Las N. U. ¿moderna arca de Noé?
EN OCTUBRE de 1952 se completó la capital de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. Tomó cinco años edificar el proyecto, al costo de unos 67 millones de dólares. Al describir el edificio de la Asamblea General, el que se terminó último, Life, en su número del 5 de noviembre de 1952, lo comparó a “una suerte de arca de Noé para toda especie de hombres de todas partes de la tierra”. ¿Es adecuada dicha comparación?
El arca de Noé se usó para reunir a las personas de aquel tiempo que se interesaban sinceramente en un mundo mejor, y ellas trabajaron juntas armoniosamente. El arca que construyeron sirvió el propósito de Jehová de preservar a todos los que se refugiaran en ella, trayéndolos salvos a través del diluvio para empezar la vida de nuevo en una tierra limpia.
¿Puede decirse lo mismo de la organización de las Naciones Unidas y su capital? ¡De ninguna manera! Los peores enemigos de un justo nuevo mundo, hipócritas incrédulos, hambrientos de poder, tanto totalitarios como democráticos, la han hecho su refugio, y, lejos de estar unida, no sólo está dividida en blocs de Oriente y Occidente, sino que hay división dentro de cada bloc.
Y en vez de que la organización de las Naciones Unidas sirva como lugar de refugio contra la ira de Jehová en el Armagedón, es, empleando las palabras proféticas de Jesús, una “cosa repugnante que causa desolación”. (Mat. 24:15, 16, NM) Es una cosa repugnante a la vista de Dios, porque se considera como cosa encumbrada y los hombres la idolatran. (2 Cró. 15:8; Luc. 16:15, NM) Y resulta en doble desolación: primero, deja desoladas la esperanza y la fe de la gente en el reino de Dios, presentándose como su substituto; y, segundo, todos los que acepten el substituto de las Naciones Unidas en el lugar del reino de Dios sufrirán la desolación de su vida en el Armagedón, la expresión de la venganza de Jehová que fué prefigurada por el diluvio del día de Noé.—Mat. 24:37-39; Apo. 16:14, 16, NM.
En vez de decir que la organización de las Naciones Unidas es como una moderna arca de Noé, sería más apto llamarla una torre de Babel; porque, igual a esa estructura antigua, las N. U. sirven para simbolizar la falta de fe del hombre en Jehová Dios, su vana ambición, sus esfuerzos infructuosos por unirse, su confusión.
No la organización de las Naciones U ni das; sino un nuevo sistema de cosas que Jehová Dios está creando, es lo que hoy día corresponde al arca de Noé. En la actualidad hay hombres refugiándose en él por medio de buscar a Jehová, la mansedumbre y la justicia, y asociándose con los siervos de Jehová que ya están funcionando como sociedad de un nuevo mundo, bajo el nuevo sistema de cosas. Los que acuden a este refugio serán preservados tan seguramente como lo fueron los que se refugiaron en el arca que Noé construyó, porque, igual a ella, este nuevo sistema de cosas se está construyendo bajo la dirección de Dios, por sus siervos dedicados y para servir los propósitos de Él.—Sof. 2:1-3.