Siendo paciente en sus relaciones con otros
¿HAY otros aspectos en cuanto al esperar. El esperar bien puede ser el proceder sabio en las relaciones cotidianas entre unos y otros. Quizás un joven esté cortejando a una joven. Quizás él o ella tienda a apresurarse en cuanto a casarse. Pero la sabiduría indica que no hay que apresurar indebidamente las cosas. El cortejo suministra a las parejas excelentes oportunidades para conocerse mejor el uno al otro y ajustarse el uno al otro.
Por otra parte, quizás un empleado sea muy diligente y ambicioso en cuanto a progresar. En su caso, también, en vez de irritarse impacientemente, ¿no sería mejor sacar el mejor partido de todas las oportunidades que uno tiene delante para probar su valía y para aumentar sus habilidades? A menudo sucede que cuando uno ya no se impacienta ni se irrita, sino que llega a estar contento, entonces acontece un mejoramiento.
El esperar con paciencia también es el proceder sabio dentro del círculo de la familia. Asuntos de negocios, u otras circunstancias sobre las cuales el esposo no tenga control, como el mucho tráfico, quizás hagan que llegue tarde a casa. En vez de inquietarse impacientemente, ¡cuánto mejor es que su esposa, sin dar lugar a dudas, reconozca que no lo hace adrede!
Por otra parte, en ciertos asuntos quizás la esposa resulte lenta, de modo que se haga necesario que el esposo aprenda a esperar con paciencia. El encolerizarse no ayuda. Quizás él pueda ayudarla a organizar sus asuntos para que sea más puntual. Pero, cuando el horario no funcione como se planea, en vez de irritarse impacientemente, ¡cuánto mejor es que el esposo preste atención al consejo del apóstol Pedro y ‘trate a su esposa de acuerdo con conocimiento, asignándole honra como a un vaso más débil, el femenino’!—1 Ped. 3:7.
O quizás un compañero cristiano junto al cual usted esté obligado a servir tenga una debilidad que le moleste a usted y de la cual es posible que él ni siquiera esté consciente. O quizás haga cosas indebidas repetidas veces, haciéndose necesario que usted lo perdone “setenta y siete veces,” por decirlo así. En este caso también es bueno aprender a esperar y tener paciencia con él. Quizás no esté progresando tan aprisa como a usted le gustaría ver que progresara, pero con los años quizás exhiba progreso. En este respecto la Palabra de Dios también tiene consejo sabio, a saber: ‘Con gran paciencia sopórtense los unos a los otros en amor.’—Mat. 18:21, 22; Efe. 4:2, 3.
De veras es proceder sabio aprender a esperar con paciencia. Resulta en beneficios para nosotros mismos y para los que nos rodean. Jehová Dios tiene leyes que gobiernan el universo, y tiene su propio horario para cumplir sus propósitos. Él no va a cambiar su horario para nuestra conveniencia, tal como no podemos hacer que cambie o apresure los días, estaciones o años. Teniendo fe, esperanza, gozo y aprecio podremos seguir el proceder sabio de aprender a esperar con paciencia.