Fe que transforma
En Finlandia, cierto joven casado había estado seriamente habituado a las drogas. A los 14 años de edad se había unido a una pandilla de narcómanos y se había convertido en ladrón para costearse su vicio. Debido a esto, fue a parar en la prisión. Con el tiempo, empezó a vivir con una joven que pertenecía a la misma pandilla. En 1977 ella hizo un esfuerzo por librarse del hábito de la droga, y ambos, después de leer “La Atalaya” y “¡Despertad!”, asistieron a una asamblea cristiana. La limpieza espiritual que notaron en aquella asamblea les causó una profunda impresión. Les conmovió el ver a familias que disfrutaban de felicidad, les dolió la conciencia, y se dieron cuenta de que estaban haciendo cosas incorrectas. Se empezó un estudio bíblico con ellos y ambos empezaron a asistir a las reuniones cristianas. En septiembre de 1977 la joven se separó por completo de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, y ambos también legalizaron su matrimonio. Después de eso, empezaron a participar en el servicio de predicar en el campo y compartir con otras personas el mensaje del Reino. El esposo recuerda que antes, en la asamblea de distrito de 1977, le había alentado el que un conocido de él que antes había estado encadenado al vicio de las drogas le había dado unas palmaditas en el hombro y le había dicho: ‘¿Has estado usando anfetaminas? Yo también las tomaba antes. Pero, no te preocupes; podrás librarte de ellas, tal como yo lo hice, con la ayuda de Jehová.’ El bautismo de esta joven pareja casada en la asamblea internacional de Helsinki el 15 de julio de 1978 fue un ejemplo vivo de fe victoriosa... una fe que tiene poder transformador.