FRESNO
(heb. tidh·hár).
El nombre de este árbol aparece dos veces en las Escrituras Hebreas: en Isaías 41:19 y 60:13. En el primer texto se incluye entre árboles como el enebro y el ciprés, que han de florecer en la llanura desértica bajo las predichas condiciones paradisíacas; y en el segundo, es mencionado entre los mismos árboles como parte de la “gloria [...] del Líbano”. Aunque no se sabe con certeza a qué árbol se refiere, la comparación de su nombre hebreo con el árabe y el arameo permite deducir que es el fresno. Las dos especies del fresno que crecen en Palestina y el Líbano pueden alcanzar una altura de veinte metros.
Este árbol, que medra en las regiones altas de Siria y el Líbano, donde a otros árboles les es difícil sobrevivir, podía formar parte por su altura de la “gloria [...] del Líbano”. Es de tal belleza que algunos lo han llamado la “Venus” del bosque. Su follaje es de color verde claro y sus ramitas son de color ceniza. Pertenece a la misma familia botánica que el olivo, pero, a diferencia de este, cuyas hojas son siempre verdes, el fresno pierde las suyas cada otoño.