Maneras ingeniosas de llenar las arcas
NO ES nada nuevo que se pronuncien sermones desde el púlpito para pedir dinero. Pero, parece que la inflación y el que los feligreses estén controlando estrictamente sus desembolsos está afectando tan severamente a las iglesias que por todas partes los clérigos están haciendo esfuerzos por hallar nuevas maneras de llenar las arcas. He aquí unas cuantas de las más nuevas.
Al sentirse muy apremiada por la labor y el gasto envueltos en enviar 1.600 sobres para contribuciones cada semana, una iglesia católica de Dubuque, Iowa, hizo arreglos para que los feligreses pudieran pedir que el banco donde tuvieran una cuenta corriente descontara con regularidad cierta suma de dinero de ésta y la enviara a la iglesia. Para aquellos que tal vez se sienten incómodos de no echar nada en las cestas de colectas durante los servicios, la iglesia provee tarjetas plásticas que dicen que ellos contribuyeron mediante el banco. Se pueden echar éstas en las cestas.
Cierto clérigo de Phoenix, Arizona, envió esta intrigante carta a todos los que estaban en su lista de direcciones: “¿Está usted o uno de sus seres queridos siendo perturbado por el diablo? Dios me ha mostrado cómo impedir que el diablo los perturbe. He preparado un aviso que dice: “Se ruega no molestar,” que tiene escrito el Salmo 91 para que usted lo use como protección contra el diablo que le está molestando. Pruebe a Dios AHORA con una ofrenda de por lo menos 20 dólares.” Para mantener las cosas sencillas, las instrucciones dicen: “Llene la hoja de oración adjunta con el aviso que dice “Se ruega no molestar” y devuélvamela hoy. ... Voy a colgar su aviso que dice “Se ruega no molestar” en la puerta de mi Jardín de Oración Milagroso por 7 días y 7 noches. Entonces se lo devolveré como recordatorio de que el diablo está derrotado y no puede perturbarle. No espere más tiempo ... con su ofrenda de 20 dólares.”
Una prestigiosa iglesia Bautista de Dallas, Texas, se enfrenta a una grave crisis financiera. Tiene una deuda de 10,3 millones de dólares relacionada con cuatro edificios de su propiedad en el centro de la ciudad. Para “liberar a la iglesia de la sangría que representa el pagar 1,4 millones de dólares al año en intereses,” el ministro instó a los miembros a que ayudaran a pagar un edificio de estacionamiento donde pueden aparcar 1.100 vehículos y que costó 7,5 millones de dólares. “El aparcamiento se hace cada vez más necesario, dijo el ministro en un emotivo “llamamiento de liberación.” “Este edificio es una bendición de Dios. ... Adquiera un sitio de aparcar por 7.000 dólares y pague por él. Algunos adquirirán varios, otros solo una parte. Dé cualquier cantidad de dinero con tal que lo que dé sea un sacrificio.”
Los miembros de una iglesia Anglicana de Nairobi, Kenia, se escandalizaron cuando el ministro de ellos les dijo que ya no se aceptaban donaciones en monedas de cobre. Insistió en que fueran de plata. En un sermón que dio, el ministro informó a la congregación que se había decidido que ningún cristiano verdadero debería ofrendar monedas de cobre a Dios.—Compare con Lucas 21:1-4.
Qué diferentes son todos estos proyectos lucrativos de lo que el apóstol Pablo dijo a la congregación cristiana del primer siglo de Corinto, Grecia: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Corintios 9:7.