La vuelta de Cristo—¿la verá usted?
“VENGO otra vez.” Estas palabras no componen un mensaje de despedida común. Las dijo Cristo Jesús la noche antes de entregar su vida a favor del mundo de la humanidad. (Juan 14:3) Esa promesa de regresar ha sido la base de la esperanza para personas de alrededor del globo terráqueo por todos los siglos desde entonces. Ciertamente el planeta Tierra y toda la humanidad que está en él jamás estuvieron en necesidad más apremiante que ahora de la paz, salud y vida que promete la vuelta de Cristo en poder del Reino.—Mat. 25:31-34; Rev. 21:4.
Millones afirman tener esta esperanza. En 1960, cuando la Encuesta Gallup entrevistó a una sección transversal de personas de todas las fes a través de los Estados Unidos en cuanto a si creían que Jesucristo “regresará alguna vez a la Tierra,” 55 por ciento de los interrogados contestó “Sí.” No obstante, los que expresan esperar una vuelta de Cristo Jesús generalmente pasan por alto un hecho importante. ¿Cuál es?
En el mismo capítulo catorce de Juan, Jesús dijo esto a sus apóstoles fieles: “Un poco más y el mundo ya no me contemplará, mas ustedes me contemplarán, porque yo vivo y ustedes vivirán.” (Juan 14:19) La palabra griega kosmos, traducida “mundo” en este versículo, se refiere a la humanidad. Por lo tanto, Jesús aquí claramente expresó que el mundo de la humanidad en la Tierra no lo contemplaría otra vez después de su muerte, pero que sus apóstoles sí porque ‘vivirían.’ ¿Dónde? En los cielos como hijos espíritus de Dios, como Jesús les había explicado en los versículos previos. El hogar de él también habría de ser el hogar de ellos. Es por eso que el apóstol Pablo dijo: “Aun si hemos conocido a Cristo según la carne, ciertamente ya no lo conocemos así.”—2 Cor. 5:16.
De modo que no es una vuelta literal, visible, carnal por Cristo Jesús, sino una vuelta espiritual lo que es la esperanza que ofrece la Palabra de Dios, la Biblia. ¿Le resta esto a la promesa de la vuelta de Cristo algo de su gozo o limita sus bendiciones a unos cuantos escogidos? De ninguna manera. Dios mismo es eternamente invisible para los hombres, pero esto no reduce en lo más mínimo su poder de obrar y efectuar su propósito. (Exo. 33:20) De modo semejante, su Hijo ya vuelto, aunque es invisible para los hombres, por medio de su reino finalmente hará que se haga la voluntad de Dios sobre la Tierra como se hace en el cielo. Bendiciones eternas pueden ser de usted si ahora pone a trabajar en su vida esta esperanza. Lea esta revista con regularidad para entender mejor la vuelta de Cristo y sus beneficios eternos.