Preguntas de los lectores
● En Éxodo 6:3 Dios dijo a Moisés que no fué conocido a Abrahán por el nombre Jehová, no obstante en el Génesis 15:7, 8 Dios se identifica a Abrahán como Jehová y Abrahán le llama por ese nombre. ¿Cómo se explica esto?—J. M., Inglaterra.
La expresión hebrea en Éxodo 6:3 alrededor de la cual gira la pregunta puede traducirse de dos maneras, es decir, como declaración o como pregunta. La traducción usual es hacerla una declaración, como Jo hace la Versión Valera: “Mas en mi nombre JEHOVÁ no me notifiqué a ellos.” La traducción interlineal de Berry lo expresa en forma de pregunta: “Por mi nombre Jehová, ¿no me di a conocer a ellos?” La traducción marginal de la Traducción del Nuevo Mundo reconoce esta posibilidad, diciendo: “En cuanto a mi nombre Jehová, ¿no me di a conocer a ellos?” Esta traducción en forma de pregunta, por supuesto, acaba inmediatamente con toda dificultad. Sin embargo, es la traducción excepcional más bien que la traducción usual, y en el cuerpo principal de su texto la Traducción del Nuevo Mundo se adhiere a la forma generalmente aceptada. Será provechoso leer Éxodo 6:1-8, NM:
“De modo que Jehová dijo a Moisés: ‘Ahora verás lo que haré a Faraón, porque a causa de una mano fuerte él los despedirá y a causa de una mano fuerte él los echará de su tierra.’ Y Dios siguió hablando a Moisés y diciéndole: ‘Yo soy Jehová. Y solfa aparecerme a Abrahán, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, pero en cuanto a mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos. Y también establecí mi pacto con ellos para darles Ja tierra de Canaán, la tierra de sus residencias temporarias en la que residieron temporalmente. Y yo, aun yo, he oído el gemir de los hijos de Israel, a quienes los egipcios están esclavizando, y estoy procediendo a recordar mi pacto. Por lo tanto di a los hijos de Israel: “Yo soy Jehová, y ciertamente los sacaré de debajo de las cargas de los egipcios y los libraré de su esclavitud, y verdaderamente los reclamaré a ustedes con brazo extendido y con grandes juicios. Y ciertamente los tomaré a ustedes para mí como un pueblo y verdaderamente demostraré ser Dios para ustedes y ustedes ciertamente sabrán que yo soy Jehová su Dios quien los está sacando de debajo de las cargas de Egipto. Y ciertamente los traeré a la tierra por la que levanté la mano en juramento para darla a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y verdaderamente se la daré a ustedes como algo que poseer. Yo soy Jehová.”’”
El nombre “Jehová” es la forma causativa de la tercera persona singular del verbo “ser” y literalmente significa “Él causa ser.” Él “causa ser” conforme a su propósito. Fué muy apropiado que el nombre fuera recalcado a Moisés en esta ocasión, porque Jehová comenzaba a causar que se efectuara su propósito concerniente a su pueblo en Egipto. Cuatrocientos treinta años antes de esto él había prometido a Abrahán que haría de él una nación grande. (Gén. 12:2) Después de eso Dios dijo a Abrahán que los de su simiente serían oprimidos como esclavos en una tierra extranjera, pero que serían librados y establecidos en la tierra prometida de Canaán. (Gén. 15:7, 13-16) Estas promesas fueron transmitidas a Isaac y Jacob, pero Jehová no causó que las promesas se efectuaran en ninguno de ellos. Conocían el nombre literal Jehová y lo usaban, pero no llegaron a conocerlo o experimentarlo como Aquel que causó que se cumplieran estas promesas.
Pero en el tiempo de Moisés, Israel sufría en Egipto, y en su aflicción los hebreos pudieran exclamar: ‘¿Dónde está Jehová, el Dios de nuestros antepasados Abrahán e Isaac y Jacob? Miren nuestra condición afligida. ¿Qué ha hecho él? ¿Por qué no se da a conocer a nosotros? ¿Por qué no ha hecho que estas promesas y pactos suyos sean realidades?’ Bueno, por cuatrocientos treinta años estas promesas habían estado pendientes, y era tiempo para que su cumplimiento comenzara. De modo que Dios recordó a Moisés el nombre Jehová, y que ahora él iba a demostrar a Israel la aplicación de este nombre, “Él causa ser.” Él demostraría que él es fiel al significado de su nombre. Él cumpliría con su significado al causar que se efectuaran las promesas hechas a Abrahán e Isaac y Jacob. Los hebreos conocerían a Jehová de una manera que sus antepasados no lo habían conocido, es decir, mediante demostración efectiva en armonía con el significado del nombre. Él los libraría de Egipto como nación, causando así que se cumpliera su promesa antigua. Aunque Israel pudiera haberse sentido olvidado y que para ellos era casi como si Dios hubiera dejado de ser, a Moisés se le dijo que les dijera que él había sido enviado por “yo demostraré ser.” Y mediante sus obras y liberaciones poderosas Jehová demostró ser el Libertador y el que causaba el logro de sus propósitos para con su pueblo Israel.—Éxo. 3:14, NM; 2 Sam. 7:23.
Así como los hebreos en Egipto llegaron a conocer a Jehová de una manera como jamás fué conocido a sus antepasados, así Faraón y los egipcios llegaron a conocerlo. Seguramente deben haber conocido el nombre literal del Dios de los hebreos que habían estado en medio de ellos por doscientos quince años. Empero Faraón estalló de cólera: “¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz y despida a Israel? Absolutamente no conozco a Jehová y, lo que es más, no voy a despedir a Israel.” (Éxo. 5:2, NM) Más tarde Dios dijo: “Los egipcios ciertamente conocerán que yo soy Jehová cuando extienda mi mano contra Egipto.” (Éxo. 7:5, NM) Aunque conocían su nombre, Faraón y los egipcios no conocían a Jehová como un Dios de acción, y no lo reconocían como de ninguna fuerza o consecuencia práctica para ser tenido en cuenta. Pero cuando él obró contra ellos lo conocieron de una manera hasta ese entonces desconocida para ellos, así como los hebreos llegaron a conocerlo de una manera desconocida o no experimentada por sus antepasados Abrahán e Isaac y Jacob. Hoy gobernantes arrogantes de este mundo conocen el nombre literal Jehová, pero como Faraón y los egipcios de la antigüedad niegan conocerlo como que sea de consecuencia alguna. En el Armagedón ellos conocerán que él es Jehová, sin embargo. Más de sesenta veces Ezequiel dijo al Israel apóstata y otras naciones que conocerían a Jehová. Ciertamente conocían el nombre literal. La amonestación de Ezequiel en ese entonces aplica a la cristiandad y otras naciones ahora. Cuando Jesús estuvo sobre la tierra dijo a Jehová: “He hecho tu nombre manifiesto a los hombres que del mundo me diste.” Esto fué semejante a la misión de Moisés cuando fué a hacer conocido el nombre de Dios, Jehová, a los hebreos oprimidos en Egipto. Cuando Cristo ataque en el Armagedón él volverá a manifestar el nombre de Jehová, de una manera que convencerá a todos de que Jehová es el Dios que “causa ser” conforme a sus propósitos.—Eze. 6:7, 10, 13, 14; Juan 17:6, NM.
En conclusión, considere una ilustración humana. Un hombre posiblemente sea conocido como combatiente. Tal vez hasta sea llamado combatiente. Empero puede que a usted le parezca muy pacífico. Usted no lo ha visto combatir. Luego años después usted lo ve enojado por una acción mala y se desata en acción, combatiendo por lo que es justo. Semejante a otros alrededor de usted, tal vez usted le haya llamado un combatiente antes, pero ahora por primera vez usted verdaderamente lo conoce de una manera enérgica como combatiente. Usted lo ve hacer aplicación de este nombre a sí mismo, demostrarlo, actuar en conformidad con él. Ahora usted lo conoce de una manera como usted jamás lo había conocido antes. Asimismo Jehová Dios tiene muchas cualidades que se expresan por títulos, y estas cualidades habían sido demostradas a Abrahán e Isaac y Jacob. Ellos también conocieron el nombre Jehová, pero jamás vieron su significado interno demostrado como sus descendientes lo vieron cuando libró a Israel de Egipto en cumplimiento del propósito prometido concerniente a los de su prole. La nación librada realmente conoció a Jehová como el Dios que “causa ser.”