Preguntas de los lectores
● ¿Se permite que un ministro de Jehová efectúe matrimonios cuando uno de los contrayentes está en la verdad y el otro no? ¿Cuando sólo uno o ninguno de ellos está bíblicamente libre para volverse a casar? ¿Cuando uno está en la verdad pero el otro se ha hecho de la clase del “esclavo malo”?—M. L., Ohío.
Si alguien en la verdad desea casarse con alguien que no está en ella, ésa es su responsabilidad y la misma persona tendrá que hacer la decisión. Este acto en sí mismo no hace al que está en la verdad impuro y sujeto a expulsión. No hace a la organización impura ni requiere la eliminación de ese individuo. Su acción es imprudente, y contraria al consejo dado a los cristianos, y la persona que procede contrario a este consejo puede acarrearse muchos problemas y dificultades; pero si ella escoge despreciar el consejo divino ésa es su selección personal y otras personas no tienen que intervenir en ello. Posiblemente al que se le pida efectuar el matrimonio haya considerado 1 Corintios 7:39 (NW), que dice, “Ella está libre para casarse con quien ella quiera, con tal que esté en el Señor”; de modo que él puede rehusar efectuarlo. La otra persona puede tener a su propio ejecutante del matrimonio para que oficie en la ceremonia.
Sin embargo, si sólo uno de los que se casan o ninguno de ellos está bíblicamente libre para hacerlo, entonces el testigo de Jehová tiene que rehusar oficiar en la ceremonia. No ejecutaría un matrimonio que está específicamente prohibido por Dios, matrimonio que haría a los casados impuros y adúlteros y sujetos a expulsión por la congregación para mantener limpia la organización del Señor. (Mat. 19:9; Mar. 10:11, 12; 1 Cor. 5:5-11) El ministro de Jehová no querría implicarse en tal asunto. Tampoco ejecutaría el matrimonio entre un testigo de Jehová y uno de la clase del “esclavo malo” u “hombre de desorden”. (Mat. 24:48; 2 Tes. 2:3, NW) Los tales son iguales a los expulsados, y tal matrimonio de ningún modo sería correcto a la vista de Dios.
Pero lo que se dice aquí no debe entenderse que significa que el ministro a quien se le pide ejecutar la ceremonia matrimonial debe conducir una investigación para decidir sobre lo correcto del matrimonio. Si de un modo u otro él sabe que los que le piden que los case no están bíblicamente libres para hacerlo y mediante ello se acarrearían una acción de expulsión si siguieran con la ceremonia, entonces el ministro correctamente rehusaría implicarse. Pero él no está obligado a lanzarse en una investigación por su propia cuenta, y no debe hacerlo. Él preguntará a los que vienen a él para pedir tal servicio si están bíblicamente libres para casarse. Si la pareja que se casa miente acerca de su estado, serán responsables por eso ante el Señor.
● La Sociedad Wátchtower dice que lleve uno los hijos a las reuniones. Pero ¿qué hay si son demasiado pequeños para entender? O ¿qué hay si son bastante grandes pero no quieren ir?—D. C., Nueva York.
La Sociedad dice que los niños deben llevarse a las reuniones congregacionales porque la Biblia lo dice. El Deuteronomio 31:11-13 (AT) declara: “Cuando todo Israel venga a visitar al SEÑOR tu Dios en el santuario que él escoja, debes leer este código de modo que lo oiga todo Israel, reuniendo al pueblo, hombres, mujeres y niños, y cualesquier extranjeros empleados que estén en tu comunidad, para que lo oigan, y aprendan a temer al SEÑOR tu Dios, y tengan cuidado en observar todas las provisiones de este código; y para que sus hijos que no lo sepan lo oigan, y aprendan a temer al SEÑOR tu Dios.” Y si los niñitos no entienden los padres pueden explicarles las cosas después.
Ese fué el caso en Israel, cuando los procedimientos religiosos no se entendían por los niños: “Cuando tus hijos te digan, ‘¿Qué quiere usted decir por este servicio?’ tú dirás, ‘Es el sacrificio de la pascua al SEÑOR, quien pasó por las casas de los israelitas en Egipto cuando hirió a los egipcios, mas libró nuestras casas.’” (Éxo. 12:26, 27, AT) De nuevo, leemos tocante a la ley concerniente al primogénito: “Si con el tiempo tu hijo te pregunta, ‘¿Qué significa esto?’ tú debes decirle, ‘Con mano fuerte el SEÑOR nos sacó de Egipto, de un estado de esclavitud; y cuando Faraón puso obstáculos en nuestro camino para no dejarnos salir, el SEÑOR mató a todo primogénito de la tierra de Egipto, el primogénito de hombre y de bestia; por eso es que sacrificio al SEÑOR todos los machos que primero abren el vientre, pero todo primogénito de mis hijos le redimo.’” (Éxo. 13:14-16, AT) Los niños israelitas no entendían todo lo que veían y oían tocante a la Ley, por eso hacían preguntas, las cuales los padres contestaban, y el resultado era instrucción que probablemente nunca habría recibido el debido énfasis si los niños no hubieran estado presentes para observar y escuchar. Así es hoy cuando los niñitos asisten a reuniones congregacionales: ven y oyen cosas que no entienden, pero pueden preguntar a sus padres después, y de este modo obtienen instrucción.
¿Qué hay de niños mayores que no quieren asistir a las reuniones? Si usted permite que los niños, ya sean muy jóvenes o de los trece a los diecinueve años de edad, rehusen asistir a las reuniones teocráticas por motivo de que no quieren ir, entonces pregúntese esto: ¿permite usted que rehusen ir a las escuelas públicas seglares cuando son muy jóvenes o de trece a diecinueve años, simplemente porque no les gusta la escuela? Usted hace que vayan, y eso sin hacer caso de lo que personalmente prefieran, ¿verdad? ¿Por qué los hace usted ir? ¿Porque usted cree que la educación escolar pública es más valiosa para ellos que la educación teocrática? (Pro. 8:10, 11) O ¿insiste usted en que vayan porque la ley del país lo requiere y usted teme desobedecer la ley seglar? Pues, ¿no exige la ley de Dios que usted eduque a sus hijos de todas las maneras teocráticas que se han provisto? y ¿no es más temible desobedecer la ley de Dios que desobedecer la ley del estado? Cuando se trata de escoger entre obedecer a Dios o al estado, ¿no obedecemos a Dios como el de toda importancia?—Hech. 4:19; 5:29.
Algunos padres en la verdad cometen el error de adoptar un punto de vista mundano en cuanto a la asistencia a reuniones. Si el niño no desea ir al Salón del Reino el padre quizás lo excuse por motivo de que es pequeño, o porque no sacaría ningún provecho de la reunión si se le obliga a ir, o porque crea un desorden. La Biblia no permite excepciones basadas en estos motivos. Si los padres con niños pequeños se sientan en la parte de atrás del Salón, los niños pueden ser llevados afuera hasta que se callen si lloran. Si los padres se sientan con sus hijos y los cuidan, los desórdenes juveniles pueden ser reprimidos al principio. Algunos padres dicen que no hacen que sus hijos asistan porque no desean forzarlos a aceptar la verdad; creen en esperar hasta que el niño sea bastante grande para hacer su propia decisión. Cuando el niño alcance la edad de responsabilidad decidirá por sí mismo, pero ¿por qué no darle un buen comienzo durante sus años formativos, un comienzo a lo largo de la senda correcta que conduce a la vida, en vez de dejarlo solo para que llegue a ser presa de la insensatez pueril y de Satanás? Proteja al niño de sí mismo y de otros.—Pro. 22:6, 15.
Mientras los hijos están bajo techo paternal y bajo responsabilidad paternal deben obedecer a la cabeza de la familia. Los hijos deben saber que no siempre pueden salirse con la suya, que ellos tienen una cabeza sobre ellos, así como la tienen la esposa, el hombre, la iglesia y Cristo. (1 Cor. 11:3) Jehová Dios es el único en el universo que no tiene una cabeza sobre él. Si los hijos de Jehová en la familia teocrática universal no le obedecen son echados de su familia y ya no son considerados como hijos e hijas, sino como ilegítimos. (Heb. 12:4-11, NW) Si la cabeza de la familia humana, el hombre, está en la verdad pero no tiene a sus hijos en sujeción—que ciertamente incluiría sujeción en este asunto de la mayor importancia, la adoración de Jehová—entonces no debe ser usado como siervo en la congregación. Si no puede presidir sobre su propia familia, ¿cómo podría presidir teocráticamente sobre una congregación? (1 Tim. 3:4, 5, 12; Tito 1:6) De modo que los hijos deben estar sujetos a los padres, y eso incluye sujeción al requisito paternal de que ellos asistan a las reuniones.
Por eso evite la opinión mundana fácil y relajada de que los hijos pueden andar a la ventura hasta que crezcan y luego escoger su propia religión. La extensa delincuencia juvenil no recomienda las normas del mundo sobre la educación de los hijos, ni tampoco demuestra la delincuencia religiosa que tengan mérito los métodos que se emplean en ese campo. Sus normas sobre la educación de los hijos no nulifican las de Dios, así como sus normas morales rebajadas no borran los elevados requisitos morales de la Palabra de Dios. Nosotros tenemos como nuestras normas las de la Biblia, no las del mundo. La Biblia es nuestra guía, no el mundo. Se nota que somos diferentes al mundo porque seguimos normas más elevadas. Así que no debemos razonar de modos mundanos con mente mundana, sino obtener la mente de Dios en estos asuntos y hacer de sus pensamientos nuestros pensamientos. (Isa. 55:8, 9) En las familias mundanas los hijos quizás manden a los padres; en las familias teocráticas no lo hacen. ¿Desde cuándo es el hijo la cabeza de la casa, para decirle al padre lo que el hijo hará o no hará? En Israel los hijos tercos podían ser apedreados. (Deu. 21:18-21) Josué no dejó que cada uno en su familia escogiera su propia religión, ya sea para servir a Jehová o a algún dios falso. Josué decidió no sólo por sí mismo sino por su familia entera, cargando con la responsabilidad de familia y escogiendo sabiamente para la preservación de todos los que estaban bajo su jefatura. (Jos. 24:15) Quizás sea necesario que algunos padres reconsideren el programa que tienen para la educación de sus hijos, en vista del entendimiento más claro que hay concerniente al mérito de familia y la responsabilidad de familia.