Finalmente germinó la semilla
CERCA de Tokio, Japón, se recobraron tres semillas de loto que los expertos determinaron que habían estado enterradas en una canoa, bajo una turbera, por 2.000 años. Un experto en lotos preparó cuidadosamente las semillas y las colocó en agua. Dos de las semillas antiguas germinaron y se desarrollaron en hermosas flores de loto completamente abiertas. Aunque habían estado latentes por aproximadamente dos milenios, bajo las condiciones propicias las semillas todavía pudieron germinar y desarrollarse.—The Plants, página 94.
En su ilustración de diferentes clases de terreno, Jesús habló de otra clase de semilla, diciendo: “La semilla es la palabra de Dios.” (Luc. 8:11) Esta clase de semilla también puede permanecer latente por algún tiempo y finalmente germinar cuando las condiciones son propicias. Un ejemplo que ilustra esto bien es una experiencia reciente que aconteció en la parte meridional de los Estados Unidos. En ésta está envuelta una joven que había tenido su primera experiencia con la verdad genuina de la Palabra de Dios varios años antes.
A la edad de trece años la muchacha se había interesado mucho en la política. Un día le preguntó a la sirvienta de la familia por quién iba a votar en las elecciones. La sirvienta, que era testigo de Jehová, le dijo a la muchacha que no votaba en las elecciones políticas debido a lo que la Biblia dice acerca de la posición de los cristianos en el mundo. (Juan 17:16) La joven nunca había oído nada como aquello. Por eso, en los días y semanas subsiguientes, siguió a la sirvienta por la casa haciéndole muchas preguntas acerca de la Biblia. Sin embargo, los padres de la muchacha se opusieron a esto y despidieron a la sirvienta. Pero las semillas de la verdad ya habían sido plantadas.
No había ninguna congregación de testigos de Jehová en la población donde vivía la familia, y por eso durante los siguientes cinco años estas semillas de la verdad permanecieron latentes. Sin embargo, ella tomó la resolución de ponerse de nuevo en comunicación con los testigos de Jehová cuando llegara el tiempo en que hubiera de partir de su hogar e irse a la universidad. Dice: “Nunca pude alejar del pensamiento las cosas que había aprendido de la sirvienta.”
Cuando finalmente partió para asistir a una universidad, halló casualmente un ejemplar de La Atalaya que contenía el artículo “¿Qué es lo primero... su iglesia, o Dios?” Eso la impelió a escribir a la oficina central de la Sociedad Watchtower. Pronto se puso a un testigo de Jehová en comunicación con ella. Inmediatamente empezó a asistir a sus reuniones cristianas. Compartió con su compañera de cuarto lo que estaba aprendiendo y ésta empezó a asistir a las reuniones también. Ambas progresaron muy bien en su estudio de la Palabra de Dios.
Durante las vacaciones del verano la joven regresó a su casa. Felizmente compartió con sus padres algunas de las cosas buenas que estaba aprendiendo de la Biblia. Sus padres se incomodaron mucho y no quisieron que siquiera mantuviera correspondencia con los Testigos. Ella, aunque amaba y respetaba a sus padres, se dio cuenta de que no debía desarraigar las semillas de la verdad bíblica que habían sido sembradas en su corazón y que ahora estaban creciendo. Por eso, cuando regresó a la escuela en el otoño se asoció de nuevo con los testigos cristianos de Jehová y continuó compartiendo con su compañera de cuarto y con otras muchachas del dormitorio lo que estaba aprendiendo. La joven también empezó a efectuar ajustes en sus actividades, pues era presidenta de una organización bautista de mujeres, maestra de escuela dominical, presidenta de su dormitorio y tenía un puesto en el manejo estudiantil en la universidad. Discernió por medio de la Biblia que debería dar pasos para poner fin a su envolvimiento en aquellas actividades, y lo hizo.
También, se dio cuenta de que ya era tiempo para otro ajuste; era necesario que rompiera su relación de miembro en su iglesia anterior. Un clérigo local con quien habló expresó que creía que el relato de la creación de Génesis y otras partes de la Biblia no podían tomarse literalmente. Además, admitió que muchas de las cosas que se enseñan en las iglesias son de origen pagano. Después de repetidos esfuerzos de parte de ella, a la joven finalmente se le aceptó la renuncia en la iglesia.
Al continuar progresando en su estudio y aplicación de la Palabra de Dios, se bautizó como testigo cristiana de Jehová. Cuando volvió a su casa de vacaciones dijo a sus padres que se sentía feliz de estar con la familia, pero que su conciencia no le permitiría participar en las actividades religiosas de ellos en la iglesia. Sus padres le aclararon que iba a tener que escoger entre su religión y ellos. ¿Estaba arraigada la verdad en su corazón de modo que ella pudiera aguantar?
Estaba puesta en el programa para participar en la Escuela del Ministerio Teocrático en la congregación de los testigos de Jehová allá en la población donde estaba la universidad. La madre le indicó que cuando fuera a presentar aquel discurso no podría llevar consigo absolutamente nada aparte de la ropa que tenía puesta. Después de haber llegado a la población donde estaba la universidad y haberse encargado de su parte en la congregación, telefoneó a sus padres para darles a saber que había llegado bien. Su madre le dijo que no se molestara en venir a casa.—Mat. 10:32-38.
Esta joven cristiana continúa progresando a medida que sirve con regularidad a Jehová Dios. En una asamblea reciente de testigos de Jehová encontró a la Testigo que había sido la sirvienta de la familia siete años antes. Fue una ocasión conmovedora para las dos, pero especialmente para la Testigo que al principio había plantado las semillas de la verdad. Le dijo a la joven: “Desde el principio me pareció que te pondrías de parte de Jehová, porque inmediatamente desplegaste amor a la Palabra de Dios.”