‘¿Quién es el esclavo fiel y discreto?’
◆ Justamente tres días antes de su muerte, Jesucristo dio a sus apóstoles una profecía de cosas que tendrían lugar después de su muerte y resurrección, hasta la conclusión del inicuo sistema de cosas de este mundo. Las palabras de Jesús revelaron que durante todo este largo período de tiempo habría un “esclavo fiel y discreto” que estaría dando a la casa de Dios “su alimento a su debido tiempo.”—Mat. 24:45.
¿Cómo podemos identificar a este “esclavo”? Tenemos que mirar atrás a las palabras de Dios a su antigua nación de Israel, a la cual Dios dijo: “Ustedes son mis testigos, . . . aun mi siervo a quien he escogido.” (Isa. 43:10) De modo que Israel como nación fue designada aquí como “siervo” o ‘esclavo’ de Dios.
Sin embargo, el apóstol Pablo indicó que, para entonces, el Israel natural ya no constituía el “siervo” de Dios. ¿Por qué? Porque aquella nación había rechazado a Cristo, y solo un resto de judíos había ejercido fe en él. Pablo escribió: “Porque no es judío el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Mas es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito.”—Rom. 2:28, 29.
Por consiguiente el ‘siervo’ o “esclavo” que Jesús predijo tienen que ser los miembros del Israel espiritual en la Tierra... no una persona individual, sino una agrupación o cuerpo. Ellos por lo tanto serían los coherederos engendrados por espíritu con Jesucristo, que habrán de participar como reyes con Cristo en su reino celestial durante un reinado de mil años sobre la Tierra. (Rev. 5:9, 10; 20:4-6) Su deber mientras están en la Tierra ha sido el de diseminar alimento espiritual entre los miembros de la casa de Dios, especialmente encargándose de que estén equipados espiritualmente para arrostrar las cuestiones que se les presentan de vez en cuando.