Preguntas de los lectores
● ¿Cómo pudo decir Jesús con veracidad que todo el que tomara la espada perecería por ella cuando en verdad tal no ha sido el caso?—L. R., España
¿En qué ocasión dijo esto Jesús? ¿Estaba él haciendo una declaración general que habla de aplicar a todo tiempo? ¿O ha sido esto solamente una presunción que los hombres han formado de sus palabras? Las siguientes son las circunstancias en que pronunció esas palabras: Jesús estaba en Getsemaní con algunos de sus discípulos. Acababa de establecer el Memorial con los once fieles apóstoles y se había retirado a este jardín. Acababa de decir que el que lo traicionaba se acercaba cuando Judas llegó en compañía de soldados de los sacerdotes principales para llevarlo en custodia. Cuando los soldados echaron mano a Jesús, Pedro le cortó la oreja al esclavo del sumo sacerdote. Entonces fué que Jesús dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada. O ¿crees tú que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles? En ese caso, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que tiene que acontecer de este modo?”—Mat. 26:52-54, NM.
Si hubiera sido el deseo de Jesús libertarse de los soldados no lo habría conseguido por medio del manejo de la espada, sino mediante las fuerzas angélicas. Él se aseguró de que algunos de su grupo tuvieran espadas solamente para demostrar que él no recurriría al uso de armas aun cuando estuvieran disponibles. Había solamente dos espadas en su grupo, sin embargo. Pero Judas “vino y con él un gran gentío con espadas y palos.” (Mat. 26:47; Luc. 22:38, NM) ¿Qué esperanza tendrían dos hombres con espadas en contra de un gran gentío también armado con espadas? Ninguna. El que los dos que estaban con Jesús tomaran la espada en contra de tal superioridad abrumadora sólo podría haber resultado en la muerte de los dos por las espadas manejadas por el gran gentío. No hubieran tenido ninguna esperanza. Además, cualquier esfuerzo de esta clase por librar a Jesús no podría salir bien, porque sería contrario al propósito de Jehová. De modo que cualquiera del grupo pequeño que acompañaba a Jesús en ese tiempo que tomara la espada seguramente perecería por la espada, y Jesús les advirtió de eso explícitamente. El presumir que Jesús en esta ocasión estaba declarando una verdad amplia y general o proverbio que habría de aplicarse a todo tiempo y en toda circunstancia no está justificado.