Los optimistas más grandes
“Pero el fin cabal de todas las cosas se ha acercado.”—1 Ped. 4:7, NM.
JEHOVÁ es el optimista más grande de todo el universo, y su Libro más sagrado, la Santa Biblia, retumba con optimismo desde el principio del Génesis hasta el fin del Apocalipsis. Sus testigos, que han estado corriendo una carrera continua durante los últimos seis mil años, son los optimistas más grandes sobre la tierra en este siglo veinte.
2 “Ah,” dice algún opositor, “pero ustedes están predicando el mensaje más pesimista sobre la tierra. Durante los últimos setenta años en particular ustedes han estado predicando el fin del mundo. ¿Qué podría ser más triste y pesimista que eso? Como resultado natural ustedes no se unen con el mundo en sus esfuerzos para mantenerse estable ni en sus esfuerzos humanitarios para mejorar la condición material y social de la gente. ¿Qué derecho tienen ustedes de decir que son los optimistas más grandes?”
3 Tenemos todo el derecho. Hoy, con aun más sinceridad que antes reconocemos las palabras del apóstol cristiano Pedro: “Pero el fin cabal de todas las cosas se ha acercado. Sean de mente sana, por lo tanto, y sean vigilantes en cuanto a oraciones.” (1 Ped. 4:7, NM) Pero porque hemos aceptado el hecho de que se ha acercado el fin de todas las cosas eso no quiere decir que ya no tenemos por qué vivir. No hace que perdamos todo interés en vivir ni hace que nos retiremos para no tener más contacto con la sociedad humana y entrar en una choza de ermitaño o en un monasterio religioso para estar ociosos y no hacer nada aparte de orar. En realidad nos hace apreciar el hecho de que tenemos muchísimo por qué vivir, sí, todo motivo para inducirnos a vivir. El hecho de que contamos con que este viejo mundo pronto terminará significa que estamos esperando que principie un nuevo mundo con maravillosas oportunidades para vivir. No es un optimismo falso, sin fundamento, sino que se basa en la Biblia.
4 Los hombres de este mundo son los que verdaderamente están expresando pesimismo, sin ofrecer esperanza alguna. Despertando a la seriedad de las cosas debido a las terribles posibilidades, ellos hacen recomendaciones en todo el mundo acerca de qué hacer para evitar lo peor. Bajo el encabezado “Científicos atómicos apoyan la unión mundial”, un artículo fechado Los Alamos, Nuevo México, 28 de abril, dijo: “Un fuerte movimiento en pro del gobierno mundial existe en esta comunidad donde se fabrican armas atómicas. Muchos científicos en el laboratorio de investigación del gobierno aseveran que lo que ellos están haciendo quizás signifique el fin de la civilización tal como se conoce hoy a menos que se encuentre algún modo de controlar las armas atómicas y evitar la guerra. . . . Muchos científicos aquí concuerdan que un gobierno mundial es esencial para el control atómico, pero difieren en cuanto al mejor método de lograrlo.”—Times de Nueva York, 29 de abril de 1951.
5 En vista de la necesidad que existe para refugios subterráneos muchos hombres del mundo que no entienden la Biblia esperan que, como resultado del uso de armas atómicas y otros medios mortíferos para causar destrucción en masa, la humanidad sea reducida al nivel de los hombres de las cavernas, siendo esto, por supuesto, considerado un gran retroceso para la civilización. No obstante la ciencia de guerra asume la posición dirigente en los pensamientos humanos por todo el mundo. Tiene el efecto de suprimir la ambición en el corazón de multitudes. Los hace preocuparse por vivir sólo por el presente y conseguir lo más posible, honrada o deshonradamente.
6 Sin embargo, la comprensión de que este mundo rápidamente está llegando a su fin no hace que los testigos de Jehová vivan a la ventura y que dejen caer sus manos. No; sino que los impulsa a obrar con aun más intensidad que antes a favor de la causa de Dios. Miren, dicen ellos, al Diablo, que ha sido arrojado fuera del cielo a esta tierra desde que nació el reino de Dios en los cielos en 1914. La visión profética en Apocalipsis 12:12 dice acerca de él: “Ayes para la tierra y para el mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran ira, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.” (NM) Satanás el Diablo es impulsado a obrar, se pone frenético al darse cuenta de que el fin de este mundo se ha acercado y que le queda solamente un corto tiempo antes de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”. De modo que se ha dedicado a hacer todo el daño que puede sobre la tierra, para inducir a los hombres a resentirse y oponerse a Dios, para que cuando caiga él, el Diablo, toda la humanidad caiga junto con él en la destrucción. Su propósito depravado es que, cuando Jehová Dios gane la victoria en la batalla del Armagedón, Él no tenga sobre quiénes ejercer su soberanía universal en la tierra. Pues, si ése es el efecto sobre el Diablo, entonces el conocimiento de que está cerca el fin del mundo del Diablo impulsa a los testigos de Jehová a esfuerzos extraordinarios.
7 Hasta los clérigos religiosos de la cristiandad son obligados a admitir que los testigos de Jehová, a pesar de su convicción de que el mundo pronto terminará, tienen más celo en su actividad cristiana que el clero y sus rebaños religiosos. Ellos son los optimistas más grandes sobre la tierra hoy en día.