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Ayuda para entender la Biblia
ad págs. 623-624

GADARENOS

El nombre aplicaba a los habitantes de una zona donde Jesucristo expulsó demonios de dos hombres. Según la mejor evidencia documental disponible, Mateo empleó originalmente la expresión “país de los gadarenos”, mientras que Marcos y Lucas, al relatar este acontecimiento, emplearon “país de los gerasenos”. (Mat. 8:28; Mar. 5:1; Luc. 8:26.)

De ambos países se dice que estaban situados “al otro lado”, es decir, en la parte oriental del mar de Galilea. La designación “país de los gadarenos” posiblemente aplicaba al distrito que tenía como centro la ciudad de Gadara (moderna Um Qeis), situada a unos 8 Km. al SE. del mar de Galilea. Las monedas de Gadara tenían a menudo la representación de un barco, lo cual da a entender que este territorio se debió extender hasta el mar de Galilea y por lo tanto pudo haber incluido al menos una parte del “país de los gerasenos”, al este de aquel mar interior. Los eruditos que favorecen este punto de vista relacionan el “país de los gerasenos” con la región alrededor de Khersa, ciudad situada a unos 19 Km. al N. de Gadara; sin embargo, otros creen que la expresión “el país de los gerasenos” puede referirse al gran distrito cuyo centro se encontraba en la ciudad de Gerasa (Jerash), a unos 55 Km. al SE. del mar de Galilea, y piensan que se extendía al este de aquel lago abarcando el “país de los gadarenos”. En cualquier caso, el relato de Mateo no estaría en absoluto en conflicto con el de Marcos y Lucas.

Con relación al milagro mencionado anteriormente, Mateo habla de dos hombres, mientras que Marcos y Lucas centran la atención solo en uno, probablemente debido a que su caso fue más notable. Este hombre quería acompañar a Jesús, pero él no se lo permitió, mandándole en su lugar que fuese a dar a conocer lo que Dios había hecho por él. Esta indicación de Jesús difirió de las instrucciones que él normalmente daba: que no se anunciasen sus milagros. Más bien que buscar publicidad ostentosa y permitir que la gente basara sus conclusiones en informes sensacionalistas, al parecer lo que Jesús quería era que las personas determinasen sobre la base de una evidencia sólida que él en realidad era el Cristo. Esto también cumplió las palabras proféticas habladas por medio de Isaías: “No reñirá, ni levantará la voz, ni oirá nadie su voz en los caminos anchos”. (Mat. 12:15-21; Isa. 42:1-4.) No obstante, la excepción hecha del caso del endemoniado ya mencionado fue apropiada. Él podía dar testimonio entre las personas con las que el Hijo de Dios sólo había tenido un contacto limitado, particularmente en vista de que se le pidió a Jesús que se marchase. La presencia de este hombre daría testimonio acerca del poder de Jesús para hacer el bien, contrarrestando cualquier informe desfavorable que pudiera circular por la pérdida de la piara de cerdos. (Mat. 8:28-34; Mar. 5:1-20; Luc. 8:26-39; véase CERDO.)

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