Dos caras
Poco antes de morir el papa Pío XII lamentó el hecho de que tantos católicos en Roma se hallen en un estado de “inercia espiritual.” Comentó que lo tenía “preocupado y casi sin poder conciliar el sueño” el hecho de que Roma tuviera dos caras. Una de ellas está “luminosa con glorias antiguas,” dijo él, mientras que la otra es “mediocre y falta de gloria y casi como la de otros lugares que se conocen tristemente por su apatía religiosa e insensibilidad moral.”—El Times de Nueva York, 19 de febrero de 1958.