LOCURA
Trastorno mental permanente, como la demencia, o estado accidental de extrema furia o gran desatino. En las Escrituras se usan varias palabras hebreas y griegas para significar tales desórdenes mentales, ya sean permanentes o temporales. Algunas de estas palabras parece que se derivan de los gritos extraños y a veces violentos o lastimeros emitidos por las personas aquejadas de locura.
El jactancioso rey babilonio Nabucodonosor se volvió loco. En cumplimiento de un sueño profético explicado por Daniel, este monarca fue herido de locura en un momento de jactancia. Estuvo demente durante siete años, “y empezó a comer vegetación tal como los toros”. (Dan. 4:33.) Al perder la razón, puede que Nabucodonosor creyese que era una bestia, quizá un toro. Después de siete años, Jehová le restauró su cordura. (Dan. 4:34-37.)
LOCURA Y POSESIÓN DEMONÍACA
Aunque no todas las personas aquejadas de locura o demencia están poseídas por los demonios inicuos, lógicamente puede esperarse que las que sí lo están manifiesten un estado mental desequilibrado. (Mar. 5:1-17; Luc. 8:26-39.) Sin embargo, los cristianos están protegidos contra la locura provocada por la posesión demoníaca si llevan puesta la “armadura completa que proviene de Dios”. (Efe. 6:10-17.)
LA LOCURA DE OPONERSE A JEHOVA
El profeta Balaam insensatamente quiso profetizar contra Israel a fin de recibir dinero del rey moabita Balac. Pero Jehová hizo inútiles sus esfuerzos. El apóstol Pedro escribió acerca de Balaam que “una bestia de carga sin voz, expresándose con voz de hombre, estorbó el loco proceder del profeta”. Para describir la locura de Balaam, el apóstol usó la palabra griega pa·ra·fro·ní·a, la cual conlleva la idea de “estar fuera de sí”. (2 Ped. 2:15, 16; Núm. 22:26-31; véase también Oseas 9:7; 2 Timoteo 3:8, 9.)
LOCURA DEBIDA A LA OPRESIÓN, TEMOR Y CONFUSIÓN
Una de las consecuencias extremas que los israelitas tendrían que sufrir por desobedecer a Jehová era la locura. Por la opresión de sus conquistadores, llegarían a enloquecer, actuando de manera irrazonable debido a su sentimiento de frustración. (Deu. 28:28-34.) De hecho, el rey Salomón declaró que la “mera opresión puede hacer que un sabio se porte como loco”. (Ecl. 7:7.)
GRAN FUROR
Algunas expresiones griegas que se traducen “locura” o “insensatez”, se usan en la Biblia con el significado de “gran furor”. Por ejemplo: cuando Jesús en un día de sábado curó a un hombre que tenía la mano derecha seca, los escribas y fariseos que estaban observando “se llenaron de insensatez [“furor”, NC], y se pusieron a hablar unos con otros en cuanto a qué podrían hacerle a Jesús”. (Luc. 6:6-11.) Para describir su estado de ánimo, Lucas utilizó la palabra griega á·noi·a, que literalmente significa “insensatez” (la palabra española “paranoia” se deriva de ese término). Pablo reconoció que al perseguir a los cristianos había estado “sumamente enojado contra ellos” (Hech. 26:11), o había sentido gran furor. En este caso Pablo usó el verbo griego em·mái·no·mai, que significa “estar enojado”.
CONTRASTADA CON LA SABIDURÍA
En el libro de Eclesiastés el congregador revela que él ‘dio su corazón’ “a conocer la sabiduría y a conocer la locura”. (Ecl. 1:17.) Su investigación no se restringió a la sabiduría, sino que también tomó en consideración la condición opuesta tal como los hombres la manifestaban. (Ecl. 7:25.) En Eclesiastés 2:12 Salomón de nuevo revela que él sopesó la sabiduría, la locura y la tontería. De esta manera podía determinar el valor de cada una de ellas. A la excesiva frivolidad la llamó locura, diciendo: “Dije a la risa: ‘¡Demencia!’”, pues, al compararla con la sabiduría, era insensata, no producía verdadera felicidad. (Ecl. 2:2.)
Comentando acerca de la condición mental del estúpido, Salomón dijo: “El comienzo de las palabras de su boca es tontedad, y el fin de su boca, posteriormente, es locura calamitosa”. (Ecl. 10:13.) Las bromas pesadas pueden ser una manifestación de la tontedad, y a veces pueden ser tan dañinas que al bromista se le compara a un loco provisto de armas mortíferas. (Pro. 26:18, 19.)
Algunas personas no tienen ninguna esperanza en la resurrección de los muertos y piensan que con la muerte termina todo. Como consecuencia de su punto de vista desequilibrado, solo buscan satisfacer sus inclinaciones carnales y no muestran ningún interés por hacer la voluntad de Dios. Salomón también se refirió a estas personas diciendo: “Porque hay un mismo suceso resultante para todos, el corazón de los hijos de los hombres también está lleno de lo malo; y hay locura en su corazón durante su vida, y después de eso... ¡a los muertos!”. (Ecl. 9:3.)
USO ILUSTRATIVO
Algunos hombres de Corinto desafiaron la autoridad del apóstol Pablo y su apostolado. Él los llamó con sarcasmo “apóstoles superfinos”. (2 Cor. 11:5.) A fin de que recobrase su sentido la congregación de Corinto, Pablo ‘se jactó’ de sus credenciales, sus bendiciones y las cosas que había experimentado en el servicio de Jehová, demostrando así que era un apóstol. El jactarse es contrario a lo que debe hacer un cristiano, pero en esa ocasión, Pablo tuvo que hacerlo. Es por eso que dio a entender que había ‘perdido el juicio’, y de los llamados “apóstoles superfinos” dijo: “¿Son ministros de Cristo? Respondo como loco: más sobresalientemente soy yo uno”. (2 Cor. 11:21-27.)