Nueva York: la ciudad de la asamblea
CON profundo interés personas de Europa, África, Asia, Oceanía, América del Sur, América Central y América del Norte están mirando un punto pequeño en los mapas de los Estados Unidos de la América del Norte. El punto representa una ciudad que ellas esperan visitar este verano.
Pero estas personas no son turistas como los de costumbre. Vienen a la ciudad de Nueva York con un propósito especial—asistir a la asamblea internacional de los testigos de Jehová.
Esta asamblea querrá decir una gran afluencia de personas en asunto de días, pero Nueva York bien puede atender debidamente a todos éstos.
Ya que estas personas vienen para adorar y servir a Jehová Dios, su venida le recuerda a uno que la celebración de asambleas con el mismo propósito en Jerusalén hizo de ella una gran ciudad de asambleas. Antaño la gente viajaba largas distancias para reunirse allí tres veces al año, tal como exigía que lo hicieran la ley que Dios dió a Moisés: “En tres ocasiones del año se presentará todo varón tuyo delante del rostro del Señor Jehová.” (Éxo. 23:17) Habían de venir al santuario en Jerusalén.
Por supuesto, Dios no tiene un santuario en la ciudad de Nueva York, y tampoco ha dado él un mandato de que se reúna gente allí. La han hecho su ciudad de asamblea para 1958 los testigos de Jehová por motivo de que se presta de manera excelente para una gran asamblea internacional. Es fácil llegar a ella por todo medio de transporte moderno. Los tres inmensos aeropuertos que tiene bien pueden atender a todos los que vengan a la asamblea por avión. Los que vengan por tren u ómnibus serán atendidos fácilmente por las grandes estaciones de ferrocarril y las muchas estaciones de autobuses. Los barcos que traigan concurrentes a la asamblea entrarán en una de las mejores bahías del mundo. Los que vengan en automóvil hallarán que carreteras excelentes entran en la ciudad.
No hay nada en las Escrituras que exija que los Testigos se reúnan en cierto lugar como se exigía de los israelitas, pero sí se les manda en las Escrituras que celebren asambleas. Este mandato se halla en Hebreos 10:24, 25: “Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.”
Los testigos de Jehová obedecen este mandato al celebrar muchas asambleas, y de vez en cuando celebran una asamblea internacional. Pero se enfrentan con el problema de encontrar un sitio que sea lo suficientemente grande y adecuado como para ofrecerles todo el espacio que necesitan. Afortunadamente, la ciudad de Nueva York tiene lo que necesitan—dos estadios grandes, separados por sólo unas cuantas manzanas de casas. El Yankee Stadium y el Polo Grounds son los estadios que se usarán para la asamblea internacional de 1958.
Otro detalle que hace de Nueva York una excelente ciudad en donde celebrar asambleas es su magnífico sistema de transporte. Grandes multitudes de personas pueden ser llevadas rápidamente de toda parte de la ciudad a cualquier punto designado y ser devueltas con la misma rapidez.
Así como la fiesta de las enramadas en el antiguo Israel duraba siete días, seguida por un día octavo de asamblea, también la asamblea internacional de los Testigos durará ocho días, del 27 de julio hasta el 3 de agosto. Será un rico banquete de alimento espiritual. Esto hará que esta asamblea sea muy diferente de los muchos centenares de asambleas que se celebran cada año en la ciudad de Nueva York. Pudiera mencionarse que durante 1956 se celebraron en ella 767 asambleas y exposiciones, a las que vino un total de 3,717,000 delegados y visitantes. Pero de entre todas estas reuniones esta asamblea de los testigos de Jehová se destacará por ser distintamente singular. Será una tremenda reunión internacional de ministros que harán en Nueva York lo que se manda hacer en Hebreos 13:15: ‘Ofrecer a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.’
Esta gran asamblea aumentará el prestigio de la ciudad de Nueva York como ciudad de asambleas. Pero hará más que eso; hará que la atención del público se concentre en el hecho de que el reino de Jehová es la única esperanza que tiene el género humano de disfrutar de paz, seguridad y vida.