Preguntas de los lectores
● Deuteronomio 10:1-4 manifiesta que la segunda vez que se escribieron los Diez Mandamientos en las tablas de piedra fué Jehová quien lo hizo, pero Éxodo 34:27, 28 (Va) parece indicar que Moisés escribió estas segundas tablas. ¿Hay explicación para esta contradicción aparente?—I. Z., Míchigan.
Jehová por medio de un representante angelical en el monte Sinaí escribió las primeras tablas de piedra para Moisés, las cuales Moisés rompió airado cuando descendió del monte y encontró a los israelitas adorando al becerro de oro. (Éxo. 32:15, 16, 19) Luego Jehová escribió por segunda vez en nuevas tablas de piedra, como se manifiesta claramente por Deuteronomio 10:1-4. Una consideración cuidadosa de Éxodo 34:1-28 manifiesta que está de acuerdo con esto, y no en contradicción. Éxodo 34:1 (Va) claramente expresa que Jehová escribiría en las segundas tablas los mismos Diez Mandamientos que él por medio de un representante escribió en las primeras tablas. Luego en los versículos 10 al 26 leemos acerca de la hechura de un pacto entre Jehová y la nación de Israel, y el versículo 27 (Va) entonces muestra a Jehová ordenando a Moisés: “Escribe tú estas palabras; porque conforme á estas palabras he hecho la alianza contigo y con Israel.” Las palabras de este pacto, desde los versículos 10 hasta el 26, no se refieren a los Diez Mandamientos. Después de eso el versículo 28 declara: “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches: no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras de la alianza, las diez palabras [los Diez Mandamientos, Mod].”—Va.
Tomando en cuenta el hecho de que en el versículo 1 se declara que Jehová escribirá los Diez Mandamientos, y el versículo 27 sólo indica que a Moisés se le mandó escribir las palabras del pacto discutido en los versículos 10-26, tiene que concluirse que quien escribió los Diez Mandamientos fué Jehová y no Moisés. Los comentadores de la Biblia en general convienen en este punto, y en la Versión Moderna se usa el nombre Jehová en la última oración, que lee: “Y Jehová escribió sobre las tablas las palabras del pacto, los Diez Mandamientos.” Vea también las versiones de Nácar-Colunga, Bover-Cantera y Torres Amat que usan Yavé, Yahveh y el Señor aquí. De modo que ninguna contradicción existe entre Éxodo 34:27, 28 y Deuteronomio 10:1-4.
● ¿Cómo puede decirse que la segunda presencia de Cristo es como espíritu invisible y no como un cuerpo visible, en vista de Apocalipsis 1:7?—J. E., Illinois.
Juan 14:19 dice claramente que Cristo no volverá en forma visible: “Un poco más y el mundo no me verá más.” (NM) Después de su muerte como criatura humana fue levantado criatura espiritual, invisible a los ojos humanos, y es en esta forma espiritual invisible que él permanecerá al tiempo de su segunda presencia. Esto no se contradice por Hechos 1:11 (NM), concerniente a la ascensión de Jesús: “Este Jesús que ha sido recibido de entre ustedes al cielo vendrá así de la misma manera como lo vieron ir al cielo.” Esto no dice que aquellos discípulos que lo vieron ascender lo verían regresar, ni dice que los que estarían en la tierra en el tiempo futuro lo verían en una forma visible. No se estaba discutiendo de ninguna manera su forma con relación a su segunda presencia, sino que se habló de que su venida sería de la misma manera que su ida. La manera en que se fué, fué callada, sin gran demostración del cielo, y sin que la observara el mundo incrédulo bajo Satanás. Eso está de acuerdo con lo que otros textos dicen acerca de la manera en que vendría y estaría presente.
Pero ¿cómo armoniza este punto de vista con el Apocalipsis 1:7? es la pregunta. Ese texto dice (NM): “¡Miren! viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra se golpearán en aflicción por causa de él.” El Apocalipsis está escrito en lenguaje simbólico, y este versículo es simbólico en parte. A través de este libro las nubes se usan simbólicamente y por lo tanto representan algo más que las nubes literales del cielo. Si Cristo viniera con cuerpo humano ciertamente no le podría ver todo ojo sobre la tierra a la misma vez; de modo que eso no ha de ser literal. Los que le traspasaron están muertos y no podrían verle. Por eso el verle y traspasarle tienen que ser de manera simbólica.
Los discípulos de Jesús le preguntaron: “¿Qué será la señal de su presencia y de la consumación del sistema de cosas?” En respuesta Jesús predijo sucesos y condiciones que serían un reflejo visible de su segunda presencia invisible. Si su presencia hubiera de ser visible en forma humana, las muchas evidencias físicas no se necesitarían como una señal que notificara su presencia. Entre estas evidencias estaba la predicación global de las buenas nuevas del reino de Cristo. (Mat. 24:3-21, NM) Esta predicación, junto con las otras evidencias visibles predichas, ilumina a muchos de modo que pueden ver con los ‘ojos de su corazón’ la segunda presencia de Cristo. (Efe. 1:18, NM) Pero tocante a la mayoría sus ojos de entendimiento no discernirán su presencia invisible hasta que se manifieste en la gran tribulación del Armagedón. Entonces todas las tribus de la tierra se afligirán debido a la destrucción que se efectuará contra ellas, una aflicción egoísta por su propia situación y no una aflicción arrepentida por su propia iniquidad. Después, a más tardar, todo ojo le verá en acción en la destrucción del Armagedón, y conocerá que él está presente y que Jehová es supremo.—2 Tes. 1:6-10; 2:8.
¿Cómo le traspasan simbólicamente algunos de éstos? Al perseguir a sus seguidores ahora sobre la tierra. Jesús predijo que en este tiempo él separaría a la gente como un pastor divide a las ovejas de las cabras. Las ovejas reciben la vida porque dieron alimento a Cristo cuando tuvo hambre, le dieron·de beber cuando tuvo sed, le recibieron hospitalariamente cuando fué extranjero, le vistieron cuando estuvo desnudo, le cuidaron cuando estuvo enfermo, y le visitaron cuando estuvo encarcelado. Pero puesto que Cristo no está presente físicamente para ser tratado así, las ovejas preguntan cuándo le hicieron dichas cosas. Él responde: “Al grado que lo hicieron a uno de los menores de éstos mis hermanos, me lo hicieron a mí.” Las cabras fueron condenadas porque no hicieron ninguna de estas cosas a Cristo, puesto que no hicieron ninguno de esos favores a sus seguidores. (Mat. 25:31-46, NM) Cuando Saulo de Tarso estaba persiguiendo a los seguidores de Cristo, Jesús se le apareció milagrosamente y dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?” Saulo pidió que se le identificara el que hablaba, y la respuesta fué: “Soy Jesús, a quien tú estás persiguiendo.” (Hech. 9:4, 5, NM) De modo que por perseguir y traspasar a los seguidores de Cristo hoy hay individuos sobre la tierra que pueden ser clasificados como “los que le traspasaron.”