Preguntas de los lectores
● Durante un estudio bíblico que conducía, surgió para discusión Romanos 8:26, 27. ¿Podrían explicar, por favor, el significado de estos versículos?—A. B., EE. UU.
Los versículos de que se trata dicen: “De igual manera el espíritu también acude con ayuda para nuestra debilidad; porque el problema de lo que debemos pedir en oración como necesitamos hacerlo no lo sabemos, pero el espíritu mismo aboga por nosotros con gemidos no expresados. Sin embargo el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del espíritu, porque éste aboga en conformidad con Dios por los santos.”
¿Cómo aboga el espíritu santo de Dios por los santos? Así: Dios previó y predijo las experiencias de la congregación cristiana. En su Palabra, que es inspirada por medio del espíritu de Dios, Él predijo que los cristianos entrarían en ciertas situaciones. Por esa misma Palabra inspirada por espíritu hizo que se registraran oraciones proféticas que predecían cómo los cristianos serían sacados de esas situaciones y conservados en Su servicio. Puesto que los cristianos no siempre han entendido las profecías y las oraciones proféticas, no saben exactamente cómo expresarse y no saben qué cosa pedir correctamente en oración. No obstante, han orado por la ayuda de Dios.
El apóstol Pablo se halló en esa clase de situación, acerca de lo cual escribió: “Porque no deseamos que estén en ignorancia, hermanos, acerca de la tribulación que nos sucedió en el distrito de Asia, que estuvimos bajo extremada presión, más allá de nuestras fuerzas, de modo que nos sentimos muy inseguros aun respecto a nuestra vida. De hecho, sentimos en nosotros mismos que habíamos recibido la sentencia de muerte.”
De modo que la pregunta era: ¿Sería la voluntad de Dios libertar a Pablo y sus compañeros, o permitiría Dios que se les diera muerte? Pablo sigue y da la respuesta: “Esto fue para que no tuviésemos nuestra confianza en nosotros mismos, sino en el Dios que levanta a los muertos. De tan grande cosa como la muerte nos libró y nos librará; y nuestra esperanza está puesta en él de que también nos librará nuevamente.”—2 Cor. 1:8-10.
Sí, Dios conoce sus tiempos y épocas; sabe lo que está escrito en su Palabra por medio de su espíritu y sabe cómo esas cosas aplican a los cristianos y cuándo. Conoce el significado de esas profecías y oraciones inspiradas por espíritu, y deja que éstas intercedan por los seguidores verdaderos de Jesús. Las acepta como lo que les gustaría pedir y por lo que les gustaría orar, y, de acuerdo con ello se las concede. Después les revela por el poder de su espíritu cómo estas profecías se han cumplido para con ellos, y ellos disciernen que es exactamente lo que deberían haber pedido, si lo hubieran sabido y entendido.
El resto fiel de los seguidores ungidos de Cristo que sobrevivió a las pruebas de 1918 puede apreciar este hecho en particular. ¿Por qué? Porque estuvieron en grave aprieto durante los años de la guerra. Estaban en duda, confusos; no estaban seguros en cuanto a qué era la voluntad de Dios para ellos. De modo que no sabían exactamente por qué orar, aunque ciertamente oraban por apoyo divino. Pero la Palabra de Dios había predicho su condición y contenía oraciones proféticas, y Dios aceptó estas oraciones como proviniendo de ellos y las contestó en armonía con ello.—Salmos 69; 102; 126; Isaías, capítulo 12.
Igualmente hoy, tanto organizacional como individualmente, los siervos de Dios quizás sean acosados por pruebas y no conozcan la salida, no sepan exactamente por qué orar. Pero Dios sabe y él acepta las oraciones registradas, en su Palabra como proviniendo de su pueblo y las contesta de acuerdo con Su voluntad. Quizás les parezca que deben ser liberados de cierta prueba, pero Dios sabe que puede ser mejor que sigan pasando por tal prueba, como sucedió con los testigos de Jehová en los campos de concentración nazis. Esa prueba puede resultar en un gran testimonio al nombre de Jehová, en cultivar excelentes cualidades en sus siervos y en hacer que otros se pongan de parte de Jehová. Ha sucedido así en Malawi. Esto también a menudo les ha proporcionado a los compañeros cristianos oportunidades de mostrar su amor acudiendo en ayuda de los que pasan por pruebas al grado que les ha sido posible.—Juan 13:34, 35.
De esto podemos ver que el espíritu de Dios ciertamente aboga por los de su pueblo mediante la Palabra inspirada por espíritu cuando están bajo gran tensión. Además, tomando en cuenta estos textos, ¡cuán prudente es que cuando los cristianos estén bajo tribulación siempre oren como Jesús: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero, sino como tú quieres”!—Mat. 26:39.