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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1962
w62 15/7 págs. 445-448

Preguntas de los lectores

● El Dr. Bruce M. Metzger, miembro de la facultad del Seminario Teológico de Princeton, Nueva Jersey, escribe: “En la Traducción del Nuevo Mundo [en inglés] se declara (página 9 del tomo del Nuevo Testamento): ‘A cada palabra principal le hemos asignado un significado y nos hemos adherido a ese significado hasta donde lo ha permitido el contexto.’ Mi pregunta surge porque no se ha cumplido con esta regla autoimpuesta en Filipenses 2:11, donde la palabra kyrios, que en otras partes se vierte ‘Jehová’ 237 veces, no se vierte ‘Jehová’ a pesar de la alusión clara a Isaías 45:23 y después donde la palabra Jehová aparece. ¿Pudiera ser que la teología arriana de los traductores haya vencido su explícita regla de traducir?” ¿Juzgan que la pregunta de este inquiridor merezca una respuesta sólida y completa?—EE. UU.

Varios lectores de La Atalaya, evidentemente no familiarizados con el griego del Nuevo Testamento, nos han escrito una pregunta semejante, aparentemente inspirados por la publicidad que el Dr. Metzger ha dado a una discusión de este asunto. El doctor cita del segundo párrafo de la página nueve del Prefacio, donde dice:

“A cada palabra principal le hemos asignado un significado y nos hemos adherido a ese significado hasta donde lo permitió el contexto. Esto, sabemos, ha impuesto una restricción sobre nuestra dicción, pero contribuye a buen trabajo de referencias y a una comparación más confiable de textos o versículos relacionados. Al mismo tiempo, para hacer resaltar la riqueza y variedad del idioma de los escritores inspirados, hemos evitado el traducir dos o más palabras griegas con la misma palabra inglesa, porque esto oculta la distinción en matiz de significado entre las varias palabras traducidas así.”

El doctor teológico cita parte de lo supracitado y deja que su lector se imagine que los traductores de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Cristianas Griegas fueron arbitrarios, o independientes, al traducir la palabra griega kyrios (sin el artículo definido griego) con el nombre divino, Jehová. Pero en su mismísimo Prefacio los traductores muestran que no estaban obrando arbitrariamente al traducir la palabra griega kyrios (sin el artículo definido) al inglés como Jehová. De haber leído el Dr. Metzger todo el Prefacio del tomo susodicho, debería haber aprendido sobre qué base los traductores del Nuevo Mundo restauraron el nombre divino, Jehová, a la traducción inglesa de las Escrituras Cristianas Griegas. Comenzando en la página 19, debería haber leído lo siguiente:

“RESTAURANDO EL NOMBRE: ¿Qué habrá de hacer el traductor moderno? ¿Está justificado, sí, autorizado, para insertar el nombre divino en una traducción de las Escrituras Cristianas Griegas? Todo lector del griego tiene que confesar que en la LXX las palabras griegas kyrios y theós se han usado para echar fuera al nombre distintivo de la Deidad Suprema. Todo diccionario compendioso griegoinglés declara que estas dos palabras griegas se han usado como equivalentes del nombre divino. Por consiguiente el traductor moderno está autorizado para usar el nombre divino como un equivalente de aquellas dos palabras griegas, es decir, en lugares donde Mateo, etc., citan versículos, pasajes y expresiones de las Escrituras Hebreas o de la LXX donde aparece el nombre divino.”

Luego, al pie de la página, a ese párrafo se le agrega una nota de tres párrafos en que se cita de tres diferentes léxicos griego-ingleses para mostrar que en la versión griega de los Setenta de las Escrituras Hebreas las palabras griegas kyrios y theós se usaron para sustituir el nombre divino, Jehová.

Ahora bien en la página 20 del Prefacio, el párrafo uno dice: “¿Cómo habrá de saber o determinar el traductor moderno cuándo traducir las palabras griegas Κύριος y Θεός con el nombre divino en su versión? Determinando dónde los escritores cristianos inspirados han citado de las Escrituras Hebreas. Entonces debe referirse al original para localizar si el nombré divino aparece allí o no. Así puede determinar qué identidad dar a kyrios y theós y luego puede revestirlos de personalidad.”

Este Prefacio muestra que con el transcurso del tiempo se han hecho diecinueve traducciones de las Escrituras Cristianas Griegas, o de porciones de ellas, del griego al antiguo hebreo bíblico, y que estas traducciones hebreas, incluyendo al profesor Franz Delitzsch y también al Dr. Isaac Salkinson y al Dr. Christian David Ginsburg, usaron el nombre Jehová o el tetragrámaton (con símbolos para las vocales) hebreo al traducir los escritos de los apóstoles y discípulos de Cristo, generalmente conocidos como el Nuevo Testamento. Por lo tanto, antes de que se publicara la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Cristianas Griegas, estos traductores al hebreo pusieron el nombre divino en los escritos cristianos llamados oficialmente el Nuevo Testamento.

En consecuencia en la página 20 del Prefacio el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo dice en el segundo párrafo: “Para evitar el traspasar los límites del traductor al campo de la exégesis, hemos tratado de ser sumamente cautelosos en cuanto a traducir el nombre divino, siempre considerando cuidadosamente las Escrituras Hebreas. Hemos buscado algún acuerdo con nosotros mediante las versiones hebreas que consultamos para confirmar nuestra propia traducción. Por lo tanto, de las 237 veces que hemos traducido el nombre divino en el cuerpo de nuestra versión, hay solo dos casos donde no tenemos apoyo o acuerdo de ninguna de las versiones hebreas. Pero en estos dos casos, a saber, Efesios 6:8 y Colosenses 3:13, nos sentimos fuertemente apoyados por el contexto y por los textos relacionados para traducir el nombre divino. Las notas que aparecen en nuestro margen inferior muestran el apoyo que tenemos para nuestras traducciones de las versiones hebreas y de otras autoridades.”

En vista de lo susodicho nos preguntamos por qué el miembro de la facultad del Seminario Teológico de Princeton citó solo parcialmente de la página 9 del Prefacio supracitado, pero no citó para usted toda la información susodicha que aparece en el Prefacio concerniente a cómo los traductores determinaron lo adecuado de reintegrar el nombre divino en las Escrituras Cristianas. Estas porciones, que el teólogo no llama a la atención de usted, muestran por qué kyrios (sin el artículo definido) no siempre se vierte como Jehová en la Traducción del Nuevo Mundo.

El teólogo dice que Filipenses 2:11 claramente alude a Isaías 45:23 y a la materia siguiente: Veamos. Estos versículos, traducidos por la Versión Moderna, dicen: “Jurado he por mí mismo, la palabra ha salido de mi boca en justicia, y no será revocada, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad. Dice uno: ¡Solamente en Jehová tengo justicia y fuerza! a él vendrán los hombres, y serán avergonzados todos los que se enojan contra él. ¡En Jehová serán justificados y se gloriarán todos los que son de la simiente de Israel!”

Sin embargo, Filipenses 2:9-11 en la Versión Moderna dice: “Por lo cual Dios también le ha ensalzado soberanamente, y le ha dado nombre que es sobre todo nombre; para que, en el nombre de Jesús, toda rodilla se doble, tanto de lo celestial, como de lo terrenal y de lo debajo de tierra [margen]; y toda lengua confiese que Jesucristo es SEÑOR [kyrios] para gloria de Dios [el] Padre.”

Esto no es lo mismo que la cita de Isaías. Filipenses 2:11 no dice que toda lengua debería jurar a Jesús. Dice que toda lengua debería confesar algo concerniente a Jesús para la gloria de Dios el Padre. Por eso ésta no es una alusión a Isaías 45:23 tal como se requeriría para que Jesús fuera identificado con Jehová.

Recuerde que “Jehová” es un nombre, el nombre divino, pero Filipenses 2:9-11 dice que el nombre del Hijo de Dios es Jesús, no Jehová; y el nombre Jesús realmente significa “Jehová es salvación” o “la salvación de Jehová.” De modo que lo que Filipenses 2:11 dice es que toda lengua va a confesar que Jesús ocupa cierto cargo titular, para la gloria de Dios el Padre, a saber, señorío. Este título “Señor” en el texto griego es kyrios (sin el artículo definido).

Cualquier persona familiarizada con el griego del Nuevo Testamento sabe que esta palabra kyrios (sin el artículo definido) se usa en lugares en que hay el caso de dirigirse a una persona y por consiguiente no significa Jehová. Significa Amo o Señor. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo y otras versiones vierten la palabra kyrios sin artículo en los lugares apropiados. También, cuando kyrios se usa como título aparece sin el artículo definido, como en casos semejantes al de Filipenses 2:9-11.

Todas las versiones en inglés de la cristiandad, aun las hebreas, muestran que en Filipenses 2:11 la palabra kyrios sin artículo se usa como título, no como nombre personal. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo vierte Filipenses 2:11: “Confiese toda lengua abiertamente que Jesucristo es Señor para gloria de Dios el Padre.” Ningún cristiano tiene que confesar que Jesucristo es Jehová, porque ésa no es la verdad. Jesús nos dijo que oráramos porque el nombre de su Padre sea santificado, y todo docto bíblico informado sabe que el nombre de Dios el Padre es Jehová.

El apóstol Pablo en 1 Corintios 8:5, 6, dice: “Porque aun cuando hay aquellos que son llamados ‘dioses,’ sea en el cielo o en la tierra, igual como hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores,’ realmente hay para nosotros un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él, y hay un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” Por eso lo que los cristianos tienen que confesar es que Jesucristo es Señor, o kyrios (sin el artículo definido).

La palabra kyrios sin el artículo definido se usa así también en 1 Corintios 12:3. Allí en el texto griego aparece la misma expresión que en Filipenses 2:11, a saber, KYRIOS YESOUS. En ambos textos la palabra griega kyrios es un título con el cual hay que dirigirse a una persona de cierto nombre. Por consiguiente sería incorrecto, en realidad ridículo, traducir esa expresión KYRIOS YESOUS “Jehová Jesús.” Ninguna de las traducciones hebreas la vierte “Jehová Jesús,” sino que reconocen a la palabra griega kyrios allí como un título y por consiguiente usan la palabra hebrea Adón, que significa Señor, en vez del nombre Jehová.

Por consiguiente la Traducción del Nuevo Mundo es consistente, y no viola regla de acción general alguna manifestada en su Prefacio cuando vierte la expresión de 1 Corintios 12:3, así como en Filipenses 2:11, “Jesús es Señor,” no “Jesús es Jehová.” De modo que los traductores no deben ser acusados de ser influidos por la teología del antitrinitario Arrio por obrar así.

Una traducción reciente intitulada “El Auténtico Nuevo Testamento” por un judío llamado Hugo J. Schonfield, publicada en 1955, vierte la expresión como un tratamiento a Jesús, y dice: “Y nadie puede decir: ‘¡Señor Jesús!’ salvo por el espíritu santo.” (1 Cor. 12:3) Este traductor judío vierte Filipenses 2:11: “Y toda lengua aclame a Jesucristo como Amo, para la gloria de Dios el Padre.”

Es muy fácil que un teólogo trinitario de la cristiandad critique una traducción de la Biblia con la cual no está de acuerdo su doctrina trinitaria. Pero cuando lo hace ocultando la base sobre la cual la traducción criticada hace su traducción consistente, ¿es justo y docto? O ¿ha probado su punto? Dejamos que usted conteste la pregunta.

● ¿Sabrá la grande muchedumbre de “otras ovejas” que sobreviva al Armagedón si sus compañeros del resto resultaron fieles y adquirieron el premio de la inmortalidad o no?—F. C., EE. UU.

Sí, parece razonable concluir que será conocimiento común para los de las “otras ovejas” que vivan en el nuevo mundo de después del Armagedón quiénes, exactamente, son los 144,000 miembros del cuerpo de Cristo. Pertinente a esto es Salmo 87:5, 6, que dice: “Y respecto a Sion se dirá: ‘Todos y cada uno de ellos nacieron en ella.’ Y el Altísimo mismo la establecerá firmemente. Jehová mismo declarará, al registrar los pueblos: ‘Este es uno que nació allí.’”

Es muy razonable que esto sea así. Ciertamente en este tiempo sabemos, por el registro bíblico, que algunos recibieron la aprobación de Jehová en tiempos de la antigüedad, información que nos anima y estimula. Así que el que los del nuevo mundo de después del Armagedón supiesen que ciertas personas probaron su fidelidad y recibieron la recompensa gloriosa de la inmortalidad resultaría también ser un incentivo a fidelidad para ellos. Los que los conocieron recordarían su devoción fiel, según el principio declarado en Hebreos 13:7: “Acuérdense de aquellos que toman la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar los resultados de su conducta imiten la fe de ellos.”

● ¿Cómo podemos explicar el que haya animales en tierras aisladas cuando se dice que el Diluvio cubrió toda la Tierra y los únicos animales que sobrevivieron fueron los que había en el arca?—P. G., Inglaterra.

La presencia de ciertas formas de vida animal en Australia y Nueva Zelandia, por ejemplo, no es argumento válido contra el relato de la Biblia de que toda vida en la Tierra fue arrasada en el Diluvio, excepto la de Noé y los que estaban con él en el arca. ¿Cómo pudieran estos animales haber emigrado desde el monte Ararat, donde se detuvo el arca sobre tierra, a otros continentes y a islas? Por medio de cordilleras conectivas de tierra. Estudios oceanográficos sobre los cuales informó el Dr. René Malaise y que fueron publicados en la revista geográfica sueca Ymer, cuentan de hallazgos que indican que una vez existió una “Cordillera de Mitad del Atlántico” que cruzaba el océano sobre la superficie. (Times de Nueva York, 23 de septiembre de 1956) Es posible que haya habido también otras cordilleras, y los animales pudieran haber emigrado por medio de éstas antes de que esas cordilleras se sumergieran bajo la superficie del océano.

Y ésa no es la única explicación posible. Otros estudios oceanográficos han dado evidencia de que una vez en Oceanía existió un enorme continente que abarcaba a Australia y muchas de las islas de Oceanía. Si así fue, entonces, por supuesto, los animales no tuvieron dificultad en emigrar a esas tierras.

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