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ad págs. 401-402

DAN

(“Juez”).

1. El quinto de los doce hijos de Jacob; nació en Padán-aram. (Gén. 35:25, 26.) Dan fue el primogénito de Bilhá, la sierva de Raquel. Debido a que Raquel era estéril, ella le entregó su sierva a Jacob como esposa secundaria. Esta fue la razón por la que Raquel rápidamente adoptó al niño y le llamó Dan, diciendo: “Dios ha obrado como juez mío [...] de modo que me dio un hijo”. (Gén. 30:6.) El nombre del hermano carnal de Dan era Neftalí. Para cuando Jacob bajó a Egipto en 1728 a. E.C. llevando consigo toda su casa, Dan tenía un hijo: Husim, llamado Suham en Números 26:42. (Gén. 46:7, 23, 26.) Diecisiete años después, cuando Jacob ya moribundo llamó a la cabecera de su lecho a sus hijos, Dan gozaba de pleno reconocimiento, al igual que sus once hermanos, como cabeza de familia de una de las doce tribus de Israel. Al bendecirle, Jacob dijo: “Dan juzgará a su pueblo como una de las tribus de Israel. Resulte ser Dan serpiente a la orilla del camino, culebra cornuda a la orilla del sendero, que muerde los talones del caballo de modo que su jinete cae hacia atrás. Verdaderamente esperaré salvación de parte tuya, oh Jehová”. (Gén. 49:16-18.)

2. Tribu de Israel que recibió su nombre del quinto hijo de Jacob. Como a Husim, el hijo de Dan, también se le llamaba Suham, los suhamitas fueron la única familia inscrita por la tribu de Dan. (Núm. 26:42.) Cuando entraron en Egipto, Dan tan solo tenía este hijo; sin embargo, unos dos siglos más tarde, después de salir de la esclavitud, la tribu contaba con 62.700 hombres mayores de veinte años. (Gén. 46:23; Núm. 1:1, 38, 39.) Era la segunda tribu en número de hombres con edad para guerrear. En el desierto, la tribu de Dan, con Ahiézer como principal, estaba asignada para acampar al norte del tabernáculo, al lado de las tribus de Aser y Neftalí. Cuando el campamento se ponía en marcha, la tribu ocupaba una posición muy importante en la retaguardia, lo cual era un tributo a su valor, lealtad y confiabilidad. (Núm. 2:25-31; 10:25.)

Cuando se repartió la Tierra Prometida, la tribu de Dan, representada por el principal Buqui, hijo de Joglí, recibió uno de los territorios más pequeños, a pesar de que seguía siendo la segunda tribu en población. Sin embargo, su suerte, la séptima, cayó en un suelo muy deseable. Su territorio limitaba con las tribus de Judá, Efraín y Benjamín, y se extendía desde los fértiles valles de la Sefelá hasta las llanuras costeras del Mediterráneo. Pero, al no expulsar a las naciones paganas que vivían en aquel territorio, tal como Jehová le había mandado, la tribu de Dan sufrió severas consecuencias. (Núm. 26:43; 34:22; Jos. 19:40-46; Jue. 1:34.) Por esta razón, parte de la tribu se trasladó al extremo septentrional de Palestina y tomaron la ciudad de Lésem (Lais), y la llamaron “Dan”. (Jos. 19:47, 48; Jue. 18:11-31.) En el transcurso de este acontecimiento los danitas le robaron una imagen tallada a un hombre llamado Micá y la establecieron como su propio dios. Todo esto a pesar de que años antes los miembros de Dan habían estado de pie en el monte Ebal para oír las invocaciones de mal, entre las cuales se dijo: “Maldito es el hombre que hace una imagen tallada o una estatua fundida, cosa detestable a Jehová”. (Deu. 27:13-15.) Dan se inhibió totalmente de dar apoyo al juez Barac contra las fuerzas de Sísara. (Jue. 5:17.)

3. Ciudad situada en el extremo septentrional de Palestina. Antes de ser capturada por la tribu de Dan, los habitantes paganos que allí vivían la llamaban Lésem o Lais. (Jos. 19:47; Jue. 18:7, 27.) Posteriormente, los danitas reconstruyeron la ciudad que habían destruido y la llamaron “Dan, según el nombre de su padre, Dan”. (Jue. 18:28, 29.) Sin embargo, unos cuatro siglos antes, ya se hace mención de la ciudad por este nombre en el relato en que se registra que Abrahán persiguió a Kedorlaomer y sus aliados “hasta Dan”. (Gén. 14:14.) Es posible que este uso del nombre “Dan” en fecha temprana esté relacionado con el nombre del río que tiene su fuente justo debajo de la ciudad y que se conoce como Nahr el-Leddan. Jerónimo (Comm. in Matt. [Comentarios sobre Mateo] xvi, 13) pensaba que el nombre del río Jordán provenía de sus dos fuentes: una llamada Gor y otra Dan, luego las dos corrientes se unían en una sola que pasaba a llamarse “Jordán”, nombre que estaba en uso en los días de Abrahán. (Gén. 13:10.) De todos modos, no se puede argüir nada en contra de la existencia de este nombre “Dan” aplicado a aquella ciudad en el tiempo de Abrahán. El hecho de que esta antigua ciudad tuviese el mismo nombre que el antepasado de la tribu de Dan, puede haber sido una simple coincidencia o tal vez dirección divina.

El nombre “Dan” aparece de nuevo en el Pentateuco, en Deuteronomio 34:1, mencionado como uno de los límites del territorio que vio Moisés cuando pudo observar desde el monte Nebo la Tierra Prometida. Al estar Dan al pie de las montañas del Antilíbano (y no lejos del monte Hermón), esto puede significar que la vista de Moisés llegó justo hasta aquella cordillera. El uso del nombre “Dan” en este caso puede deberse a dos razones: a que corresponda con el pasaje ya mencionado de Abrahán o a que Josué registrara la última porción del libro, en la cual se habla de acontecimientos posteriores a la muerte de Moisés.

Dan estaba situada en la “llanura baja que pertenecía a Bet-rehob”, y esta zona, al norte de las aguas de Merom y abajo mismo del Líbano, era una región fértil, bien regada y muy deseable. (Jue. 18:28.) La ubicación ha sido identificada con Tell el-Qadi, nombre que en árabe significa “Montículo del Juez” y que conserva por lo tanto el significado de la palabra hebrea “Dan”. En este lugar se juntaban dos manantiales para formar el Nahr el-Leddan, que es la corriente que tiene mayor caudal de agua de aquellas que se juntan unos cuantos kilómetros más al sur para formar el río Jordán. La ciudad estaba a 216 m. de altitud, al pie del monte Hermón, y dominaba la gran cuenca del Huleh. Su posición también era estratégica, ya que estaba situada en la importante ruta comercial entre Tiro y Damasco.

Dan llegó a ser sinónimo del extremo norte de Israel, como se muestra por la frecuente expresión “desde Dan abajo hasta Beer-seba”. (Jue. 20:1; 1 Sam. 3:20; 2 Sam. 3:10; 1 Rey. 4:25; 2 Cró. 30:5.) En realidad, había otras ciudades más al norte de Dan, al igual que había varias ciudades más al sur de Beer-seba, pero Dan era una ciudad de gran importancia en el norte, como Beer-seba lo era en el sur. Debido a su ubicación, era una de las primeras ciudades que sufrían cuando la tierra era atacada desde el norte, como en el caso de la invasión siria de Ben-hadad. (1 Rey. 15:20; 2 Cró. 16:4.) Esto es lo que se refleja en las expresiones proféticas registradas en Jeremías 4:15 y 8:16. Después de la división del reino, Jeroboán estableció becerros de oro en Dan y en Betel, en su esfuerzo por apartar a sus súbditos del templo de Jerusalén. (1 Rey. 12:28-30; 2 Rey. 10:29.)

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