“Consoladores molestos”
LOS cristianos tienen la comisión de “consolar a todos los que lloran”. (Isa. 61:2) Pero los clérigos de las religiones ortodoxas de la cristiandad no llevan los frutos que los identifican como consoladores cristianos. Por ejemplo, ¿dónde hay un consuelo sólido en la siguiente declaración que el jesuita católico Robert I. Gannon, ex presidente de la Universidad Fordharn, hizo a una concurrencia de jóvenes de enseñanza superior?—“Su generación tiene un punto de vista diferente. Ustedes nacieron en el caos. Es parte de la providencia de Dios que ustedes, nuestros hijos e hijas que tienen que recoger los pedazos de la edad moderna, consideren el desorden y la incertidumbre como una condición normal, que deben confrontar sin sorpresa o temor.”
¿Por qué debería decir un sacerdote católico que es la providencia de Dios el que consideremos el caos y el desorden como normales? Eso no concuerda muy bien con el texto en 1 Corintios 14:33, según lo tradujo el monseñor Knox: “Dios es el autor de la paz, no del desorden.” Después de que los adultos hacen una confusión de todo, ¿de qué consuelo es decirles a los jóvenes que ellos tienen que “recoger los pedazos”? Y si en la providencia de Dios el desorden confuso es normal, ¿por qué decirles a los jóvenes que lo hagan anormal por medio de recoger los pedazos?
Las palabras vacías de Gannon no impedirán el temor que Jesús dijo que vendría en estos días debido al caos y el desorden de nuestros tiempos: “Secándose los hombres de temor, y de sobresalto, por las cosas que han de sobrevenir a todo el universo.” (Luc. 21:26, TA) Jesús no despidió este temor como normal y como “parte de la providencia de Dios”, sino que ofreció consuelo verdadero acerca de él, mostrando que el temor y otras condiciones anormales de los últimos días se deberían a Satanás y serían precursores del fin consumado de este viejo mundo y el comienzo del justo nuevo mundo de Jehová.—Luc. 21:28; Apo. 12:12; 21:1-5.
Esta dosis anormal de ayes por Satanás empezó cuando fué echado del cielo en 1914 por el recién entronizado Rey, Cristo Jesús, y es digno de notarse que el Sunday News de Nueva York, al dar a conocer la declaración de Gannon, dijo que el año antes de ese suceso celestial fué el último año normal en la historia, como sigue: “El mundo actual está en un apuro caótico, y por qué no, con los viejos imperios oscilando locamente por los efectos de la última gran guerra, y la democracia de los EE. UU., el socialismo británico y el comunismo ruso luchando por la mente de la humanidad. Además, el mundo ha estado en caos más o menos por algún tiempo ahora. El último año completamente ‘normal’ en la historia fué 1913, el año antes de que empezara la Primera Guerra Mundial. . . . En qué resultará todo esto, no tenemos idea. Quizás el fin, como algunos repartidores de noticias lóbregas predicen, sea un suicidio atómico por la entera raza humana.”
Cuando el hombre fiel Job estaba bajo ataque por Satanás por causa de integridad hacia Jehová Dios, fué visitado por “tres amigos” que vinieron a “consolarle”. (Job 2:11) Pero después de escuchar su supuesta sabiduría sobre las circunstancias penosas en las que se hallaba, Job exclamó: “¡Consoladores molestos sois todos vosotros! ¿Tendrán fin las palabras vacías?” O, según se vierten sus palabras en la traducción de la Biblia católica Bover-Cantera, “¡Consoladores funestos sois todos vosotros! ¿Habrá un término para palabras de viento?” (Job 16:2, 3) Los que balbucean acerca de estos tiempos como normales y “parte de la providencia de Dios” ciertamente son “consoladores molestos” y no tienen mayor valor que el que Job atribuyó a sus “tres amigos”.
Los verdaderos cristianos pueden dar y dan consuelo verdadero a los que lloran, y que son lo suficiente mansos para escuchar la Palabra de Dios sobre los presentes tiempos peligrosos en que nos hallamos. Es el iracundo Satanás el que está produciendo las condiciones caóticas y desordenadas ahora, pero las señales de los tiempos indican que pronto él y su mundo inicuo serán destruidos, y en su lugar estará el reino de Cristo reinando sobre una tierra limpia en la cual habitarán hombres gozosos de buena voluntad. Entonces la providencia de Dios hará que la paz reine. Ahora todos pueden hallar consuelo en el hecho de que entonces, tanto en el cielo como en la tierra, Dios será “autor de la paz, no del desorden”.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación.—2 Cor. 1:3