¿Por qué debería venir una religión a la puerta de usted?
EL IR de casa en casa y tratar de religión les parece extraño a muchas personas hoy día, pero no le parecería extraño a Jesús ni a sus apóstoles. ¿Cómo sabemos que no les parecería extraño a ellos? Porque tanto Jesús como sus apóstoles usaron este método, enseñando de toda manera posible.
Las Escrituras dicen acerca de los apóstoles: “Todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” Pablo dijo: “Yo no me retraje de decirles cosa alguna que fuera de provecho ni de enseñarles públicamente y de casa en casa.”—Hech. 5:42; 20:20.
¿Por qué iban los cristianos del primer siglo directamente a los hogares de la gente? Iban allí para predicar la verdad. ¿De qué otra manera podría oírla la gente? ¡De seguro que no la oiría de sus líderes religiosos que tanto se preocupaban por las tradiciones que atacaron a Jesús en defensa de una costumbre acerca de lavarse las manos, pero que tan inexactos eran que lo rechazaron como Mesías! Fué por medio del contacto que tuvo con los apóstoles y los discípulos, no por medio de los líderes religiosos reconocidos, que la gente aprendió la verdad. Lo mismo es cierto hoy día.—Mat. 15:1-3.
Hoy los líderes religiosos, igual a los del tiempo de Jesús, se preocupan por sus tradiciones, por los problemas sociales, las cuestiones políticas y los ritos antiguos, pero su gente todavía no conoce la verdad. La Biblia, la cual se supone que ellos enseñan, es el libro más popular, aunque a menudo el que menos se lee. En muchos países casi todo hogar posee una Biblia, pero relativamente pocas personas tienen un verdadero conocimiento de lo que ésta enseña o de cómo esto aplica hoy en día.
La situación se hace más urgente. Ni siquiera la gente que va a la iglesia realmente recibe la verdad, y muchos otros han sido alejados por el énfasis que la religión da en la actualidad a la filosofía, sociología y psicología en vez de a la doctrina sana. ¿Cómo se ha de alcanzar a estas personas? Así como Jesús y los apóstoles alcanzaron a personas de esta clase—yendo a sus hogares, a sus lugares de negocio y saliendo a las vías públicas bulliciosas.
Más de medio millón de personas hace esto hoy día. Aumenta continuamente el número de los que emprenden esta actividad. Su propósito es el de ayudarlo a usted. Desean hablar cara a cara con toda persona que esté dispuesta a escuchar doctrina sana. Señalan la diferencia que hay entre lo que se enseña en las iglesias de hoy día y lo que la Biblia realmente dice. Al hacer esto están obedeciendo a Dios. Están siguiendo el mandato de Jesús de que “estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.”—Mat. 24:14.
Esta es una obra correcta. Es la base misma del cristianismo. Es algo que todo cristiano debería estar haciendo. Y ¿qué debería hacer usted cuando alguien viene a su puerta con verdad bíblica? ¿Escuchará usted? ¿Dejará usted que esta persona le muestre cómo la Biblia realmente aplica a nuestro día y por qué es tan importante que ella se dispone a tomar su propio tiempo para traerle este mensaje a usted? Ya que Dios manda que se haga esta obra, certísimamente sería cosa sabia el que toda persona pusiera atención.