La bestia de color escarlata
LA CUARTA o última bestia que vio el apóstol Juan en su visión apocalíptica fue también la última en aparecer en tiempos modernos en el cumplimiento del Apocalipsis. Respecto a ella Juan escribió: “Vi a una mujer sentada sobre una bestia salvaje de color escarlata que estaba llena de nombres blasfemos y que tenía siete cabezas y diez cuernos. La bestia salvaje que viste era, pero no es, y no obstante está a punto de ascender del abismo, y ha de irse a la destrucción. Y cuando vean cómo la bestia salvaje era, pero no es, y no obstante estará presente, los que moran sobre la tierra se sorprenderán con admiración . . . Las siete cabezas significan siete montes, donde la mujer se sienta encima. Y hay siete reyes: cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado, pero cuando llegue tiene que permanecer por un tiempo breve. Y la bestia salvaje que era pero no es, también ella misma es un octavo rey, pero brota de los siete, y se va a la destrucción.”—Apo. 17:3, 8-11.
Note la semejanza de tres de estas bestias, el dragón de color de fuego (Satanás el Diablo), la bestia salvaje que ascendió del mar (la organización visible de Satanás) y la bestia salvaje de color escarlata; cada uno tiene siete cabezas y diez cuernos. Los diez cuernos en cada uno de estos casos representarían poder completo. En cuanto a las siete cabezas, sin embargo, en el dragón éstas representan su autoridad sobre las siete potencias mundiales por medio de príncipes demoníacos; en la bestia salvaje procedente del mar las siete potencias mundiales mismas se representan por, las siete cabezas, y en la bestia de color escarlata estas siete potencias mundiales aparecen como siete cabezas que pertenecen a una organización o entidad muy moderna. Esta bestia de color escarlata no podría ser ninguna de estas siete potencias mundiales en particular, porque se nos dice claramente que “brota de los siete,” también que es octavo. Por lo tanto tendría que incluir a todas ellas de una manera u otra. ¿Qué podría representar esta bestia sino a esa entidad que fue conocida primero como la Sociedad de las Naciones y ahora es conocida como las Naciones Unidas? ¿No es una organización mundial como lo es la organización visible de Satanás? ¿No se incluye en esta organización mundial lo que queda de estas siete potencias mundiales, y no constituye en realidad una octava potencia mundial? Sus diez cuernos representan a todos los reyes o gobernantes de la Tierra.
¡Cuán aptamente aplican a esta bestia de color escarlata las palabras proféticas: “la bestia salvaje era, pero no es, y no obstante estará presente”! En la forma de la Sociedad de las Naciones ella primero era, empezando su existencia el 10 de enero de 1920. Luego durante la II Guerra Mundial, desde 1939 hasta 1945, esta “bestia” en realidad no era, puesto que la pasaron por alto las naciones del mundo, aunque no decretaron el fin de ella formalmente sino hasta después de formadas las Naciones Unidas.* Entonces, con la formación de su sucesora, esta bestia de color escarlata estuvo presente de nuevo. Y ciertamente durante los últimos diecisiete años el mundo ha contemplado admirativamente a esta octava potencia mundial, las Naciones Unidas.
¿Qué hay de los siete reyes concerniente a los cuales se escribió, en los días de Juan, “cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado, pero cuando llegue tiene que permanecer por un tiempo breve”? Estos son las mismas siete potencias mundiales de la historia bíblica y profecía a las cuales se hace referencia con los simbolismos del dragón y de la bestia salvaje que vino del mar. En los días de Juan cinco de éstas habían caído: Egipto, Asiria, Babilonia, Medo-Persia y Grecia. La sexta estaba en existencia en aquel tiempo, la Roma pagana, la cual continuó su existencia más tarde como el Santo Imperio Romano, y una todavía había de venir, la potencia mundial angloamericana, la bestia de dos cuernos. El que permanezca por un tiempo breve indica que el fin de estas potencias está cerca.
Esta bestia de color escarlata aparece en todavía otra forma en el libro de Apocalipsis. Esto, sin embargo, no debería parecer sorprendente, puesto que en la profecía bíblica varias personas y entidades aparecen a veces en más de una sola forma, todas ellas apropiadas y adecuadas, pero se usan para mostrar diferentes aspectos de una persona, organización, nación o entidad política. Así es como hemos notado que la séptima potencia mundial, la potencia mundial angloamericana, se muestra como la séptima cabeza de la bestia salvaje que salió del mar, como la bestia salvaje que tiene dos cuernos como cordero y sin embargo tiene la voz de un dragón, y también como el falso profeta debido a sus actividades propagandistas. Así es con esta bestia salvaje de color escarlata; se le llama también una octava potencia mundial y, en Apocalipsis 13:14, 15, “una imagen de la bestia salvaje,” es decir, de la bestia del mar: “Y [la bestia de dos cuernos] extravía a los que moran sobre la tierra, a causa de las señales que se le concedieron que ejecutara a la vista de la bestia salvaje, mientras dice a los que moran sobre la tierra que hagan una imagen a la bestia salvaje que tenía la herida de espada y sin embargo revivió. Y se le concedió que diera aliento a la imagen de la bestia salvaje, de modo que la imagen de la bestia salvaje hablara y también hiciera que se diera muerte a todos los que no quisieran de manera alguna adorar la imagen de la bestia salvaje.”
Según esta profecía la bestia de dos cuernos, es decir, Gran Bretaña y los Estados Unidos, dijeron a los que moraban sobre la Tierra que hiciesen esta imagen a la bestia, la Sociedad de las Naciones. ¿Corroboran esto los hechos de la historia? Ciertamente que sí, porque, dice The Encyclopædia Britannica, tomo 20, página 846, Ed. de 1959, en su biografía de Juan Cristián Smuts, estadista sudafricano: “Después del armisticio [de 1918], Smuts escribió su Memoria sobre la Sociedad de las Naciones, The League of Nations: A Practical Suggestion (1918), que recibió el apoyo de tanto el presidente Wilson como de Lloyd George, y en sustancia llegó a ser el Pacto de la Sociedad.” Estos últimos eran, por supuesto, los jefes de los Estados Unidos y de Gran Bretaña en aquel tiempo. Mientras que los Estados Unidos nunca se hicieron miembro, oficialmente, de la Sociedad, su jefe en realidad tomó la delantera en decir al mundo que hiciera esta imagen a la bestia. Con el transcurso de los años los Estados Unidos en efecto entraron por la puerta trasera de la Sociedad por medio de su apoyo a pactos y tratados promulgados por los miembros de la Sociedad. La evidencia es aun más fuerte de que los jefes de estas dos naciones, o de esta potencia mundial binaria, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt, tomaron la delantera en hacer que la gente de la Tierra sacara a esta bestia de color escarlata del abismo de la inactividad en que la había arrojado la II Guerra Mundial en la forma de las Naciones Unidas.
¿Qué hay de esta mujer ataviada de escarlata a la cual se muestra cabalgando sobre esta bestia de color parecido? A través de las Escrituras, desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:17, se usa a la mujer para representar una organización, y especialmente una organización religiosa. Así es que a la Jerusalén infiel se le describe como una prostituta, y a la congregación fiel cristiana como una virgen casta. (Isa. 1:21; 2 Cor. 11:2) Esta mujer por lo tanto bien representaría a la religión falsa y, en particular, a la cristiandad apóstata, que afirma estar casada con Jesucristo pero que se ha probado infiel a él como se ve por el hecho de que ella se ha asociado con los gobiernos de este mundo y hecho causa común con ellos en vez de esperar el reino de Cristo. Aplican a ella las palabras de condenación: “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.” Es digno de notar que, mientras que se muestra al Rey de los reyes, Jesucristo, ejecutando juicio contra las varias bestias, son los diez cuernos o reyes de la bestia de color escarlata los que se ven efectuando la destrucción de este sistema religioso falso, de lo cual se ve un precursor en la oposición jurada del comunismo hacia todas las cosas religiosas.—Apo. 17:5.
Obviamente, este esbozo en miniatura, por decirlo así, de las bestias del Apocalipsis, no podría tocar en todos los detalles minuciosos. Estos, sin embargo, al estudiarse, se hallarán consistentes con lo susodicho, así como se manifiesta en otras de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower.
Jehová Dios seguramente está haciendo que brille luz sobre sus profecías registradas hace mucho tiempo, de acuerdo con su promesa de que la senda de sus siervos se pondría cada vez más iluminada. Aquello de veras es motivo para que todos sus siervos tengan fe aumentada en que Él en todo momento tiene control cabal de los asuntos mundiales y que la Biblia es su Palabra inspirada. Debería fortalecer su esperanza en el triunfo final de la justicia y ayudarles a servir a Dios con la “forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre,” manteniéndose sin mancha del mundo.—Sant. 1:27.
[Nota]
“Durante la guerra, la sociedad casi cesó de funcionar.”—The Encyclopedia Americana, tomo 17, página 142, Ed. de 1956.