¿Por qué puede el amor ‘soportar todas las cosas’?
TENÍAN un matrimonio feliz, y su negocio prosperaba. Pero, sobre todo, eran cristianos plenamente dedicados. Por 25 años compartieron una gran variedad de experiencias gozosas. Entonces, cierto día, el esposo experimentó un ataque de parálisis. Por 20 años siguió viviendo, mientras continuamente aumentaba su incapacidad, hasta que finalmente la muerte intervino y alivió a su devota esposa de la carga que esto representaba. ¿Qué la capacitó para atenderlo tiernamente, sin quejas, aunque esto significó que nunca pudo tener una buena noche de reposo? Fue el amor que le tenía. “¡Era un esposo tan excelente y amoroso!,” dice ella cuando se le pregunta acerca de él. Sí, ella dio prueba de que estas palabras inspiradas son verdaderas: “El amor . . . todas las cosas las soporta.”—1 Cor. 13:4, 7.
A veces la vida sí trae consigo cosas difíciles de soportar. Diariamente leemos acerca de personas que han llegado a la conclusión de que la carga que llevan es demasiado pesada, o vemos a personas que se sienten así. Por sentir que llevan una carga excesiva, los jóvenes abandonan la escuela, la gente renuncia a sus empleos, los casados abandonan al cónyuge u obtienen un divorcio, y algunas personas hasta llegan al extremo de cometer suicidio. ¿Por qué les ha parecido a estas personas que no pueden soportar las cosas? En vista de las palabras inspiradas, bien pudiéramos concluir que esto se ha debido a falta de amor. Si el amor hubiera estado allí, hubiera ‘soportado todas las cosas.’ O, según otras traducciones vierten esas palabras del apóstol Pablo: “El amor. . . aguanta siempre.” “El amor todo lo tolera.”
¿Qué clase de amor es el que “todo lo tolera”? ¿Puede hacer esto cualquier clase de amor, mientras sea “amor”? ¿Qué hay del amor en la forma de afecto especial para otra persona? Quizás a veces este amor tolere toda clase de trato, porque la Biblia nos dice que el patriarca Jacob sirvió durante muchos años por Raquel, el objeto de sus afectos, y a él aquello le pareció solo unos cuantos años. Además, el trabajo que él tuvo que hacer, de pastoreo, estaba lleno de todo tipo de penalidades.—Gén. 29:18-20; 31:36-42.
También, un amor fuerte entre miembros de la misma familia les hace posible soportar tratamiento severo. Los griegos llamaban storgé a esta clase de amor. Por ejemplo, Judá estuvo dispuesto a llegar a ser esclavo por vida del administrador de alimentos de Egipto para que su padre no sufriera el dolor de perder a su muy amado hijo Benjamín. (Gén. 44:18-34) El amor entre amigos que tienen muchas cosas en común, cierta clase de amor conocido como philía por los griegos, también hace que la gente pueda aguantar lo que no es agradable. ¿No fue esta clase de amor la que tuvieron uno para con el otro Jonatán y David? Ciertamente lo fue. Debido al amor que le tenía a David, Jonatán estuvo dispuesto a arriesgar hasta su vida.—1 Sam. 18:1; 20:32-34.
Por encima de todo, el amor basado en principios, llamado agape por los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas, capacita a uno para soportar todas las cosas. Ese amor ha hecho que el gran Creador, Jehová Dios, sea tan paciente, haya ejercido tan grande paciencia, para con sus hijos humanos imperfectos y descarriados. (2 Ped. 3:9, 15) También le permitió a Jesús soportar todas las cosas que tuvo que aguantar de sus enemigos, así como soportar las faltas de sus discípulos. Finalmente, en expresión de su amor, Jesús entregó su vida por otros.—Juan 15:13.
El apóstol Pablo fue un sobresaliente ejemplo de un ser humano imperfecto que, sin rendirse, ‘siempre aguantó’ y pudo ‘tolerarlo todo,’ fuera cual fuera el trato que se le dio. El amor que sentía para sus compañeros cristianos era comparable al de una madre que estuviera amamantando, para la cual sus hijos son preciosos, y al de un padre que se interesa en sus hijos. (1 Tes. 2:7, 11) ¡Y mire todo lo que soportó! En verdad, su amor ‘podía soportar y aguantar todo.’ Vez tras vez lo golpearon, se halló en toda clase de peligro, la pasó sin alimentos, experimentó noches en vela y muchas veces sufrió muchas otras cosas... todo por amor a su Dios Jehová y a sus congéneres humanos.—2 Corintios 11:23-33.
¿Por qué puede este amor agape resistir toda clase de tratamiento? Una razón es que se interesa altruistamente en el bienestar de otras personas. Esto está bien ilustrado por el amor que le tiene a su hijo la madre que cría. ¡Qué exasperante puede ser un bebé!
¿Y no muestran amor hoy día los superintendentes cristianos al soportar las debilidades y faltas de otros? El amor les permite a estos superintendentes instruir con apacibilidad hasta a los que no están favorablemente dispuestos.—2 Tim. 2:24, 25.
El amor también nos ayuda a ‘aguantar siempre,’ sin rendirnos. Porque tiene empatía, el amor nos hace posible ponernos en el lugar de los demás. El amor nos da comprensión para estar siempre listos para excusar y perdonar las debilidades y faltas de otros. El amor nos capacita para soportar los manerismos irritantes de otras personas... tales como un tono de voz áspero, ciertos ademanes o sencillamente locuacidad. Sí, amorosamente cubriremos hasta una multitud de tales idiosincrasias.—1 Ped. 4:8.
Entre otras razones por las cuales ‘el amor aguanta siempre’ está el hecho de que el amor no es orgulloso. “No se vanagloria.” (1 Cor. 13:4) El orgullo hace que uno tienda a criticar a otros, hace que uno se resienta de tener que soportar las debilidades y faltas de otros. Pero la persona humilde no es indebidamente irritable, no se preocupa en demasía por su propio bienestar e intereses. El que es humilde está dispuesto a prestar servicio a otros y gustosamente soporta con amor a las personas que tienen una conciencia débil.—Rom. 15:1, 2.
Hoy, muchos cristianos dedicados han salido hacia países extranjeros como misioneros, y otros han ido a servir donde hay gran necesidad de proclamadores de las “buenas nuevas.” Estas personas han soportado condiciones de vida inferiores, menos ingresos, indiferencia y oposición... todo debido al amor que le tienen a su prójimo. También demuestran que el amor ‘soporta todas las cosas.’ ¿Qué hay de usted?
¿Tiene usted esa clase de amor? ¿Está esforzándose usted vigorosamente por expresarlo?