Preguntas de los lectores
● La Atalaya del 1 de junio de 1980 llama a las Naciones Unidas “la octava potencia mundial.” ¿No es la potencia anglo-americana, la Séptima Potencia Mundial, la última potencia mundial?
La Organización de las Naciones Unidas, como sucesora de la antigua Liga o Sociedad de Naciones, es una “potencia mundial” en el sentido de que las naciones que la forman, su influencia y organización le dan alcance mundial.
No obstante, la combinación anglo-americana sigue ocupando una poderosa posición de dominio como la Séptima Potencia Mundial. Ni siquiera la Unión Soviética la ha superado por haber llegado a tener fuerza superior desde el punto de vista militar, político y comercial. La Biblia muestra que habrá solo siete potencias mundiales en este sentido, las cuales corresponden a las siete cabezas de la bestia salvaje. (Rev. 13:1) Hay rivalidad y competencia entre la potencia mundial anglo-americana como “rey del sur” y el socialista “rey del norte,” pero no hay nada en las Escrituras que indique que esta última potencia haya de reemplazar a la primera para llegar a ser una octava potencia mundial antes de que ambas lleguen a su fin.—Daniel 11:40-45.
Sin embargo, ambas “superpotencias” han cooperado, junto con otras naciones del mundo, con pocas excepciones, para producir y mantener en existencia la Organización de las Naciones Unidas. Esto cumple profecía en el sentido de que se dice que la bestia salvaje de color escarlata, que representa a la Organización de las Naciones Unidas, es “también ella misma . . . un octavo rey, pero proviene de los siete, y se va a la destrucción.” (Rev. 17:9-11) Esta bestia salvaje también tiene siete cabezas, las cuales corresponden a las siete potencias mundiales que han estado presentes en el escenario mundial durante los siglos pasados y hasta la actualidad. Pero la entera bestia salvaje de color escarlata, incluso sus cabezas, llega a ser como un “octavo rey,” en el sentido de que la Organización de las Naciones Unidas es un instrumento utilizado por las naciones que son miembros de ella para tratar de imponer a las naciones en conjunto una voluntad colectiva, a la misma vez que respectivamente mantienen su propia soberanía.
La Organización de las Naciones Unidas en sí no tiene mucho poder, pues ni siquiera tiene ejército, excepto cuando las naciones que son miembros toman medidas específicas para ello. En realidad existe y tiene poder gracias a las naciones que la componen. Esto es particularmente así en lo que se refiere a la potencia mundial anglo-americana que tomó la iniciativa de dar existencia primeramente a la Liga de las Naciones y luego a las Naciones Unidas. (Rev. 13:11-15) Según lo muestran las Escrituras, antes de ser destruida junto con todas las naciones que son responsables de su existencia, esta “octava” potencia mundial, con los elementos gobernantes prominentes a la delantera como los “diez cuernos” de la bestia, se volverá contra “Babilonia la Grande,” el imperio mundial de la religión falsa, y la destruirá.—Rev. 17:12-18.
● ¿Cuándo acontece la “revelación de los hijos de Dios,” como se menciona en Romanos 8:19, y con qué propósito?
Cuando Pablo menciona la “gloria que va a ser revelada en nosotros,” refiriéndose a sí mismo y a otros “hijos de Dios” ungidos, obviamente está hablando de la gloria que les llega cuando son resucitados a la vida celestial. (Rom. 8:18) No obstante, no es sino hasta que estos “hijos de Dios” glorificados empiezan a desempeñar sus deberes a favor de los humanos en la Tierra que estos súbditos terrestres del reino empiezan a experimentar la “revelación de los hijos de Dios.”
Pablo habla acerca de la “expectativa ansiosa de la creación” que “aguarda la revelación de los hijos de Dios.” Por lo tanto, a través de los siglos hombres de fe han anhelado el tiempo de la “revelación” de éstos, sabiendo que resultaría en alivio. En Har-Magedón habrá “alivio . . . al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles,” pues él va a pagar con “tribulación a los que . . . causan tribulación” a los adoradores de Dios. Esto significará destrucción para estos perseguidores y opositores. (2 Tes. 1:6-10) Revelación 2:26, 27 muestra que los ungidos resucitados, como parte de la “descendencia” de la organización celestial de Dios semejante a esposa, estarán asociados con Jesucristo en efectuar esta destrucción de los inicuos. (Gén. 3:15; Gál. 3:16, 29; Rev. 16:14, 16; 19:11-21) Después de esto, el Diablo y sus demonios serán abismados. (Rev. 20:1-3) Una vez que los opositores, tanto espirituales como humanos, hayan sido eliminados, habrá alivio inmensurable de la opresión, de la tentación y de la propaganda engañadora. Es entonces cuando se ha realizado la revelación de los hijos de Dios por tanto tiempo anhelada, y la “grande muchedumbre” de humanos que sobrevivan a la “grande tribulación” se regocijará debido a esta revelación.
Pablo muestra que el asunto envuelve más que solamente el eliminar a los opresores. Con relación a la “revelación de los hijos de Dios,” él dijo que “la creación misma también será libertada de la esclavitud, a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” (Rom. 8:21) Los súbditos terrestres del Reino empezarán a experimentar liberación de los efectos del pecado y la muerte cuando el Señor Jesucristo y sus coherederos ungidos en los cielos comiencen a administrar los beneficios del sacrificio de rescate durante el reinado de mil años. Para el final de ese reinado de mil años, Jesús junto con los reyes y sacerdotes asociados con él habrán ayudado a todos los súbditos terrestres obedientes a alcanzar la perfección. Se escribirán en el “libro de la vida” los nombres de las personas que sigan fieles a Dios durante la prueba que impondrán el Diablo y sus demonios al ser soltados. (Rev. 20:12-15) Entonces estas personas disfrutarán por completo de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios.” (Rom. 8:19-22) Así se cumple el gran propósito de la “revelación de los hijos de Dios.”