La sociedad del nuevo mundo en Sarawak
LA PROVINCIA de Sarawak está situada en la parte noroeste de la gran isla de Borneo. Tiene una población esparcida acá y allá que consiste principalmente de chinos, malayos, indios y nativos, los dayaks. Hasta aquí por fin penetró también el mensaje del Reino cuando se exhibieron las dos películas de la Sociedad Watch Tower, “La sociedad del nuevo mundo en acción” y “La felicidad de la sociedad del nuevo mundo.” Así muchas personas de Kuching, la capital, y sus alrededores, por primera vez aprendieron acerca de los testigos de Jehová y su obra.
Investigando toda posibilidad de hallar lugares donde exhibir las películas, los Testigos pudieron conseguir un salón perteneciente a una asociación china situado en el centro de la ciudad, y gratis. Unas ochenta y cinco personas se presentaron para ver la primera película. Al dueño se le regaló alguna literatura en chino, por lo cual él no solo expresó gracias sinceras sino que al mismo tiempo ofreció el salón para que fuera usado con el mismo propósito en cualquier tiempo en el futuro. Su generosa oferta fue aceptada más tarde y se exhibió la segunda película. A pesar de un torrencial aguacero, sesenta y cinco personas vinieron a ver la película, incluyendo a muchos que habían visto la primera y que, como se notó, trajeron a otros amigos y vecinos.
Fue posible exhibir la película también en el Hospital de Enfermedades Mentales de Sarawak. El personal de éste erigió un enorme marco de bambú para la pantalla y lo colocó en el centro del local, que está rodeado por un paseo cubierto. De nuevo llovió, pero el auditorio pudo ver la película cómodamente desde este paseo cubierto, aunque la pantalla misma estaba bajo la lluvia. El personal, los pacientes del hospital y gente de las aldeas de alrededor disfrutaron mucho de la película—en total como doscientas personas.
Un señor chino de buena voluntad que está jubilado pidió que se exhibiera la película en su casa. Por varias semanas antes de la exhibición visitó a sus amigos y vecinos y los invitó a venir. La noche de la exhibición colocó frente a su casa un cartel grande en que anunciaba la película. Más de ciento cincuenta personas contemplaron la felicidad que muestra la sociedad del nuevo mundo por toda la Tierra. El hijo del amo de casa leyó los comentarios de la película en chino, y así todos los presentes pudieron entender claramente los detalles de la película.
También se habían hecho arreglos para exhibir una de las películas en el hogar de un señor que vive en el Aeropuerto de Kuching y que ha empezado a estudiar la Biblia. Al llegar con el equipo, los Testigos hallaron que la electricidad había fallado. No obstante, el oficial a cargo de la policía del aeropuerto ofreció suplir la electricidad, pues la policía tenía su propio generador. Así que en vez de ser exhibida en una casita a un puñado de personas, la película fue vista por casi todo el personal de la fuerza aérea y sus familias, pues la pantalla se fijó a la pared exterior del edificio del departamento de policía. Muchas otras personas que reposaban en un restaurante cercano también pudieron verla.
Quizás entre los más agradecidos espectadores de la película estuvieron los pacientes del Poblado Conmemorativo para Leprosos Rajá Brooke. Allí el administrador, muy impresionado por la literatura de la Watch Tower, hizo arreglos para que la película se exhibiera en el edificio del cine. Poco antes de la exhibición de la película un sonido extraño reverberó por el valle selvático. Era el muy resonante sonido producido al dar con un tipo de madera contra otro—la manera acostumbrada de convocar a la gente. Entonces procedió del valle una fila constante de personas. Muchas de éstas eran pacientes de los dormitorios de la colonia y todavía más vinieron de los ‘kampongs’ o aldeas nativas de los alrededores. El cine era un local ideal; el que estuviera abierto a los lados lo mantenía fresco mientras ofrecía protección contra la lluvia. Los asientos fueron ocupados rápidamente y muchas otras personas se sentaron en el piso de concreto, llenando el lugar. Todavía otros se sentaron afuera en un promontorio cubierto de yerba que rodeaba al edificio. Más de 350 personas vieron las actividades de la sociedad del nuevo mundo, y después de la exhibición de la película se distribuyeron más de 250 ejemplares de literatura en tres idiomas.
Días después se exhibió la segunda de las películas y una persona de buena voluntad leyó los comentarios en chino. Hubo 270 personas presentes. Una persona que había acompañado a los Testigos desde Kuching, y que había estado estudiando la Biblia con ellos por solo corto tiempo, comentó: “Veo ahora que la manera de bautizar de ustedes es la manera bíblica, y también la manera correcta.”
De modo que en solo unos cuantos meses, en un país en que la población está esparcida acá y allá, en trece exhibiciones de las películas, más de 1,360 personas vieron la evidencia de que Jehová Dios tiene una sociedad del nuevo mundo que funciona por toda la Tierra hoy día, y que es por medio de ella que se puede hallar verdadera felicidad.