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  • Los majestuosos cedros del Líbano
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Los majestuosos cedros del Líbano

LOS cedros del Líbano, cedrus libani, son siempreverdes. Pertenecen a la misma familia que los deodaras populares, naturales de los montes Himalaya, y los cedros Atlas, naturales de África. También están relacionados con las secoyas de California.

En las Escrituras el cedro recibe más prominencia que todo otro árbol del bosque; se le menciona unas setenta veces. Los cedros del Líbano aún crecen en las faldas de las montañas del Líbano como lo hicieron en tiempos bíblicos, a la altura de unos 1.829 metros sobre el nivel del mar. Los reyes David y Salomón enviaron gente al Líbano a buscar madera de cedro, y siglos más tarde los “hijos del Destierro” hicieron lo mismo para reedificar el templo de Jehová después de haber regresado de Babilonia. Los fenicios y egipcios usaron cedro para los mástiles de sus barcos así como para los barcos mismos.—2 Sam. 5:11; 1 Rey. 5:8; Esd. 3:7; Eze. 27:5.

En tiempos antiguos estos cedros se extendían como una manta sobre las montañas del Líbano, pero hoy solo quedan unas cuantas arboledas pequeñas, que suman a más de cuatro cientos árboles, que tienen de 200 a 1.000 años de edad. Factores que contribuyeron a diezmarlos fueron los estragos de la guerra, antigua y moderna, la gobernación turca y también las cabras. Para proteger a los retoños de los cedros del daño que infligen las cabras a las arboledas de cedros, el gobierno libanés construyó un muro de piedra protector.—Isa. 14:5-8.

Según American Forests, de enero de 1969, el cedro del Líbano es la gloria que corona al mundo vegetal en cuanto a belleza, grandeza y fuerza. ‘Selecto’ y “majestuoso” son los términos que se usan en las Escrituras para describirlos.—Cant. de los Cant. 5:15; Eze. 17:23.

La palabra hebrea para cedro, érez, proviene de una raíz que significa “ser firme,” nombre que es sumamente adecuado en vista de su tronco voluminoso y su sistema de raíces. Un cedro puede crecer hasta una altura de 37 metros y tener un tronco con una circunferencia de poco más de 14 metros. Sus ramas se extienden bastante horizontalmente en capas y pueden proyectarse desde el árbol por unos 15 metros, de modo que las ramas de un árbol pueden tener una circunferencia de aproximadamente 91 metros. Produce conos de color canela de unos diez centímetros de largo y agujas vueltas hacia arriba de 13 milímetros. También produce amentos cubiertos de pelusa de unos cinco centímetros de largo.

La madera del cedro es fragante, tiene un tono que tira a rojo, está notablemente libre de nudos y adquiere gran lustre cuando se le pule. Es ideal para muebles finos. Debido a su elevado contenido de resina, no se pudre fácilmente y no la tocan fácilmente los insectos. Evidentemente la fuerza de la madera del cedro se debe a que estos cedros crecen en tan fragosa gran altura. Esto parece confirmarse por el hecho de que retoños de cedros que han sido trasplantados a parques de Inglaterra tienen madera muy inferior. Debido a su fuerza y belleza, los constructores antiguos la usaban para vigas, columnas, canceles y chapa así como para mástiles de barcos.—1 Rey. 6:9-20; 7:2-12.

De interés particular para los cristianos es el uso figurativo de los cedros del Líbano en la Biblia. Por su altura, a estos cedros se les usa como símbolos de los arrogantes, elevados y poderosos de este mundo que habrán de ser derribados por Jehová Dios. (Isa. 2:13; Jer. 22:23; Eze. 31:2, 3; Amós 2:9; Zac. 11:1, 2) Se subraya la fuerza de los cedros del Líbano cuando se les usa para mostrar lo poderosa que es la voz de Jehová: “La voz de Jehová es poderosa; la voz de Jehová es espléndida. La voz de Jehová está quebrando los cedros; sí, Jehová hace pedazos los cedros del Líbano, y los hace brincar como un becerro.”—Sal. 29:4-6.

Por otra parte, el resultado de la bendición de Jehová sobre el justo hace que se le compare con el cedro firmemente arraigado: “El justo mismo florecerá como lo hace una palmera; como lo hace el cedro en el Líbano, él crecerá y se hará grande.” (Sal. 92:12) Cuando el espíritu de Dios vino sobre Balaam para que bendijera a Israel, Balaam declaró: “¡Cuán bien parecidas son tus tiendas, oh Jacob, tus tabernáculos, oh Israel! . . . como cedros junto a las aguas.” (Núm. 24:5, 6) Al Mesías, el Hijo de Dios, también se le representa como un cedro plantado por Dios mismo.—Eze. 17:22.

Hoy los cedros que crecen en el Líbano subrayan la exactitud del registro bíblico acerca de estos árboles. Y ese registro nos asegura que los gobernantes de este mundo, aunque majestuosos, elevados y poderosos como los cedros, serán derribados por la poderosa voz de Jehová Dios. Estas referencias también son una seguridad de que al seguir un derrotero de justicia los siervos de Dios serán como el cedro: fuertes, durables, majestuosos, resistentes a las tensiones de su ambiente. Sí, tal como el que los cedros tengan que aguantar un ambiente de gran altura fragosa ayuda a dar razón de su fuerza, así los cristianos al aguantar tribulación se hacen fuertes para adquirir una “condición aprobada” y una esperanza firme.—Rom. 5:3-5.

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