Cómo se sufragan los gastos religiosos
“TODAS las religiones son más o menos lo mismo.” ¿Ha oído usted a la gente decir eso? Es verdad que en la mayoría de las religiones hay muchas cosas que son muy parecidas. Pero no las hay en todas las religiones. Para apreciar lo grande que puede ser la diferencia, considere el asunto de cómo se sufragan los gastos religiosos.
Hoy, aunque las iglesias de la cristiandad tienen una extensa variedad de maneras de financiar sus actividades, no obstante hay una semejanza básica. Entre los métodos más comunes está el de pasar el platillo o canasta de colecta... a veces más de una vez durante los servicios. Algunas iglesias piden donaciones en cartas que envían con sobres ya listos para devolver con el nombre y dirección de la iglesia. Otras consiguen apoyo financiero por medio de publicidad pagada en sus boletines y periódicos eclesiásticos. Muchas organizaciones envían chucherías religiosas y piden al individuo que contribuya por estos “regalos” no solicitados. Otras iglesias recurren a comidas y tertulias de baraja para juntar dinero. Un anuncio que se publica en revistas religiosas declara: “Un comprobado ganador de dinero para iglesias y clubes. Gane $82 [dólares] con Secadores de Trastos ‘Hogar Feliz.’”
Un método muy común es el uso de sobres personales para contribuciones dominicales, como, por ejemplo, los de la Iglesia Bautista Brown Memorial de Brooklyn, Nueva York. Sus miembros reciben un juego de cincuenta y dos sobres al principio del año, cada juego con un número que sirve de identificación. Cuando se pasa la canasta de colecta, los miembros echan sus sobres. Puesto que estos sobres están numerados, los oficiales eclesiásticos pueden saber con cuánta regularidad cada miembro contribuye y cuánto contribuye en el transcurso de un año.
Ciertos clérigos de la zona neoyorquina son muy formales en cuanto a este asunto. Envían estados de cuenta mensuales a sus parroquianos recordándoles la cantidad que deben a su iglesia. Y en la prensa se informó que un predicador congregacional de Vermont, ha instalado una máquina para tarjetas de crédito detrás de la puerta del frente para los que prefieran usar este medio para contribuir. Muchísimas iglesias requieren o animan a sus miembros a pagar diezmos, es decir, a dar a su iglesia la décima parte de sus ingresos.
También hay los profesionales que reúnen fondos para propósitos especiales, como la compostura o construcción de estructuras eclesiásticas. Como dice el libro The Church as Employer, Money Raiser and Investor: “El trabajo de ayudar a las iglesias a reunir dinero se ha convertido en un trabajo especializado.” Entre las primeras agencias procuradoras de fondos está la Ketchum, Inc. Ésta y otras como ella pertenecen a la Asociación Americana del Consejo para Reunir Fondos.
Un método muy popular que se utiliza para reunir dinero para una iglesia es el uso de bingo y juegos de azar semejantes. Entre los más recientes de éstos está lo que se llama “Noches de Las Vegas.” Bajo el encabezamiento: “El sol del bingo se pone en el brillo de las Noches de Las Vegas,” el Daily News de Nueva York del 2 de marzo de 1971 dijo que estas Noches de Las Vegas están reemplazando al bingo como fuente de ingresos eclesiásticos. El informe dijo: “La noche del sábado pasado más de 500 personas estuvieron presentes en el Centro Judío de Holliswood, en Holliswood, Queens, para probar su suerte a la baraja, dados, dólares de la suerte y una rueda que crujía al girar en la pared. Nuestra Señora de Lourdes en Queens Village, Queens, está presentando una Noche de Las Vegas repleta de póker, “black jack,” “big six” y lo que se quiera. La entrada cuesta $1 [dólar] y los refrescos son gratis.” Una iglesia católica informó ingresos de $26.000 [dólares] de tan solo una Noche de Las Vegas que realizó recientemente.
Por propia experiencia, ¿no ha visto usted que religiones protestantes, católicas y judías usan varios de estos métodos para sufragar sus gastos? Note, también, que todos tienen una semejanza básica. En vez de animar a que se dé espontáneamente, utilizan presión, sutil o de otra clase, y hasta hacen llamamiento al egoísmo, como por medio de jugar por dinero.
¿Qué hay de los testigos cristianos de Jehová? ¿Cuáles de estos métodos usan ellos? En realidad, no usan ninguno de ellos, ni siquiera la práctica tan común de pasar un platillo de colecta. Entonces, ¿cómo consiguen los fondos necesarios para sufragar los gastos en que incurren al llevar a cabo sus actividades religiosas en una escala local, nacional e internacional?
Lo que recibe énfasis en cuanto a dar entre los Testigos es que el dar tiene que ser voluntario y espontáneo, de corazón. De hecho, desde los días más tempranos de los testigos modernos de Jehová su norma ha sido que nunca debe pasarse un platillo de colecta ni deben hacerse solicitaciones parecidas de dinero. Tuvieron la convicción de que ésta es la obra de Jehová y que él abriría el corazón de su pueblo para que hiciera las contribuciones necesarias a fin de que siempre estuvieran disponibles los fondos necesarios para la expansión de la predicación del Evangelio.
En todos sus lugares de reunión hay una caja de contribuciones. Los que quieren contribuir al mantenimiento de la adoración por los Testigos pueden ir a esa caja y dar al grado que puedan. No hay sobres, no hay identificación. Para que los contribuyentes sepan la cantidad total que se contribuye y lo que se hace con las contribuciones recibidas, una vez cada mes se lee un estado de cuentas a la congregación, suministrando esos detalles. Además, muchos se sienten impelidos a enviar donaciones a las centrales nacional e internacional para que se usen en adelantar la obra misional en otras partes del mundo. Esto, también, es voluntario.
¿Cuál de estos métodos le parece a usted que se asemeja más estrechamente a los que usaron Jesús y sus apóstoles, que instituyeron el cristianismo? ¿Ha leído usted alguna vez en la Biblia que Jesús o alguno de sus discípulos hayan pedido el diezmo, o pasado una canasta o platillo de colecta u operado juegos de azar? No, cuando Jesús envió a sus doce apóstoles específicamente les mandó: “Recibieron gratis, den gratis.” (Mat. 10:8) Pero, ¿no tenían Jesús y su grupito de apóstoles gastos que tenían que sufragarse? Ciertamente que sí, y por eso leemos que tenían una “caja del dinero” para sus fondos. (Juan 12:6) ¿De dónde venía este dinero? Sin duda de contribuciones voluntarias. Indicando la fuente de algo de esto, el relato de Lucas dice que viajando de ciudad en ciudad con Jesús y sus apóstoles había varias mujeres “que les servían de sus bienes.” (Luc. 8:3) Más tarde el apóstol Pablo puso un ejemplo excelente como ministro verdadero de Cristo Jesús, puesto que trabajó con sus propias manos “para no poner una carga costosa sobre ninguno de ustedes.” Así mismo, entre los testigos de Jehová hoy no existe una clase clerical pagada que agobie a las congregaciones.—1 Tes. 2:9; Hech. 20:34.
Los que visitan por primera vez los Salones del Reino de los testigos de Jehová quedan impresionados con esta diferencia entre la manera en que sus iglesias consiguen fondos para su adoración y la manera en que lo hacen los testigos de Jehová. Como lo expresó una señora en cierta ocasión: “En mi iglesia me sentía como un signo de dólar; hemos sido muy grandes contribuyentes. Pero aquí en el Salón del Reino no se me hizo sentir así en absoluto.” El principio que gobierna estos asuntos entre los testigos de Jehová lo expresa el apóstol Pablo en 2 Corintios 8:12: “Porque si primero está allí la prontitud, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene.”
¿Se adhiere a estas normas bíblicas respecto a los gastos religiosos el lugar de adoración al que asiste usted? Si no lo hace, ¿cree usted que Dios se complace en que se asocie usted con una organización que hace caso omiso de las normas de su Palabra?