicioso o deseos de venganza (20:22; 24:17, 18, 28, 29; 25:21, 22)
Practique la justicia en todo (10:2; 11:18, 19; 14:32; 21:3, 21)
Principios prácticos para la vida cotidiana
Responda de modo apropiado a la disciplina, la censura o el consejo (13:18; 15:10; 19:20; 27:5, 6)
Sea un verdadero amigo (17:17; 18:24; 19:4; 27:9, 10)
Acepte la hospitalidad con discreción (23:1-3, 6-8; 25:17)
El materialismo es vanidad (11:28; 23:4, 5; 28:20, 22)
El trabajo duro trae bendiciones (12:11; 28:19)
Sea honrado en los negocios (11:1; 16:11; 20:10, 23)
Tenga cuidado de salir fiador por otros, en especial por los extraños (6:1-5; 11:15; 22:26, 27)
Evite el habla dañina; asegúrese de que su habla sea edificante (10:18-21, 31, 32; 11:13; 12:17-19; 15:1, 2, 4, 28; 16:24; 18:8)
La adulación es traicionera (28:23; 29:5)
Evite altercados (3:30; 17:14; 20:3; 26:17)
Rehúya las malas compañías (1:10-19; 4:14-19; 22:24, 25)
Aprenda a tratar con sabiduría a los burlones y a los insensatos (9:7, 8; 19:25; 22:10; 26:4, 5)
Evite la trampa de las bebidas alcohólicas (20:1; 23:29-35; 31:4-7)
No envidie a los inicuos (3:31-34; 23:17, 18; 24:19, 20)